Tras las elecciones europeas de mayo de 2014 que vieron nacer a Podemos, la formación morada desembarcó en Bruselas con un equipo de casi 30 personas. Con el partido todavía por hacer -quedaban meses para Vistalegre I-, los cinco eurodiputados eran Pablo Iglesias, Teresa Rodríguez, Lola Sánchez, Pablo Echenique y Carlos Jiménez Villarejo, que dimitió al poco de tomar posesión del acta.

En mayo de 2019, cinco años después de aquel equipo inicial, en el Parlamento Europeo solo quedaba un asistente y de los cargos electos solo permanecía Lola Sánchez.

En estos momentos, mes y medio después de los últimos comicios europeos, no queda nadie pionero trabajando para Podemos en Bruselas. Una gran diferencia con el resto de delegaciones españolas en la capital europea, que a grandes rasgos heredan -más o menos, siempre en función de sus resultados en mayo- el esqueleto técnico de la legislatura anterior. Al igual que los idiomas, la experiencia es un grado que se valora al alza en la Eurocámara para moverse entre las 22 comisiones parlamentarias de la institución y la marejada de informes y reuniones.

Del equipo que llegó en 2014 no queda nadie, a diferencia de otros partidos

En Podemos solo cuatro asistentes bruselenses vienen de la etapa anterior, una de las cuales era becaria hasta la pasada primavera. De los cinco eurodiputados, los dos que estaban con Miguel Urbán -que repite- no continuarán, aunque una de ellas dimitió la víspera de las elecciones (sustituida por la becaria arriba mencionada); tampoco seguirán los dos asistentes del vasco Xabier Benito, ni los dos de la murciana Lola Sánchez, ni los de la asturiana Tania González. Del equipo en la capital belga de otra eurodiputada asturiana, Estefanía Torres, solo continúa la hija del politólogo Jorge Vestrynge.

Sin servicio de prensa

También se ha producido una limpieza en los equipos mancomunados: si los anteriores asistentes dependen económicamente de un eurodiputado tal y como establecen las bases de contratación del Parlamento Europeo, la figura del mancomunado depende de todos y se sufraga con aportaciones de cada europarlamentario. Así, de los cuatro empleados contratados bajo este modelo solo continuarán dos, el tesorero y la coordinadora de la delegación. La delegación europea morada está en estos momentos sin servicio de prensa y sin equipo de audiovisual.

La gran "purga" ha sido denunciada por al menos tres consultados. Otras voces matizan que ha habido salidas voluntarias. Pero la depuración de asistentes en Podemos contrasta con, por ejemplo, la mayor estabilidad laboral que hay en IU, un partido que pertenece al mismo grupo parlamentario (Grupo de la Izquierda Unitaria/Izquierda Verde Nórdica) y que ha pasado de cuatro a dos eurodiputados en esta legislatura: hasta cinco de los asistentes que ejercieron en el mandato anterior continuarán en Bruselas, de acuerdo con la web de la Eurocámara.

"Teníamos en la delegación gente que hablaba cinco idiomas, incluido chino"

Es verdad que los eurodiputados podemistas han mermado de cinco a tres (los otros dos de la lista de Unidas Podemos son de IU y el sexto obtenido el 26-M es Ernest Urtasun, que se ha ido con el grupo de Los Verdes). "Pero la limpieza que se ha hecho no tiene sentido", critican los denunciantes. "Se ha apartado a una asistente experta en Empleo, una de las dos comisiones en las que participa [la candidata de UP en las europeas, Eugenia Rodríguez] Palop; no se ha renovado a otro asistente empleo en Desarrollo (Development), comisión de la que Urbán va a ser el portavoz parlamentario".

Más bajas: la de otro asistente experto en Comercio Internacional (comisión Inta, International Trade) y buen conocedor de los tratados de libre comercio que pretende firmar la Unión Europea; y otro experto en Transportes ahora que se avecina la liberalización de los ferrocarriles. "Teníamos en la delegación gente que hablaba hasta cinco idiomas, incluido el chino, el alemán y por supuesto el inglés y el francés".

IU mantiene a muchos asesores y se coló en la disputa por la Presidencia de la Eurocámara

La ausencia de fontaneros en las instituciones comunitarias se ha notado en los primeros compases de la nueva legislatura, indican los críticos. "La delegación de IU mantiene al grueso de sus trabajadores y quizá por eso ha sido más hábil en los tejemanejes internos. Han conseguido que la eurodiputada Sira Rego fuera candidata por el grupo a la Presidencia del Parlamento Europeo", cargo que recayó en el socialista italiano David Sassolli. Ninguno de los escaños de IU repite ahora, pero sí el personal asesor.

Perfiles vinculados al aparato

Entre los nuevos asistentes que llegan a Bruselas, uno ya lo era en calidad de asistente local. Pero sin mucha experiencia aún en las lides comunitarias. Hay nuevos perfiles que son mucho más políticos que técnicos que van a ser contratados como asistentes. Idoia Villanueva, nueva eurodiputada, es responsable de Internacional de Podemos en sustitución del dimitido Pablo Bustinduy.

Igualmente Podemos enviará a Ricardo Sa Ferreira, actualmente asistente en el Congreso de los Diputados. Sa Ferreira, técnico bien considerado, declaró ante el juez como testigo en abril durante la instrucción del caso del espionaje a Podemos ya que es pareja de la ex asistente de Iglesias a la que robaron el móvil, Dina Bousselham.

Otro de los fichajes: Pablo Fernández Alarcón, compañero de la Vicepresidenta primera del Congreso Gloria Elizo. Elizo o Villanueva son perfiles más vinculados al aparato de la formación que Rodríguez Palop, quien ya habría manifestado su extrañeza por no poder contar con trabajadores diestros en áreas muy técnicas cuya labor viene de muy atrás.

Nadie comunicó nada a los cesados: ni que seguían ni que se iban

Entre los técnicos cesados hay quejas también por las formas. "La organización morada no ha comunicado de manera ni formal ni informal a ninguno de los trabajadores de los que se ha prescindido que sus contratos no serían renovados", deploran las personas consultadas. La mayoría de los asistentes venía de España.

Cada eurodiputado maneja 25.000 euros mensuales para contratar asistentes, ya sea en las oficinas de Bruselas -aunque una vez al mes viajan todos a la otra sede parlamentaria, Estrasburgo, para la sesión plenaria- o como asistentes locales.