El presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha sido recibido entre abucheos y banderas españolas a las puertas del Instituto Palau de Sant Andreu de la Barca (Barcelona). El centro, en el que algunos padres denunciaron un trato vejatorio de los profesores a alumnos hijos de agentes de la Guardia Civil, ha recibido hoy la visita de Torra y el vicepresidente del Govern, el republicano Pere Aragonés, que han sido recibidos con evidentes muestras de rechazo por parte de los vecinos concentrados a las puertas del instituto.

Este centro, situado junto al mayor cuartel de la Guardia Civil en Cataluña, se convirtió en centro de la polémica cuando algunos padres denunciaron el trato vejatorio a varios alumnos, a los que los profesores obligaron a identificarse como hijos de agentes de la Benemérita y recriminaron la actuación de sus padres durante el 1-O.

La visita se produce a las puertas del aniversario del 1-O, cuando el Govern multiplica los actos de recuerdo de una jornada que el presidente catalán ha defendido en sus últimas intervenciones como un "día de victoria". El propio Torra expresó recientemente su rechazo al traslado de agentes de la Policía y la Guardia Civil este mes en previsión de problemas de seguridad durante la Diada y las semanas posteriores.

Gritos de "fuera", "no eres bienvenido", o "esta es la juventud de España" han acompañado a los gritos y pitidos con los que los concentrados a las puertas del instituto han recibido a Torra, cuya visita al centro han acompañado con el himno nacional.

El independentismo en bloque, y especialmente JxCat y ERC, salieron en defensa de los profesores, a los que presentaron como víctimas de una campaña de acoso de la derecha mediática española. Los profesores recibieron también el apoyo ciego de instituciones como el Síndic de Greuges -el defensor del pueblo catalán- Rafael Ribó, que nunca llegó a reunirse con los padres denunciantes para conocer sus quejas, pero sí emitió un informe en favor de los profesores.

La defensa del "modelo de escuela catalán" se ha convertido en uno de los leitmotiv del independentismo, tras las denuncias de adoctrinamiento en las aulas realizadas por dirigentes de C's y el PP.