Paul Manafort, ex jefe de campaña del presidente Donald Trump, se ha entregado el lunes al FBI como consecuencia de las investigaciones del fiscal especial del Rusiagate (trama rusa), Robert Mueller. Rick Gates, que fue socio de Manafort, también se ha presentado ante el FBI. Están formulados 12 cargos contra ellos, incluido "conspiración contra Estados Unidos", lavado de dinero, falso testimonio, y por actuar como agentes al servicio de un gobierno extranjero. Son los dos primeros implicados en esta trama acusados por el gran jurado.

Por otro lado, se ha conocido la declaración de uno de los primeros asesores de política exterior de Trump en la campaña electoral, George Papadopoulos, que reconoció en julio haber mentido al FBI sobre su contacto con un profesor ruso que estaba vinculado al Kremlin, según fuentes de la Fiscalía citadas por The New York Times. Desde entonces colabora con el FBI.

El viernes un gran jurado federal aprobó las primeras acusaciones de esta investigación sobre la posible vinculación entre la campaña del candidato republicano y el espionaje ruso. Paul Manafort, ex asesor de Trump, fue uno de los asistentes a la reunión en la torre Trump, en junio de 2016 con una abogada vinculada al Kremlin, Natalia Veselnitskaya. También acudieron el hijo de Trump, Donlad Jr. y su yerno, Jared Kushner. Al primogénito de Trump le habrían prometido "porquería" sobre la rival demócrata, Hillary Clinton.

Manafort dejó la campaña cuando se descubrió su relación con grupos prorrusos en Ucrania, a quienes habría asesorando sin haberlo notificado a las autoridades estadounidenses. Ha estado bajo investigación por violaciones a la ley federal de impuestos, lavado de dinero y favores a gobiernos extranjeros.

En la acusación, Mueller asegura que el jefe de la campaña de Trump lavó más de 18 millones de dólares en EEUU. "Usó su dinero escondido en el extranjero para llevar un estilo de vida de lujo en EEUU sin pagar impuestos", se lee en la acusación, según informa Univision. Manafort y su socio Gates fueron consultores políticos de gobiernos extranjeros entre 2006 y 2015, lo que les reportó decenas de millones que depositaron en cuentas en Seychelles, San Vicente y las Granadinas.

El texto confirma cómo actuaron al servicio del Partido de las Regiones, que lideraba Victor Yanukovich, presidente de 2010 a 2014, y no se registraron como agentes del gobierno de Ucrania. Fue en junio pasado cuando reconoció que su empresa, DMP International, había recibido entre 2012 y 2014 más de 17 millones de dólares del Partido de las Regiones, una formación prorrusa que estuvo en el gobierno de Ucrania, y se registró como agente en el Departamento de Justicia.

Antes de que se conocieran estos cargos, el presidente de EEUU, Donald Trump, se puso a la defensiva y se dijo víctima de una "caza de brujas", a la vez que acusaba a Hillary Clinton y a los demócratas de juego sucio en la campaña. "Clinton y los demócratas son culpables y los hechos hablan por sí mismos. ¡Hagan algo!", tuiteó el presidente.  Estaba claro que sentía que las revelaciones de Mueller, que fue 13 años director del FBI, le iban a causar un quebradero de cabeza.

Justo después de revelarse los cargos contra Manafort, el presidente Trump volvió a expresarse en su red social favorita para aclarar que las acusaciones contra su ex asesor eran sobre actividades previas a la campaña presidencial, no hay colusión, y que no entendía por qué el foco no está en la "criminal Hillary y los demócratas".

En cuanto a Papadopoulos admitió que, al contrario de lo que había dicho al FBI en enero, efectivamente había tenido contacto con un profesor ruso, que estaba en relación con funcionarios del gobierno ruso. Papadopoulos reconoció que había conversado con el académico cuando ya era asesor de Trump.

De hecho, el profesor se había interesado en Papadopoulos "por su estatus en la campaña", según la documentación a la que tenido acceso The New York Times. Más aún, Papadopoulos habría confesado que un "intermediario del Kremlin" ofreció a la campaña "miles de correos de Clinton". Ahí está el meollo de la cuestión. En este caso sí habría relación de Rusia con la campaña presidencial.

Probablemente por temor a lo que se iba a revelar tanto Trump como su cadena favorita de noticias, Fox News, llevan días aireando sospechas sobre Clinton y su entorno. Según Trump, en lugar de "la falsa confabulación Trump/Rusia, que no existe", se debería averiguar qué pasó en el "pacto del uranio" con Moscú.

Se refiere a un acuerdo de la Administración Obama de 2010 según el cual una empresa rusa se benefició del 20% de la extracción de uranio de EEUU para favorecer intereses económicos de Hillary Clinton. También recuerda estos días "el falso dossier", un informe que habría realizado un agente británico sobre negocios y vida privada de Trump que se iba a usar como chantaje. Primero lo habrían encargado conservadores pero lo acabaría financiando el entorno de Clinton. Al parecer también está en manos del fiscal Mueller.

El fiscal especial, Robert Mueller, se hizo cargo de la investigación sobre la trama rusa en  mayo de 2017. El caso se había abierto en plena campaña y lo llevaba el director del FBI, James Comey, de quien el presidente Trump terminó deshaciéndose. El fiscal general Jeff Sessions tuvo que apartarse del caso porque reconoció que había mantenido contactos con el embajador ruso cando participó en la campaña de Trump. Por ello fue desginado Robert Mueller, de inatachable trayectoria, para seguir el caso.

Justo antes de estas primeras revelaciones sobre la investigación del Rusiagate, Trump vio el domingo cómo su popularidad ha caído en picado, y su aprobación apenas llega al 38% y la reprobación es del 58%, cuando aún no ha cumplido un año de mandato.