Unos 50.000 euros diarios era el botín que obtenía la mafia georgiana en los robos que cometían en Madrid y que ha sido desmantelada por la juez Carmen Lamela y la fiscalía Anticorrupción. Con estos arrestos se ha evitado que esta organización llevara a cabo la campaña de Navidad en la que los expertos calculan que serían los responsables del 80 % de los robos en la comunidad de Madrid. Durante el año y medio que llevaban operando en la región estaban detrás del 60 % de los robos y ahora esta cifra se ha reducido hasta el 20%, según fuentes de la investigación.

La fiscalía solicitó la detención de 80 personas acusadas de los delitos de organización criminal, blanqueo de capitales, robos con fuerza, tenencia ilícita de armas, falsedad, receptación y contra la salud pública. Esta trama operaba en España, Italia y Francia. La que actuaba en nuestro país estaba integrada por ciudadanos georgianos y se dedicaba a robar en casas habitadas que eran previamente vigiladas para averiguar los horarios en los que sus inquilinos estaban fuera para acceder a las mismas. Y contaba con sofisticadas herramientas para abrir las puertas de las viviendas hasta el punto de que en ocasiones los inquilinos no se percataban de que habían entrado los ladrones.

Estructura jerarquizada

La organización funcionaba con una estructura jerarquizada. Al frente se encontraba un ladrón de la ley que supervisaba el trabajo de los dos encargados de controlar a las nueve células que cometían los robos. Estas células estaban integradas por seis o cuatro miembros que se sustituían entre sí durante el tiempo en que duraban los arrestos de los que eran detenidos, ya que al ser robos sin fuerza salían en libertad tras su paso por el juez.

Asimismo, contaban con una caja común, llamada Obschak que se usaba para ayudar a los que están presos y para comprar el material para cometer los robos. Con este dinero se pagaba también el alquiler de coches y de viviendas, pero el grueso del dinero se enviaba a Georgia. Los arrestados eran titulares de numerosas cuentas bancarias y el dinero lo sacaban vendiendo las joyas y el dinero que robaban. Además, este grupo usaba identidades falsas que eran cedidas por miembros de la red que contaba con un grupo de falsificación.