Este viernes 24 de abril el Parlament aprobará previsiblemente los presupuestos de la Generalitat, con los votos a favor de JxCat, ERC y CatEC en un pleno extraordinario y reducido. Tras la votación, Quim Torra debería fijar la fecha de la próxima convocatoria electoral en Cataluña. Así lo anunció el 29 de enero, cuando dio formalmente por agotada la legislatura -entre acusaciones de deslealtad a sus socios de gobierno- y anunció la convocatoria de elecciones en cuanto se aprobaran las cuentas catalanas. Pero nadie en Esquerra espera que Torra cumpla su promesa, o amenaza.

La guerra sigue abierta en el seno del Govern, la gestión de la crisis sanitaria ha dado nuevos ejemplos de ello, pero los republicanos aseguran que "Torra no convocará elecciones porque las pierden". De hecho, mientras los neoconvergentes argumentan encantados que la gestión de la crisis está desgastando a ERC, puesto que suya es la responsabilidad sobre sanidad y, sobre todo, residencias, desde ERC apuntan que si eso fuera cierto, Torra convocaría las elecciones, pero no tiene intención de hacerlo.

"No es un tema que me haya planteado, estamos centrados en gestionar esta crisis" argumentaba el propio Torra este jueves para descartar la convocatoria electoral. "Nadie entendería que ahora haya elecciones o incluso se ponga una fecha, ahora toca focalizar todos los esfuerzos en esta gravísima situación".

Elecciones descartadas

"Esperemos que no se abone al hoy no toca" apunta un dirigente de ERC que admite que "es evidente" que ahora no puede haber elecciones, pero advierte de que no aceptarán que se utilice la crisis como excusa para no convocarlas en otoño. "Estaría bien que el calendario fuera compartido" añade, "fruto del acuerdo y no del electoralismo para cogernos a contrapié".

Veníamos del anuncio de que "todo estaba roto", recuerda un dirigente republicano, "y con eso estamos gestionando la peor crisis imaginable". Sin olvidar que Torra está pendiente de la ratificación de la condena a inhabilitación por parte del Tribunal Supremo, una sentencia que podría llegar en cualquier momento, aunque el equipo jurídico del presidente confía en que no se produzca antes de septiembre.

El estallido definitivo, en todo caso, puede venir de la revisión de los presupuestos. Con la crisis, las cuentas que se aprobarán este viernes deberían revisarse para mejorar la dotación en Sanidad -el propio Govern ha calculado un sobrecoste de 1.800 millones en este departamento, por la crisis del coronavirus- Asuntos Sociales o Empresa, los dos primeros gestionados por Esquerra, frente a departamentos como Política Territorial o Políticas Digitales. Pero estas carteras, están en manos de dos de los aspirantes a suceder a Torra, Damià Calvet y Jordi Puigneró, que no van a dejar que Esquerra sea la gran beneficiada de la revisión de las cuentas.

Deslealtad entre consellers

La gestión de la crisis sanitaria ya lo ha dejado claro, con la portavoz, Meritxell Budó, intentando capitalizar una gestión que ha recaído básicamente sobre la consellera de Salud, Alba Vergés, siempre precedida en las ruedas de prensa diarias por Budó y el conseller de Interior, Miquel Buch. Ni siquiera el confinamiento de los dos máximos responsables del Govern, Quim Torra en la Casa dels Canonges, y Pere Aragonés en su domicilio de Pineda de Mar (Barcelona), ambos por positivo en coronavirus, han dulcificado las relaciones entre socios o permitido una mayor empatía entre republicanos y neoconvergentes.

Los consellers republicanos "están cansados, porque el están dedicando muchas horas" apuntan desde ERC, y tienen a su lado a personas "muy desleales". Un dirigente republicano acusa a Jxcat de "organizar a los alcaldes para atizar a Vergés" -el alcalde de Igualada, el neoconvergente ha sido muy crítico con la gestión del Govern desde la zona cero de la pandemia en Cataluña y ha liderado las críticos de los alcaldes confinados-. "Cualquier debilidad la han intentado aprovechar" se lamentan.

Señalan esas criticas en contraste con el silencio de los alcaldes republicanos de la Costa Brava o la Cerdaña pese a lo que ven como un fracaso del conseller Miquel Buch para evitar que la gente se recluyera en las segundas residencias desde el inicio del confinamiento. Otras voces dentro del partido defienden la gestión de Vergés. "La valoración es muy positiva pese a las campañas de desgaste orquestadas por Jxcat" afirman contundentes.

De la guerra de APPs a Oriol Mitjà

Las aplicaciones telemáticas para controlar la extensión de la pandemia también han sido motivo de choque entre ambos partidos dentro del Govern. "No hacía falta que Puigneró haga una aplicación él para jugar, cuando Salut había creado una" comentan en tono de burla desde Esquerra. Efectivamente, la Conselleria de Salut lanzo el 18 de marzo la aplicación StopCovid-19 para hacer un seguimiento telemático de casos sospechos y enfermos leves, siguiendo el ejemplo de Corea del Sur.

Exactamente dos semanas después veía la luz ConfinApp, la aplicación de la Conselleria de Políticas Digitales que dirige Puigneró -el último favorito de Carles Puigdemont-. Se trata, en este caso, de una herramienta de inteligencia artificial para "identificar" necesidades derivadas del confinamiento y montar un concurso de startups para que les den respuesta. Una orientación empresarial, compartida con el Departamento de Empresa, que no confluye con la aplicación sanitaria. Pero no evitó las críticas de sus socios republicanos, celosos del peso recibido por esta herramienta en las ruedas de prensa diarias gracias a la portavoz Budó.

"Agota que no se comuniquen decisiones o se impongan decisiones", argumentan además los republicanos, como la elección del virólogo Oriol Mitjà, simpatizante de JxCat, como experto de cabecera de Presidencia y director del plan de desconfinaiento catalán, al margen del equipo de expertos que asesora al Departamento de Salud, dirigido por el Dr. Joan Guix. El sorpresivo anuncio de la compra de 14 millones de mascarillas realizado por Torra, que después hubo que corregir para reconocer que la primera entrega no estará lista hasta la próxima semana.

La designación de Mitjà, muy crítico con la gestión del Gobierno, pero también con los primeros pasos de la Generalitat, escoció especialmente porque fue leída como una desautorización de Vergés, Guix, y el equipo técnico de la Conselleria. Una imagen que Budó no se ha esforzado demasiado en desmentir. Eso sí, evitan criticar directamente a Mitjà, convertido en héroe mediático de la crisis en Cataluña.

Los republicanos señalan de nuevo al presidente catalán, al que acusan de querer instrumentalizarlo, y lamentan que Mitjà "está solo" para la confección del plan de desconfinamiento de la Generalitat, por lo que se apoyará en el equipo de Salut, que será el que marque las pautas. Meritxell Budó, sin embargo, insistía el miércoles en que el plan lo definirá Mitjà como responsable designado desde Presidencia.

Buch, Rufián y 1.714.000 mascarillas

El reverso de las criticas republicanas está en los ataques recibidos por Buch tras criticar el envío de 1.714.000 mascarillas por parte del Gobierno, argumentando que era una mofa sobre la fecha del 1714. El más explícito fue Gabriel Rufián, quien comparó la intervención de Buch con el programa satírico de TV3 Polònia. Pero otras voces dentro de ERC lo defienden, argumentando que ellos "se metieron solos en este lio" promovido por Carles Puigdemont desde Bélgica, puesto que fue el ex presidente fugado uno de los primeros en denunciar la coincidiencia.

La reivindicación de plenos telemáticos -un hito de JxCat desde que Carles Puigdemont intentó presidir la Generalitat desde Bélgica- ha sido otro ejemplo de las disonancias entre los socios de gobierno. JxCat anunció la propuesta de una reforma exprés del reglamento para los plenos telemáticos solo una hora después de un encuentro entre los grupos de ambos partidos para seguir pactando la reforma encauzada en la ponencia, aseguran desde ERC.

"La batalla por el reglamento viene de largo" apuntan unos y otros. De momento, el debate de urgencia se ha pospuesto, y el pleno de presupuestos será presencial, con aforo reducido, y cada grupo escogerá si opta por la delegación de voto en sus portavoces o el voto telemático. JxCat ya ha dejado claro que optará por el segundo.