La diana está puesta en ellos, en sus palabras y en la manera en que guían sus respectivos programas o los debates y las entrevistas que incluyen en los mismos. Los grandes comunicadores se encuentran hoy en el ojo del huracán de una de las campañas electorales más mediáticas y polarizadas de los últimos años. Y es que, a pesar de que la política y el periodismo siempre se han retroalimentado de una u otra manera, algunos expertos apuntan a que la aparición de partidos más alejados del 'centro' -como Vox y Podemos- ha podido impulsar una mayor "normalización" de los conflictos entre una y otra esfera. Pero... ¿Quién tiene 'las de perder' en esta guerra? ¿Hasta qué punto favorece a un presentador posicionarse ideológicamente?

En esta recta final de la candente campaña -a pesar de que la sucesión del intercambio de pareceres viene de largo- han sido especialmente numerosos los periodistas que se han visto salpicados con estos reproches, insinuaciones y acusaciones, por parte (principalmente) de los candidatos a la presidencia de la Comunidad de Madrid y sus compañeros más cercanos.

En este mes de abril la nueva campaña de Podemos abría fuego señalando de manera indiscriminada y sin matices a periodistas de diferentes medios e ideologías que previamente, en alguna ocasión, habían sido críticos con sus políticas. En este conjunto se incluía a Sandra Golpe, a Ana Rosa Quintana, a Susanna Griso, a Federico Jiménez Losantos, a Paco Marhuenda, a Eduardo Inda y a Carlos Herrera o Vicente Vallés bajo el lema de "ellos ya han hablado mucho" y ahora "le toca hablar a la mayoría". En este sentido, Pablo Iglesias aseguraba que "neutralidad no ha habido nunca" en los medios de comunicación españoles y criticaba que sólo pueden hablar los periodistas que "defienden la derecha o la extrema derecha", haciendo especial hincapié en lo que él mismo definía como "duopolio mediático conservador" formado por "Mediaset y Atresmedia".

A raíz del incendiario comienzo de campaña varios periodistas denunciaron lo sucedido y tacharon de falta de respeto a la libertad de expresión y la democracia la 'estrategia' de la formación morada. "No es la primera vez que me meten en un spot de los suyos. ¿Qué queréis que os diga? Ellos solitos se retratan. Los intolerantes, de uno y otro lado, jamás conseguirán callar a los periodistas. Que esperen sentados", exponía públicamente la presentadora del informativo de mediodía de Antena 3 Noticias, Sandra Golpe.

Por su parte, Ana Rosa Quintana se pronunciaba en su programa sin filtros y aseguraba que a pesar de que Iglesias pensaba que los periodistas ya habían hablado demasiado lo iban "a seguir haciendo" porque su labor en democracia "es contar las cosas porque el periodismo tiene que ser incómodo o valiente y porque señalar a periodistas es cobarde y totalitario. Señores, pueden atacarnos, pero no van a silenciarnos", sentenciaba entonces.

Con esta última, sin embargo, las idas y venidas no han cesado a lo largo de las semanas hasta desembocar su 'disputa' este mismo lunes en un cruce directo de calificativos cada vez más subidos de tono. Mientras que el líder de Unidas Podemos comentaba abiertamente en una entrevista en Cadena SER que el problema de la ultraderecha "no es solamente Vox", sino que, por ejemplo, "en Telecinco aparece Eduardo Inda, quien ha hecho popular el discurso de la ultraderecha" y tachaba a Ana Rosa Quintana de ser "un portavoz mediático de la ultraderecha" que "difundía mentiras como si eso fuese normal en democracia". Ante estas palabras la presentadora no perdía el tiempo y al comienzo del programa respondía a sus ataques.

"Mira, fascista es el que señala al que piensa distinto. Eso no es democrático. Señor Iglesias, usted es un fascista. Y los demás pues somos comunicadores, tenemos información, contamos lo que ocurra", replicaba en directo Quintana, "aquí hay un punto de inflexión. Estamos quejándonos de las cosas que nos ocurren y estamos señalando a personas concretas. ¡Oiga! Que yo no tengo 26 guardaespaldas, ¿eh? Yo vivo en Madrid, en una casa normal, con mis hijos, voy al mercado, voy al parque, de compras, al centro de salud, y no tengo ningún guardaespaldas. Y usted me está señalando. Y esto sí que es fascismo puro".

Además, antes de finalizar quiso advertir de que "Pablo Iglesias fue invitado durante todos los días a este programa". "No vino porque supongo que tendría la agenda ocupada", explicaba, "¡Qué coño fascismo! ¡No hay fascismo en nuestro país, porque el fascismo tendría que estar ilegalizado!", terminaba.

Vox, la otra cara de la moneda

Un panorama político tan polarizado provoca de manera casi inevitable que las confrontaciones y las posturas públicas de los profesionales de la comunicación se vuelvan mucho más visibles que de costumbre. En este aspecto, Àngels Barceló fue señalada el pasado fin de semana por una supuesta actitud compasiva y sumisa con Iglesias cuando el político decidía marcharse del debate del programa Hoy por hoy porque Rocío Monasterio, candidata a las elecciones madrileñas por Vox, se negaba a condenar y ponía en duda las amenazas de muerte recibidas por el líder del grupo parlamentario morado.

Aún así, por si su manera de 'rogar' al líder de UP que se quedara en el estudio no fuera suficiente para los que tan críticos han sido con la periodista, las declaraciones que Barceló hizo a posteriori terminaron de encasillarla como opositora de las políticas de Vox. "He intentado explicarle a Rocío Monasterio que este país es un país democrático y no la hemos callado a ella, ni censurado", exponía, "hoy ha habido unidad por parte de Más Madrid, Ciudadanos y el PSOE, en defensa de la democracia. Ha quedado clara la actitud de este partido y ya ahora muchos saben que Vox es un partido neofascista", apuntillaba sin medias tintas.

Sobre este mismo hecho, pero desde otra perspectiva, se pronunciaba también uno de los periodistas que Iglesias ha encasillado en la posición de enemigo público: el director del informativo nocturno de Antena 3 Noticias, Vicente Vallés. El comunicador que, en otras ocasiones y mediante hechos probados, ha desmentido a Iglesias en su espacio televisivo, esta vez era criticado por Pablo Echenique por "igualar" a Vox y Podemos y exponer que ambos "buscan el enfrentamiento" refiriéndose a lo acontecido en el debate de Cadena SER, y no señalar de manera exclusiva y directa a Rocío Monasterio. "Tenemos fascistas cómodos con el terrorismo y "periodistas" blanqueándolos", publicaba en un tuit Echenique. "Esto ya lo vivió Europa hace 90 años", zanjaba.

Quien también ha querido opinar sobre esta "batalla dicotómica" en que se han convertido estas elecciones ha sido el presentador de Onda Cero, Carlos Alsina, lanzando este lunes un editorial donde dejaba frases como que "no está en peligro la democracia. No está en peligro la libertad. Lo que está en peligro es la decencia" y reflexionaba que -a su juicio- el discurso de Vox no es más que "un viejo recurso de condenarlo todo para evitar condenar una amenaza concreta" y que de esto "el copyright lo tiene Bildu".

Jorge Javier, abanderado del socialismo

Por otro lado, lejos de su habitual faceta polémica y su facilidad para meterse de lleno en 'los charcos' políticos, el presentador de Telecinco, Jorge Javier Vázquez está mostrando su perfil más relajado durante esta campaña electoral y antes de arremeter con dureza contra Ayuso, Monasterio, Abascal o Casado -como acostumbra a hacer sin pudor en su programa, Sálvame Diario- o defender a capa y espada las políticas del bloque de la izquierda en su conjunto, el comunicador de Badalona parece haber decidido concentrar toda su fuerza en apoyar al candidato del PSOE a las madrileñas, Ángel Gabilondo.

De esta forma, este mismo sábado Jorge Javier Vázquez hacía acto de presencia junto al político socialista para apoyar al partido durante un mitin en la conocida como 'Plaza Roja' de Vallecas.

Sentado durante todo el acto a la izquierda del candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid, el afamado presentador se significaba de pleno con los colores del PSOE, algo que -a pesar de no sorprender demasiado- llamó la atención por el elevado protagonismo político que el PSOE le habría concedido en este acto central de su campaña. Para remarcar además la intencionalidad de su voto, Jorge Javier Vázquez no quiso dejar pasar la oportunidad de pronunciarse en sus redes sociales asegurando que "No existe equidistancia posible. O democracia o fascismo".