La tendencia hace tiempo que la marcan las encuestas. Las cuestiones de carácter identitario y las relacionadas con el “modelo de país” han perdido peso y prevalencia entre las prioridades de los vascos. El último ejemplo ha sido elocuente. Mientras todas las formaciones políticas continúan enfrascadas en pulsos ideológicos, de modelos territoriales y dialécticos en torno a cómo debe ser en nuevo encaje en el Estado de la Euskadi del futuro, la sociedad vasca no parece tener ningún interés por ello. El pasado mes de mayo el Parlamento Vasco encargó a la Sociedad de Estudios Vascos, Eusko Ikaskuntza, recabar la opinión de la sociedad vasca en forma de aportaciones para tener en cuenta en la redacción del nuevo estatuto vasco. El proceso, cuyas conclusiones se presentaron ayer, ha dejado como principal aportación que la cuestión apenas suscita interés en la ciudadanía y menos aún, implicación para intervenir en ella. En las tres sesiones que a tal fin celebró Eusko Ikaskuntza sólo participaron 127 personas.
El objetivo que se había considerado razonable para calificar de adecuada la aportación de la ciudadanía se estableció en 600 aportaciones, casi cinco veces más de lo que finalmente se ha logrado reunir. El convenio suscrito entre la Cámara de Vitoria y Eusko Ikaskuntza para llevar adelante este proceso participativo supuso un desembolso de 67.000 euros de las arcas públicas, lo que permite afirmar que cada ‘opinión’ ciudadana ha tenido un coste de algo más de 527 euros.
El Parlamento vasco ha gastado 67.000 euros en el proceso de participación, a razón de 527 euros por aportación ciudadana
La escasa movilización e implicación ciudadana para presentar aportaciones en el proceso de redacción del nuevo estatuto vasco es un reflejo más del despego que en torno a las cuestiones territoriales e identitarias se empieza a acentuar en Euskadi. El último Euskobarómetro, el sondeo semestral que elabora la Universidad del País Vasco, hecho público en mayo pasado, constataba que el modelo autonómico era el ideal para el 37% de los vascos, un porcentaje que va en aumento frente a la independencia, cuya caída llegó a alcanzar un mínimo del 19% como fórmula preferente. En mayo el porcentaje rondaba el 23%.
57 en Bilbao, 36 en San Sebastián
De igual modo el sentimiento de “tan vasco como español” ha crecido de modo importante. En el último sociómetro rondaba el 40%, nueve puntos más que sólo seis meses atrás. Quienes se declaraban solo vascos representaban el 28%, con un descenso de siete puntos. La situación política hace tiempo que dejó de ser una de las principales preocupaciones para la mayoría de la sociedad vasca. El sondeo de la UPV reflejaba que sólo uno de cada cuatro vascos cita esta cuestión cono una de sus tres principales prioridades. En otro sondeo, el elaborado por la Universidad de Deusto, la relación de Euskadi con el Estado figuraba como la prioridad número decimocuarta.
Los responsables del proceso participativo encargado por el Parlamento Vasco aseguran que la baja participación responde más a cuestiones de organización de los mecanismos y a la escasa promoción de los mismos. La fórmula elegida fueron foros presenciales celebrados en las tres capitales vascas donde los ciudadanos que lo desearon pudieron hacer aportaciones para ser tenidas en cuenta en el proceso de redacción ahora en marcha. Así, en la jornada celebrada en la principal capital vasca, Bilbao, apenas participaron 57 personas, en el llevado a cabo en la capital guipuzcoana 36 y en Vitoria 22 personas.
El sentimiento identitario y la situación política del País Vasco han descendido de modo acentuado en la lista de prioridades de los vascos
La aprobación de un documento que permita sustituir y actualizar el Estatuto de Gernika de 1979 es uno de los ejes de la actual legislatura política en el Parlamento de Vitoria. Ya lo fue la pasada legislatura, cuya ponencia se saldó con un escaso resultado. Su trabajo se basó en la escucha de expertos en la misma y en un intento, con poco éxito, por fraguar grandes acuerdos entre los partidos. En este mandato los trabajos de la ponencia han abordado la fase más delicada, la de la redacción de un primer borrador.
La búsqueda de consensos amplios ha sido imposible. Finalmente, tan sólo PNV y EH Bildu han logrado pactar unos documentos base, con el rechazo del resto de formaciones –a excepción de lo relativo a elementos sociales, que sí ha contado con el respaldo de Podemos-. El texto de bases acordado entre nacionalistas es el que ha servido como guía para encomendar a un grupo de expertos, designado por los partidos, la redacción de un texto articulado. Se les ha concedido un plazo de ocho meses, con lo que su presentación se retrasaría más allá de las próximas elecciones municipales y forales de mayo.
Fractura interna
En él deberían ser tenidas en cuenta las aportaciones de la ciudadanía, si bien su escasa representatividad ha rebajado su peso. Desde Eusko Ikaskuntza se han mostrado partidarios de continuar con el proceso y activar un plan que permita y facilite una mayor aportación de la ciudadanía y que éste pueda ser tenida en cuenta para dar forma a un estatuto llamado a fijar la relación entre el País Vasco y España.
Las formaciones nacionalistas defienden que los principios pactados entre PNV y EH Bildu deben respetarse. En ellos se defiende que la relación entre España y Euskadi sea “de igual a igual” mediante mecanismos con el de un Estado confederal y se incorpora el derecho a decidir del Pueblo vasco. También se incluye que el País Vasco tenga sus propias estructuras en ámbitos como el de la Justicia o la Seguridad Social o que la Euskadi futura pueda establecer vías para diferencia la “nacionalidad” vasca y la “ciudadanía” vasca.
La redacción del nuevo estatuto vasco ha evidenciado una fractura interna en el PNV y entre los nacionalistas y el resto de partidos
Precisamente, la falta de acuerdos trasversales evidenció, durante al pasado Pleno de Política General no sólo una fractura entre PNV-Bildu y el resto de formaciones, sino también en el seno del propio Partido Nacionalistas Vasco. Así, el lehendakari Iñigo Urkullu tildó de “estrepitoso fracaso” plantear la posibilidad de que el futuro estatuto vasco pueda salir adelante sólo con el apoyo de partidos nacionalistas. Su apelación constante a la búsqueda de amplios consensos en esta cuestión en aras a su viabilidad, choca con la defensa que el sector más soberanista del PNV, liderado por Joseba Egibar –portavoz del PNV en el Parlamento Vasco- hace del acuerdo cerrado con la izquierda abertzale.
El presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, exigió ayer al PNV que rompa ese acuerdo con EH Bildu y reinicie un proceso de negociación en materia de autogobierno que busque incorporar a todas las sensibilidades. Alonso condicionó cualquier diálogo con el PNV, tanto en materia presupuestaria o de otro tipo, a esa rectificación.
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