Abandonados en la carretera, sin comida caliente, higiene ni medidas de protección. Esta es la situación que están viviendo miles de transportistas a día de hoy a causa de la pandemia. Desde que se decretara el estado de alarma en España hace una semana, la vida de los españoles ha dado un giro inesperado. Todos los sectores han comprobado de una forma u otra las consecuencias de esta situación excepcional.

En el caso del sector de los transportes, en concreto el de mercancías, el golpe recibido varía en función de diferentes factores como el material que frecuenten transportar, la distancia recorrida o las rutas y zonas en las que se mueva el vehículo. Las protestas más generalizadas se encuentran entre los transportistas de larga distancia, que tras recorrer cientos de kilómetros al día carecen en estos momentos de lugares para cubrir sus necesidades básicas. La mayor parte de las áreas de servicio se encuentran cerradas y solo algunas han querido permanecer abiertas para dar ayuda a estos trabajadores.

“Las empresas nos tienen prohibido el uso del servicio a los transportistas porque nos ven como un foco de contagio”

Muchos de ellos llevan días sin poder darse una ducha o comer un plato caliente, se encuentran lejos de sus casas y no tienen mayor entretenimiento ni modo de evasión que una conversación telefónica o un programa de radio. Uno de ellos afirma: “Las empresas en las que descargamos nos tienen prohibido el uso del servicio a los transportistas porque nos ven como un foco de contagio”.

Además, otro de los trabajadores denuncia que lleva más de tres días haciendo sus necesidades debajo de su vehículo tras hacer un viaje de Galicia a Bilbao y regresar a Madrid sin encontrar áreas disponibles en las que se le permitiese pasar al baño.

Los bares y restaurantes, que para algunos ciudadanos significan ocio y tiempo libre, son para los conductores lugares de descanso vitales para su salud teniendo en cuenta el tipo de vehículo pesado que conducen y la cantidad de horas que permanecen en la carretera. Sin embargo, más allá de este problema, es la salud la primera de las preocupaciones para ellos.

En diferentes foros, los conductores exponen la falta de medidas de prevención en los puntos de carga y descarga. “No hay precaución, solo se nos trata como si fuésemos apestados”, indica un conductor internacional con un tráiler en su llegada a Madrid. Y es que, según declaraba: “Vengo de Milán, llevo muchos días de viaje y no tengo guantes ni mascarilla. Nadie nos lo proporciona y yo siento que estoy llevando el bicho de un lado a otro”.

“No hay precaución, solo se nos trata como si fuésemos apestados”

El miedo, según indica, no es su propio contagio, sino el de su familia, a la que ese día vería después de un tiempo trabajando fuera totalmente expuesto. “Todas las noches durmiendo en el camión sentía miedo al notar la garganta un poco seca”. “No quiero meter el veneno en casa”, finalizaba. Un problema añadido a todo esto es la reciente excepción que se ha llevado con el límite de horas de conducción.

La medida que se imponía según el Ministerio de Transporte para “garantizar el abastecimiento y la salud de los conductores” parece haber causado molestias en estos, que acusan al Gobierno de ser interesado y recordar su labor tan solo cuando les conviene.

Era precisamente la limitación de horas del tacógrafo la medida que se desarrollaba para evitar la sobrecarga de trabajo y ‘explotación’ por parte de algunas empresas. Y ahora, es anulada temporalmente con el riesgo de que todo esto vuelva a producirse y traiga nefastas consecuencias a causa del cansancio de estos ‘volante en mano’.