“Nadie cree en estos diablos con sotanas que han venido a llamar al enfrentamiento entre venezolanos, a la guerra civil”. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha arremetido en este tono contra la Iglesia del país, que es hoy en día en la institución que ejerce la crítica al régimen chavista de forma más contundente. La Iglesia de Venezuela planta cara a Maduro sin temor y con una unidad ejemplar para la oposición. La diplomacia vaticana tiene otro tono, aunque empiezan a escuchar más a los religiosos locales.

La lectura de los comunicados de la Conferencia Episcopal de Venezuela sorprende por su claridad. En estos primeros 20 días del año ha difundido tres textos fundamentales. El último, del 18 de enero, encabezado por las palabras del Papa Francisco “la vida humana es siempre sagrada, válida e inviolable”, se refiere al operativo en el que las fuerzas militares dieron caza y muerte al piloto Óscar Pérez y otras seis personas.

En este texto se lee que la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia denuncia “la horrible masacre evidenciada en las ejecuciones extrajudiciales y muertes de civiles perpetradas por fuerzas militares el 15 de enero de 2018 en la que perdieron la vida un grupo de personas en la búsqueda de Óscar Pérez”.

Se refieren al audio y al vídeo difundido en las redes en los que se constata que ofrecieron rendirse pero no fueron escuchados. El ex inspector de policía, considerado enemigo número uno por el régimen tras sublevarse en junio pasado, grabó cómo las fuerzas militares les cercaban en El Junquito, un barrio de Caracas, y les acribillaban con un lanzagranadas, pese a que dejaron de ofrecer resistencia. Maduro les acusó de estar preparando un atentado.

La Iglesia de Venezuela ha tomado partido sin importarles los ataques sistemáticos y ofensas del chavismo", dice Thays Peñalver

La columnista y abogada Thays Peñalver confirma cómo “la Iglesia católica en Venezuela ha tomado partido sin importarles los ataques sistemáticos y ofensas del chavismo, primero de Chávez y ahora de Maduro”, señala la autora de La conspiración de los 12 golpes. En relación con lo sucedido con el ex inspector Óscar Pérez y otras seis personas, Peñalver remarca cómo “la Iglesia habla de masacre sin titubeos mientras que los políticos no se han atrevido”.

El rector de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) de Caracas, Francisco José Virtuoso, asegura que "la Iglesia católica en Venezuela, está comprometida con un cambio a fondo de la realidad venezolana, un cambio social integral, porque se trata de reconstruir la sociedad en todos los ámbitos de la vida. Se busca un cambio que se produzca con la participación activa de la ciudadanía, mediante métodos democráticos".

También los obispos han cerrado filas frente a las amenazas del presidente Maduro de aplicar la Ley contra el Odio a dos de los suyos, el obispo de San Felipe, Víctor Hugo Basabe, y el arzobispo de Barquisimeto, Antonio López Castillo. Su delito, según el chavismo, sería sembrar la discordia y buscar la confrontación al referirse en sus homilías a la penuria que vive el país.

El Día de la Divina Pastora, el 14 de enero, una fecha simbólica en la que se congregan cientos de miles de fieles, Monseñor Basabe aludió en Barquisimeto “a la peste de la corrupción política que ha conducido a Venezuela a la ruina moral, económica y social”. Sobre los que se ven obligados a marcharse del país, dijo también: “Si alguien tiene que irse, es quien es responsable de este desastre al que nos han conducido”. El arzobispo López Castillo exclamó en la procesión multitudinaria a su salida de Santa Rosa: “Queremos comida. ¡Abajo los corruptos!”.

La Conferencia Episcopal de Venezuela ha reaccionado con unanimidad al remarcar que “la Ley contra el Odio y la Intolerancia está concebida para aplicarla y criminalizar a todo aquel que cause malestar al gobierno y a sus postulados”. Según el profesor de Ciencia Política y consultor José V. Carrasquero, “la Ley contra el Odio muestra cómo Maduro está dispuesto a todo, ya sea matar a un opositor o encarcelar a un sacerdote. Los obispos están en el punto de mira”.

Según el rector de la UCAB, lo que han hecho los padres Basabe y López Castillo es "denunciar con hechos irrebatibles la terrible realidad social y política que vive el país". Afirma el rector que "la política oficial del chavismo se ha caracterizado desde sus inicios por el insulto, la amenaza y la descalificación... Lo que se busca es generar miedo no sólo entre sectores de Iglesia y sus obispos, sino en toda la población disidente. No se si se atreverán a cumplir sus amenazas pero en este momento no me extrañaría que se atrevieran".

Sin embargo, lo cierto es que Maduro difícilmente podría justificar un ataque de esas características a la Iglesia. Especialmente ahora que la presión internacional crece enteros y la mesa de diálogo, en la que se maneja que las presidenciales sean el segundo semestre del año, vuelve a quedarse en el aire después de que el gobierno acusara a un miembro de la oposición de darles el paradero de Óscar Pérez.

La muerte retransmitida en directo por el propio sublevado, ejecutado mientras se rendía, ha hecho a Maduro merecedor del apelativo de Der Schlächter (El Carnicero) en la web del semanario Der Spiegel.

El último eslabón de la presión internacional lo va a dar la Unión Europea el lunes, cuando anuncie oficialmente la aplicación de sanciones a siete dirigentes chavistas, entre ellos, Diosdado Cabello, número dos del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela, y el ministro del Interior, Néstor Reverol. Congelarán sus activos y tendrán prohibida la entrada en territorio comunitario.

La UE sigue con esta decisión a EEUU y Canadá en una línea de acción, que defendía esta semana en Madrid, el ex presidente español Felipe González, quien también elogiaba el coraje demostrado por la Iglesia de Venezuela.

El diplomático venezolano Fernando Gerbasi se refiere a los “planteamientos profundos desde el punto de vista político” de los comunicados de los obispos venezolanos, que hablan de “la destrucción del aparato productivo, el uso político de la dependencia alimentaria de los ciudadanos, o a una renovada agenda de diálogo”.

Gerbasi afirma que algunos recuerdan la carta pastoral de Monseñor Arias, que alentó a la juventud a rebelarse cuando cayó Pérez Jiménez. “La Iglesia asume un papel que la oposición no defiende con esa fuerza”, agrega.

Ayuda a la Iglesia saber que cuenta con la confianza de la población venezolana. Según el último Latinobarómetro, es la institución en la que confían más los ciudadanos. Su apoyo supera el 70%. Se calcula que un 92% de los venezolanos son católicos, si bien practicantes serían menos del 70%. Al contrario de lo que ocurre en otras latitudes americanas, la Iglesia no se ha identificado con las clases altas pues perdió sus bienes en el último tercio del siglo XIX. En los primeros tiempos del chavismo, hubo cierta ambigüedad.

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“La Iglesia de Venezuela es de las pocas instituciones que puede presentarse con la cara limpia. Va a tener un gran papel en la transición. El país está desmoralizado. Va a necesitar una reacción espiritual profunda”, señala el padre Mikel de Viana, profesor en la Universidad de Deusto.

De origen vasco, nacido en Venezuela, el padre De Viana tuvo que salir de Venezuela hace 12 años por sus críticas al chavismo. “Estaba amenazado y el gobierno había dado luz verde para inculparme por conspiración. ‘Salga mejor ayer que mañana’, me dijeron”, recuerda De Viana, doctor en Teología y Filosofía.

Hay que generar confianza social con el fin de recuperar la credibilidad. Se trata de valores y la Iglesia sabe de esto", dice De Viana

Según De Viana, la Iglesia puede desempeñar un papel fundamental en la construcción de una nueva Venezuela. “Hay que convencer a los venezolanos de abandonar la condición rentista y desarrollar la productividad; en segundo lugar, se debe reinstitucionalizar el país y sanear el proceso corrompido por intereses particulares, y a su vez hay que generar confianza social con el fin de recuperar la credibilidad. Se trata de valores y la Iglesia sabe de esto”, afirma convencido.

En su primer mensaje del año, la Conferencia Episcopal de Venezuela citaba la reciente alocución al cuerpo diplomático del Papa Francisco, a quien muchos han reprochado su tibieza con el gobierno del presidente Maduro. “Pienso especialmente en la querida Venezuela, que está atravesando una crisis política y humanitaria, cada vez más dramática y sin precedentes…”, dijo el Pontífice. Los obispos venezolanos lanzan así el mensaje al régimen de que cuentan con el respaldo del Vaticano.

Thays Peñalver recuerda cómo en el primer diálogo entre gobierno y oposición, en noviembre de 2016, “sembró dudas” el hecho que hubiera un garante representando al Papa. En posteriores conversaciones una directiva de la Conferencia Episcopal obtuvo su respaldo. “A partir de ese momento los obispos hablan con absoluta franqueza porque saben que cuentan con la bendición papal”, añade la autora venezolana.

Roma se sintió estafada en las negociaciones en las que participó y por eso se dio de baja", declara Montaner

Según Carlos Alberto Montaner, columnista y autor experto en América Latina, "el Papa Francisco estaba cerca de Cristina Kirchner y eso lo acercaba (tangencialmente) a Maduro y moderaba las posiciones críticas del Vaticano. No obstante, Roma se sintió estafada en las negociaciones en las que participó y por eso se dio de baja".

El padre Virtuoso, rector de la  UCAB, está convencido de que "el Vaticano (secretario de Estado, la Nunciatura en Venezuela y el Papa en cuanto que máximo representante), ha jugado un papel muy importante en la denuncia ante la comunidad internacional de la situación venezolana y en el apoyo a la Conferencia Episcopal Venezolana, que ha reiterado de muchas formas. Pero lo ha hecho sin estridencias y guardando las formas diplomáticas. Ha insistido especialmente en el diálogo, lo que no quiere decir que es lo único que hay que hacer en cuanto estrategia política para el cambio".

También recuerda cómo en la carta que el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, dirigió a gobierno y oposición el 1 de diciembre de 2016 se exigía al presidente Maduro “medidas destinadas a aliviar la grave crisis de desabastecimiento y medicinas” y se hacía referencia a marcar la ruta “de un camino electoral” y se pedía “la liberación de detenidos”.

El régimen desde entonces solo ha ganado tiempo sin atender a estas demandas. Al contrario, puso en marcha en agosto pasado la Asamblea Constituyente, que los obispos venezolanos consideran “inconstitucional e ilegítima, en su origen y en su desempeño”.

Para el popular padre José Palmar, cura de Maracaibo con 900.000 seguidores en Twitter, que sorprendió a sus feligreses a principios de este año con el anuncio de que salía del país, el Papa calla demasiado.  A propósito de su reciente viaje a América Latina, con paradas en Chile y Perú, el padre Palmar, reconocido antichavista, le lanzaba un llamamiento a través de su cuenta de Twitter: “Santo Padre, los venezolanos esperamos que… levante su voz de padre y pastor en solidaridad con el pueblo que sufre y en apoyo a la Iglesia venezolana. No nos abandone”.

De la crisis humanitaria a la que aludía el Papa en su discurso de Año Nuevo a los diplomáticos ha dado cuenta con detalle Cáritas Venezuela, muy a pesar del presidente Maduro, que prefiere obviar las cifras del hambre. En 2017 esta organización católica atendió a más de 3.000 niños por desnutrición, el doble que en 2016. “En Cáritas Venezuela ya tenemos en enero un déficit de la proteína que ofrecemos. Lo peor es que no sabemos cuándo podremos reponerla”, explicaba a los obispos la coordinadora, Susana Raffalli.

Por informes como este Maduro ha acusado a Cáritas de conspiración. “En Venezuela todo lo vinculado a la Iglesia católica está contaminado, envenenado por una visión contrarrevolucionaria y de conspiración permanente”, dijo a Jordi Évole en una entrevista  en Salvados.

El momento es crucial en Venezuela. Comienza a ser consciente de ello la comunidad internacional, que da pasos como la aplicación de sanciones a individuos y no al pueblo venezolano para aumentar la presión. Según el padre Virtuoso, la situación social es asfixiante y por ello el éxodo en 2017 ha sido masivo.

"La nota optimista es que la gran mayoría de esta sociedad, un 70% aproximadamente, decidió optar por el cambio y retirar su apoyo al actual régimen... Estamos en un año de elecciones presidenciales, si se sabe aprovechar la ocasión puede ser una gran oportunidad para el cambio político, pero es mucho el esfuerzo que los políticos y la ciudadanía tenemos que hacer. El apoyo internacional sigue siendo clave", destaca el rector.

Es una sociedad "en pleno naufragio", en palabras del jesuita Luis Ugalde a la Conferencia Episcopal de Venezuela, a la que apeló para "sacar lo mejor de sí".  Su retrato de la situación es una sacudida a las conciencias de los responsables políticos de esa deriva. “El hambre, la sed, la enfermedad, la cárcel, el exilio, la inseguridad… no son pequeños errores o accidentes de un proceso que básicamente funciona bien y da vida… Hoy en Venezuela es la política la que siembra muerte”. El desafío es que, con el tesón de su pueblo y la ayuda de la comunidad internacional, Venezuela vuelva a la vida.