España

PP y Cs, un amor imposible en el País Vasco

El suyo es un amor imposible. Dos ‘peticiones de mano’, dos calabazas. El centro derecha constitucionalista en Euskadi no quiere bailar agarrado. Quienes estaban dispuestos a secundar la música hace tiempo que empezaron buscar otra pareja, que aparentemente, no se parece a ninguna de las dos que parecían llamadas a entenderse. El PP pierde seguidores sin cesar, Ciudadanos no los gana de ningún modo y entretanto, el PNV, amplía el espacio de su electorado en el magma ideológico cada vez más ambicioso de los jeltzales, capaz de atraer a su izquierda y a su derecha, a nacionalistas y a quienes no lo son tanto, y que le ha permitido gozar de la mayor cuota de poder institucional de su historia.

El PP de Alfonso Alonso necesita un salvavidas. Ciudadanos, implantarse mínimamente en Euskadi. Ambos se encuentran sumidos en la debilidad. Uno con riesgo de quedar instalado en la insignificancia y el otro sin capacidad para salir de ella. Ambos comparten espectro ideológico, al menos en una parte, pero lo hacen sin voluntad de aliarse, de ayudarse mutuamente. La sintonía navarra que aupó a Navarra Suma ni se intuye en el País Vasco.

Hasta ahora la mano tendida que han estrechado los populares en dos ocasiones ha sido denegada por el partido de Rivera. Esta semana el amor imposible entre populares y ‘ciudadanos’ vascos ha roto el puente. No lo recorrerán ninguno de los dos. Alonso estaba dispuesto hacerlo, pero sobre un escenario ficticio, le han recordado desde Cs en referencia al acuerdo para unirse en ‘Vascos Suma’ negociado de modo ‘unilateral’ por el secretario de organización vasco, ya cesado y dado de baja. La operación promovida por Javier Gómez, desautorizada por Albert Rivera, ha debilitado a ambos: naranjas y populares.

En pocos días el PP vasco ha sumado el no de Ciudadanos al reproche de 'tibieza' con el nacionalismo de Álvarez de Toledo

Al perro flaco todo le son pulgas, dicen, y al PP le pican varias desde hace tiempo. El revés que supone que la fórmula que, a imagen y semejanza de Navarra, esperaba reflotar al constitucionalismo de centro derecha vasco no verá la luz. Al parecer tuvo como único negociador a un “llanero solitario” –así lo califican en Cs Euskadi- que no contaba ni con el beneplácito ni el conocimiento de la dirección nacional y la de Euskadi.

Foralidad y Concierto

El PP de Alonso llevaba semanas abogando por un ‘País Vasco Suma’, por intentar unirse con los naranjas para fortalecer su maltrecha situación electoral. Ahora sabemos el porqué de esa insistencia en los últimos días. El presidente del PP de Álava, Iñaki Oyarzabal, llevaba un mes negociando con el ex secretario de Organización y la operación había culminado en un documento capaz de superar las dos cuestiones más delicadas en la relación PP-Cs: la defensa de la foralidad y el Concierto Económico.

‘Vascos Suman’ hubiera sido oxígeno para Alonso y para el PP. El líder no atraviesa su mejor momento. La convención celebrada a comienzos de mes vino precedida del enésimo episodio de crispación, distancia y frialdad entre el PP de Casado y el de Alonso. Esta vez fue de boca de su portavoz en el Congreso -ya disuelto-, Cayetana Álvarez de Toledo. La acusación no fue menor. Las apelaciones de los populares vascos por buscar un espacio propio para el PP vasco, en el que la defensa de los derechos históricos plasmada en una foralidad constitucional y en una singularidad propia como el Concierto Económico no gustó a Álvarez de Toledo.

'Vascos Suman' incluía un acuerdo de PP y Cs en torno a la foralidad y el Concierto Económico

En el pasado fueron “tibios” y “contemporizaron” con el nacionalismo, aseguró en referencia a la situación de los populares vascos, y ahora pagan las consecuencias. Y no se quedó ahí, urgió a no buscar “espacios propios”, menos aún apelando a derechos históricos, sino a defender la “igualdad entre españoles”.

Casado intentó recomponer la herida. En la convención pidió al PP vasco a seguir “irradiando” su autoridad moral, defendió la constitucionalidad de la foralidad y el Concierto Económico y escenificó como pudo sintonía con el PP vasco: “Yo soy también del PP vasco”, dijo. Pero también advirtió: si en el partido que él lidera desafina una nota, pronto saldrá un piano para taparla.

Tocar suelo

En el PP vasco registraron las pasadas elecciones generales uno de sus peores resultados de su historia: 95.000 votos y ningún representante en las Cortes. Ahora los sondeos parecen augurar mejor rédito el 10-N, incluso dos escaños, según la encuesta de EITB Focus. La cuestión ahora será quién elige los candidatos; si Génova o Vitoria. El 28-A los impuestos por Casado, y el mensaje del PP a nivel nacional, no dieron resultado. Y ahora, la principal apuesta del PP vasco para Álava, Javier Maroto, no concurrirá: se empadronó de Sotosalbos, en la provincia de Segovia.

Alonso se jugará algo más que unos escaños en la Cámara Baja. La próxima cita con las urnas servirá de termómetro a la apuesta foralista y de identificación con las singularidades vascas que el PP vasco quiere presentar para reivindicar su ‘singularidad’ popular. Un nuevo revés electoral pondría en serios aprietos la continuidad de la actual dirección de la formación en el País Vasco.

Los 'populares' registraron el 28-A el menor apoyo en unas generales: 95.000 votos. Cs no superó los 40.000.

En Ciudadanos Euskadi la preparación del 10-N tampoco está siendo sencillo. Los actos celebrados en abril en Renteria y en mayo en Ugao-Miravalles, el pueblo de ‘Josu Ternera’, han marcado mucho al partido entre el electorado vasco. Incluso entre muchos de sus votantes que no ocultan su recelo por cómo se hizo la pasada campaña.

Convertir Rentería y Ugao en sus únicos actos de campaña reseñables, con lo que supusieron, no contribuyó a fortalecer la implantación del partido en tierras vascas. El propio ex secretario de Organización de Cs en Euskadi lo afirmó antes de darse de baja. “Un proyecto no se defiende incendiando Rentería, se defiende en las instituciones”, aseguró.

Desconfianza

La pérdida de votos es notable. Si en las generales de 2015 la formación de Rivera logró tocar techo en Euskadi con más de 50,000 votos, en las celebradas un año después cayó hasta los 40.000, los mismos que en las generales del 28-A.

En los últimos meses la formación ha matizado su rechazo a la foralidad y el Concierto Económico con el que comenzó su andadura en Euskadi. Ahora subrayan que ambas son constitucionales pero que en el caso del Cupo lo que no admiten es su falta de “transparencia” y “opacidad”. Pero la idea está demasiado extendida como para desprenderse ahora de la etiqueta de que los ‘naranjas’ son contrarios al Concierto y a la singularidad vasca.

Tampoco parece que quiera mirarse en el espejo del PP. El líder de Cs en Euskadi, Luis Gordillo, aseguraba este viernes que el PP actual está inmerso en una suerte de “disquisiciones” con el PNV para ver quién es más foralista. No se cierra a intentarlo pero no oculta que tras lo sucedido esta semana, la desconfianza se ha instalado en la relación de ambos partidos.   

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