El ruido comenzó a escucharse en la víspera, se confirmó y transformó en confusión por la mañana y se agravó durante el resto del día. A última hora de ayer el Gobierno vasco intentó reparar el daño, pero el mal estaba hecho. Para entonces, la operación ‘Fase I’ ya se había convertido en una suerte de ‘Fase 0,5’ y la buena noticia de lograr que el País Vasco progresaba de escalón en la salida de la epidemia acumulaba demasiadas dudas, confusión, rectificaciones e incertidumbre en amplios sectores de la población y en toda la oposición política. El inicio de la primera fase de la normalidad se le atragantó a Urkullu y a su Gobierno.  

No fue hasta pasadas las doce de la noche del domingo cuando el Boletín Oficial del País Vasco publicó el decreto en el que se fijaban las restricciones añadidas por un “plus de prudencia y seguridad”. En la práctica supone rebajar de modo notable la apertura contemplada en esta fase por el Ministerio de Sanidad. Con la premura de tiempo similar a la que el Ejecutivo vasco criticó a Sánchez por su demora en publicar el decreto de ‘economía esencial’, el Gobierno vasco anunciaba medidas específicas para Euskadi y que no se aplicarían el resto de Comunidades en Fase I. Así, el País Vasco decidía fijar como unidad territorial el conjunto del País Vasco, sin diferenciar situaciones por provincia, pese a las notables diferencias de incidencia del Covis-19 entre ellas.

La necesidad de que toda Euskadi en su conjunto avance al mismo ritmo en esta desescalada es una necesidad para el Gobierno vasco cuyo lehendakari confía en poder acordar para julio una convocatoria electoral. El retraso de una salida global de Vizcaya, Alava y Guipúzcoa podría condicionar el desarrollo de un hipotético proceso electoral dentro de dos o tres meses. En cualquier caso, la última prórroga del Estado de Alarma ya contempló que no supondría impedimento alguno para una cita con las urnas, aunque sí podría afectar el modo de llevarlas a cabo.

La decisión de rebajar algunas de las medidas de esta Fase en su aplicación en Euskadi afecta también a las limitaciones de movilidad. Así, durante esta etapa los vascos no podrán desplazarse libremente por su provincia. Tampoco podrán reunirse en domicilios ni locales ni podrán acudir a museos, bibliotecas o teatros, que deberán permanecer cerrados.

Fase 'rebajada'

La rebajada y singular Fase I que se aplica en Euskadi arrastraba ya un cúmulo de críticas por parte de otras Comunidades Auntónomas que se consideraban “agraviadas” por el Gobierno y veían en la luz verde otorgada a Euskadi un pago por el respaldo del PNV a la prórroga del Estado de Alarma. Desde primera hora tanto desde el Gobierno como desde el PNV salió al paso de las críticas. En particular de las realizadas por el presidente de Andalucía, José Manuel Moreno Bonilla y el presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig. El portavoz del PNV, Aitor Esteban afirmó que “si tienes problemas es mejor echar la culpa y utilizar a los vascos”. También en EiTB la consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, se afanó en aclarar las dudas sobre la idoneidad de Euskadi para pasar de fase, “se cumplen todos los indicadores”, aseguró.

La responsable de la Ertzaintza también se vio obligada a despejar confusión que para la mañana ya sobrevolaba las escasas terrazas abiertas, los hogares aún confinados y las conversaciones de la calle. Al contrario que en el resto de zonas de Fase I, en el País Vasco quedaba prohibido celebrar encuentros de 10 personas en casa, ‘txokos’ o lonjas juveniles. El País Vasco lo limita “por prudencia” y sólo se podrán llevar a cabo este tipo de encuentros en las terrazas de los bares y restaurantes. Una modificación que no estaba incluida en el decreto del Gobierno vasco publicado en el BOPV –lo que generó algunas dudas sobre su legalidad- y que la Policía Autonómica incluyó entre las normas que se aplicarán en los próximos 15 días.

No fue la única aclaración de urgencia. El Gobierno se vio forzado durante toda la jornada a emitir mensajes y comunicados resolviendo cuestiones confusas en torno a la particular ‘Fase I vasca’ en la que, al contrario que en el resto del país, tampoco se permite la libre movilidad por una provincia. Los vascos y vascas sólo podrán desplazarse por su municipio y en caso de practicar deporte podrán trasladarse como máximo al municipio colindante. Los desplazamientos entre provincias sólo estarán permitidos de modo excepcional y si lo justifican razones laborales, socioeconómicas, sanitarias o de cuidado a personas mayores o dependientes. Tampoco se autorizarán traslados a una segunda residencia que se encuentre en otro territorio históricos del País Vasco. A media tarde un nuevo comunicado, esta vez de la consejería de Cultura, despejaba dudas en esta ocasión relativas a la práctica deportiva en esta nueva fase del confinamiento.

Una hora más tarde, el Gobierno vasco recurrió a la televisión pública, esta vez a través de una entrevista con la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, para profundizar en su intento por reconducir la confusión generada y responder preguntas a la ciudadanía.

Consejeros y dudas

En el plan de comunicación del Ejecutivo previsto para ayer, al contrario de lo sucedido en la mayor parte de los días desde la declaración del Estado de Alarma, el inicio de esta nueva y particular fase de desescalada no mereció comparecencia de ningún responsable de la consejería de Salud ante los medios. En realidad, el Ejecutivo no tenía programada ninguna rueda de prensa de ningún representante del Ejecutivo. Las comparecencias se produjeron únicamente ante medios del Ente público, con intervenciones grabadas ante la agencia de comunicación del propio Gobierno o con entrevistas limitadas a preguntas sobre los requisitos de movimiento autorizados, pero sin otras consideraciones.

El momento más incómodo de la confusa jornada de desescalada se vivió en el Hospital de Cruces. El lehendakari acudió de visita oficial al que es el mayor hospital de Euskadi y allí le esperaron representantes de trabajadores sanitarios al grito de “¡fuera, fuera!” y reclamándole “¡menos imagen y más medios!”. Durante su visita, sanitarios con pancartas le acompañaron por los pasillos del hospital. Las quejas del personal por la falta de medios de protección, test y recursos ha sido una constante. La tasa de sanitarios contagiados en Osakidetza es de las más elevadas de todo el país, con más de un millar de infectados por coronavirus.  

A esa misma hora, en el Palacio de la Moncloa comparecía el director de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. Cuestionado sobre la singularidad “restrictiva” de la primera fase de la desescalada en el País Vasco dijo desconocer las razones que habían tenido para implantarlas: “Yo no tengo nada que decir, no lo puedo valorar, es Euskadi quien tiene que contar las razones, yo no las conozco”. Simón sí se reafirmó en que tras analizar la propuesta de las autoridades vascas para solicitar el paso de la fase 0 a la 1 el País Vasco estaba “habilitado” para autorizar el paso.

Crítica de la oposición

En las redes sociales las críticas de la izquierda abertzale, de PP+Cs e incluso de Elkarrekin Podemos se sucedían. La formación de Pablo Iglesias, en voz de su candidata a lehendakari, Maite Gorrotxategi, aseguró incluso que el paso de Euskadi en su totalidad a la primera fase de regreso a la normalidad respondía a “un arreglo” ya que en su opinión no se daban “las condiciones” para una autorización a toda la comunidad autónoma. Gorrotxategi, al igual que EH Bildu, consideró que “no es momento de hablar de elecciones” y cuestionaba que la decisión de permitir la Fase I para Vizcaya, Álava y Guipúzcoa pueda responder más a criterios orientados a la celebración de los comicios que a razones meramente sanitarias.

El secretario general de Sortu, Arkaitz Rodríguez, acusó a Urkullu de estar poniendo en peligro la salud y la economía de la sociedad vasca al forzar el avance de la desescalada por una urgencia electoral, “en julio, en septiembre o cuando quiera, pero hay que acabar con esta ‘Urkullucracia’”.

De igual modo, el candidato del PP+Cs, Carlos Iturgaiz, se mostró crítico con Urkullu al que acusó de “mimetizarse” con Pedro Sánchez en las “improvisaciones, contradicciones, desinformación y ausencia de diálogo”.