La polémica estaba servida en el seno de la Comisión para la Reconstrucción después del lío protagonizado por el PSOE en la tarde de miércoles, en que los socialistas pidieron la repetición de la votación para incluir la enmienda de la derogación de la reforma laboral de 2012 en el documento de propuestas para la recuperación económica. Primero votaron a favor, igual que sus socios de Gobierno y que Bildu. Pero una hora después, se retractaron y decidieron votar en contra, junto a PP, Ciudadanos y Junts.

Tras el controvertido episodio, Bildu ha venido protestando y exigiendo anular la votación que el PSOE forzó para dar marcha atrás en su decisión, al tiempo que ha instado a los socialistas a "ser fiel a lo que dijo que iba a hacer", en relación al pacto firmado por la coalición gubernamental con la formación abertzale a escondidas y que levantó ampollas entre los socios de Gobierno. La tensión ha llegado hasta este mismo viernes, en que el foro de reconstrucción vota el dictamen final que se debatirá en el pleno del Congreso a finales de julio.

La portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua, ha protagonizado un rifirrafe con el presidente de la Comisión, Patxi López, al que ha exigido anular la segunda votación de la enmienda de reforma laboral, un "hecho insólito" que no debería haber tenido efectos, según la diputada. El dirigente socialista le ha quitado la palabra en varias ocasiones, y ha informado de que, al ser una enmienda que sigue viva, se volverá a votar este viernes. "Lo que está ocurriendo aquí es un disparate, una vulneración del Reglamento", comentaba entre dientes Aizpurua.

En este punto, Podemos ha vuelto a desligarse de las directrices marcadas por el PSOE y ha tranquilizado a los abertzales. El portavoz de la formación morada ha asegurado que su grupo votará a favor, y les ha garantizado que "a la reforma laboral del PP no le va a quedar ni los palos del sombrajo". "Y si no, al tiempo", advertía.

No es el primer pulso en este sentido entre los socios gubernamentales: cuando se firmó el acuerdo, el PSOE defendió que sólo se acometería una reforma laxa de la ley aprobada pro el PP de Mariano Rajoy, mientras que Iglesias aseguraba que no darían un paso atrás en la derogación íntegra de la reforma laboral, tal y como exige la formación de la izquierda radical vasca.