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Un año de 'encierros' que han transformado Navarra

En vísperas de los 'Sanfermines' la Comunidad foral ha vivido una profunda transformación política e institucional, así como la culminación del caso de 'La Manada' que conmocionó a la sociedad navarra.

Manifestación en Pamplona contra la sentencia de La Manada.

Manifestación en Pamplona contra la sentencia de La Manada. EFE

En Pamplona hoy se detendrá el tiempo. Lo hará a las 12.00 horas, a la señal de un chupín lanzado al cielo y tras el consabido “‘Pamploneses, pamplonesas! Gora San Fermín!”. Muchos de los que repliquen en un mar blanco y rojo ni siquiera sabrán que la capital navarra y la Comunidad foral en su conjunto hace meses que corre varios encierros. Menos aún quienes verán la escena en su televisor a miles de kilómetros de distancia en una suerte de ritual de comienzo del verano.

En Pamplona el aperitivo a los encierros que se inician mañana han sido sus ‘encierros’ políticos, judiciales e identitarios, todos con riesgos, heridos y carreras inciertas. El primero, el político, cesó ayer con un acuerdo programático para los próximos cuatro años, el segundo lo culminó el Tribunal Supremo con una contundente sentencia contra jueces y agresores del caso de ‘La Manada’ y el último, el identitario, debería finiquitarse en unas horas, al menos provisionalmente, instantes antes de abrir cavas y 'kalimotxos' en honor al santo.

Pamplona destensará emociones y músculos después de un año desde el último ‘Pobre de mi’ que ha dejado a la sociedad navarra exhausta de emociones y tensiones. La que es probablemente la fiesta más internacional de Europa arranca hoy después de un ciclo político de tensión en la conformación del Ayuntamiento de Pamplona, primero, y del aún en marcha para alumbrar un nuevo Gobierno para Navarra.

La llegada de Enrique Maya al consistorio el pasado 15 de junio cerró un ciclo de cuatro años de un gobierno municipal de EH Bildu cuyo foco se ampliaba precisamente todos los 6 de julio desde 2015. Las reivindicaciones de corte identitario, con la ikurriña izada en la balconada como máxima expresión, convirtió el chupinazo de los Sanfermines en un escaparate internacional para las reivindicaciones nacionalistas.

'Encierro' político: ikurriñas y Gobiernos. Hoy, en los ‘Sanfermines’ 2019, el pulso en torno a la ikurriña se repite. Esta vez en dirección opuesta. Cuando el subdirector de ‘La Pamplonesa’, Jesús Garisoain, prenda el cohete, sabremos quién ha ganado el último pulso por los símbolos. Esta vez Maya ha esgrimido razones de seguridad para recuperar la prohibición de introducir banderas de grandes dimensiones en la plaza del ayuntamiento durante el chupín. Para sus predecesores y sus afines no es más que un intento por vetar la ikurriña. El entorno abertzale ha convocado una hora antes, a las 11.00 horas, una marcha de apoyo a la bandera de la Comunidad Autónoma Vasca camino del inicio de las fiestas. Un paso más en la tensión que ya se vislumbró en ‘las dos Pamplonas’ que deben convivir -como hoy reconoce el propio Maya en declaraciones a El independiente’- y que se saldó con insultos y acusaciones de traición a la salida del primer edil y de la candidata del PSN, Maite Esporrín tras el pleno de investidura que desbancó a Joseba Asirón (EH Bildu).

Es el único ‘encierro’ que permanecerá vivo hasta instantes antes del comienzo de los nueve días de festejos. El que se corría hasta ayer, parará. En Pamplona no se negocia políticamente mientras las calles honran a su santo, a los toros y a la ‘Fiesta’ de Hemingway. Ayer los partidos que se comprometen a apoyar a María Chivite para llegar a la presidencia de Navarra, Geroa Bai, Podemos e I-E, dieron por terminada su labor esencial: pactar acuerdos y desencuentros en un programa de Gobierno. Y la tarea se aplaza hasta el día 15, a partir de cuando se comenzará negociar la fórmula y composición de Gobierno. Hasta entonces, todo quedará pendiente del tono de la ‘fumata’ de EH Bildu, con quien no se ha negociado y se espera que reflexione para ceder al menos tres abstenciones presidenciales a Chivite.

'Encierro' judicial: ¿El final de 'La Manada'? El ‘encierro’ que se ha cerrado en víspera del chupinazo es más serio. Ha sido el más duro, largo y doloroso. Mañana se cumplirán justo tres años desde que todo comenzó, desde que todo cambió para siempre. La brutal violación de una joven en un portal de Pamplona la noche del 7 de julio de 2016 dejó herida para siempre a una mujer y levantado clamando justicia a todo un país. Ayer el Tribunal Supremo hizo pública la sentencia contra ‘La Manada’ que eleva la condena de 9 a 15 años de prisión por un delito violación –y no por abuso sexual, como se les condenó en primera instancia- y marca la senda judicial para el futuro en este tipo de delitos.

En Pamplona nada ha vuelto a ser igual desde entonces. Tampoco las fiestas. La conciencia y sensibilización en contra de las agresiones sexuales se ha expandido desde la capital navarra a todo el país. Hoy en la Plaza del Castillo un centro de asesoramiento e información ayudará a quien lo requiera, decenas de cámaras de alta definición observarán con detenimiento y policías y agentes especializados velarán para que no se vuelva a repetir otro 7 de julio, otra ‘manada’.

'Encierro' animal: 'Sanfermines' sin toros. A quienes les costará más dejarse oír a partir de esta mañana ya clamaron ayer. Su encierro es único y se celebra siempre el mediodía del 5 de julio, un día antes del inicio de la fiesta. Comenzaron siendo algo casi exótico. Hombres y mujeres semidesnudos reclamando la abolición de los toros y los encierros en el corazón de los Sanfermines.

La primera imagen es de 2003, la última de este mismo viernes. Han pasado 16 años y los movimientos antitaurinos y animalistas, como PETA y AnimaNaturtalis preocupan cada vez más en el Consistorio. Fuentes del nuevo Ejecutivo reconocen que el apoyo a este tipo de demandas es cada vez mayor, incluso en Pamplona, donde correr delante de los toros camino de la plaza y tras subir la cuesta de Santo Domingo o superar la curva de Estafeta es el sueño de la infancia. La sensibilidad hacia los animales es cada vez mayor y las nuevas generaciones cada vez más rebajar su amor por la tradición si supone una agresión animal.

Frente al ayuntamiento, ante la mirada de turistas y vecinos, 54 hombres y mujeres escenificaron la muerte de los toros que se producirá en el acto por antonomasia de los San Fermines, la que se produce tras los encierros en una corrida en la Plaza entre charangas, bocadillos y aplausos. 16 años de encierro anual que ha logrado que la pregunta ya no parezca imposible de plantear en la capital navarra: ¿Es posible n San Fermín sin toros?

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