Pablo Iglesias vuelve a intentar tomar el control de Podemos-Andalucía, una federación clave por su peso electoral y que todavía se escapa de su disciplina. Consciente de la debilidad de Teresa Rodríguez, que sopesa retirarse de la dirección autonómica del partido por su rechazo a la coalición de Gobierno con el PSOE, el líder de Podemos ha tomado la iniciativa para romper la estrategia de la dirigente gaditana, que aspiraba a tutelar su sucesión.

Teresa Rodríguez tenía previsto convocar la Asamblea Ciudadana Andaluza en el mes de marzo con ese objetivo: volver a presentarse o buscar una alternativa de consenso que impidiera al denominado 'pablismo' hacerse con la dirección andaluza. Las dudas de los anticapistalistas del sur sobre si presentarse a un nuevo mandato o no ha sido aprovechado por la dirección estatal para desbaratar sus planes.

Iglesias ha aprovechado la convocatoria del congreso estatal del partido, conocido como Vistalegre 3, para convocar también la elección de los secretarios generales autonómicos en el mes de mayo de "aquellos territorios que en estos momentos no disponen de dirección electa, en los que finalizó su mandato o en aquellos que lo consideren oportuno".

Andalucía se encuadra en la segunda categoría. De esta manera, en vez de celebrarse en marzo con un debate propio, la dirección andaluza debe sumarse a la convocatoria estatal y celebrar su congreso en mayo, poco después de la entronización de Pablo Iglesias como secretario general sin candidato alternativo tras convertirse en vicepresidente del Gobierno. Subido a esa ola, el líder del partido aspira a tomar el control de las federaciones territoriales con candidatos afines a la dirección estatal.

Esta maniobra ha causado estupor en Podemos-Andalucía, que la considera un nuevo intento de Iglesias por cerrar el paso a Teresa Rodríguez. La última vez que la dirección nacional tuvo una injerencia en la vida autonómica de Podemos fue en plena campaña de las autonómicas de diciembre de 2018, cuando la líder andaluza se volvía a medir con Susana Díaz.

Teresa Rodríguez había plantado cara al aparato estatal y había organizado su candidatura de forma netamente andaluza, saltándose las directrices y amenazas de Pablo Echenique, que intentó obligarla a mantener la marca del partido en estos comicios.

En vez de obedecer, Rodríguez creó un nuevo sujeto político, Adelante Andalucía, en confluencia con IU, Izquierda Andalucista y Primavera Andaluza, que aspiraba a ser el embrión de un nuevo partido que entrara en confluencia con Unidas Podemos al modo de los comunes catalanes, la marea gallega o Compromís valenciano.

Embarcada en ese proyecto, que se presentaba como la alternativa al PSOE de Susana Díaz como fuerza hegemónica de izquierdas en la comunidad, Iglesias aprovechó la campaña andaluza para convocar por sorpresa unas primarias exprés para ser reelegido como candidato a la Presidencia del Gobierno y a su nuevo grupo parlamentario.

La dirección nacional marcó el lunes 3 de diciembre, el día siguiente a las elecciones, como fecha de presentación de las listas que compitan en esas primarias. Con Podemos Andalucía en plena campaña electoral y unos plazos tan ajustados, Iglesias cortaba el paso a la aspiración de Rodríguez de contar con un grupo propio de parlamentarios andaluces en el Congreso. Frente a esa opción territorial, Iglesias utilizó “una única circunscripción estatal”, es decir, listas plancha al Congreso y al Senado creadas desde Madrid, en la que Iglesias establecía el orden los puestos de las listas. Esta fórmula había sido duramente cuestionada por la corriente anticapitalista del partido, más proclive a que fueran los territorios quienes decidieran qué diputados representarán a cada circunscripción. “Para evitar las baronías, Podemos está oficiando una monarquía”, llegó a denunciar Rodríguez.

Con ese movimiento, Iglesias evitó que Podemos-Andalucía pudiera presentar su propia candidatura al Congreso de los Diputados para contar con un grupo andaluz como confluencia dentro de Unidas Podemos. Una maniobra similar ahora rompe la estrategia de Rodríguez de tutelar su sucesión y vuelve a promover una candidatura propia que plante cara a la dirigente gaditana.

La jugada táctica de Iglesias se produce en pleno debate en la dirección de Podemos sobre su continuidad a raíz del pacto de Gobierno con el PSOE, que siempre ha rechazado. Los anticapitalistas andaluces se sienten realmente incómodos con la entrada de su partido en el Ejecutivo y valoran la posibilidad de no presentar candidatura en la Asamblea Andaluza para renovar la dirección.

El equipo de Teresa Rodríguez ha mantenido fiel al espíritu original del partido que luchaba contra el bipartidismo y que consideraba que el PSOE era igual que el PP. El hecho de tener que respaldar la directriz nacional de apoyar ese Gobierno de coalición, a pesar de sus contradicciones, de las escasas competencias de los ministros de Podemos y de las experiencias previas de gobiernos de coalición con el PSOE, ha generado un malestar en la dirección andaluza que amenaza su continuidad.

Después de que El Independiente adelantara la posibilidad de que Rodríguez dejara la dirección de Podemos Andalucia, la dirigente anticapitalista admitió en rueda de prensa sus dudas: «No es una decisión personal, es una decisión del equipo de dirección que estamos debatiendo», aseguró.

En ese debate pesan los compromisos adquiridos para conseguir la autonomía de Podemos Andalucía respeto a la dirección estatal, así como la construcción de un «sujeto político» propio andaluz (Adelante Andalucía) que sea alternativa al PSOE en la comunidad. «Hay que hacer balance sobre estos compromisos y ser honestos, decir hasta donde hemos llegado y hasta donde queremos llegar», resumió Rodríguez la semana pasada.