Si el primer capítulo de Una vida Bárbara aproximó a los espectadores a la infancia de la de Totana, la segunda entrega, que vio la luz este martes en el prime time de Antena 3, se centró en la labor de la artista en el cine del destapa y en algunos de los amores de la vedette.

Uno de ellos fue el futbolista Carles Rexach, que según colaboradoras como Raquel Piñeiro y Chelo García Cortés, renegó de ella, ocultó la relación e ingluso la ninguneó. Lo peor llegó cuando la propia Bárbara contó que se enteró gracias a la portada de una revista de que se iba a casar, cuando en teoría ambos tenían una relación.

Pero antes, la actriz habló de uno de los episodios más desagradables de su vida profesional, y fue cuando el realizador Enrique Martí Maqueda, que en la actualidad tiene 88 años, sometió a la también cantante a varias situaciones de abusos sexuales.

Según narró, estas iban desde comentarios "muy desagradables" en su cara o por megáfono; mirar a un monitor de televisión y encontrarse que el realizador estaba grabando sus partes íntimas o incluso tocamientos.

"Me dijo que fuera a la sala de realización para ver unas imágenes, me metió la mano por debajo de la camisa y me dio tal apretón en el pecho que se me saltaron las lágrimas. Le de una bofetada y me marché", contó. Tras esto, según contó Bárbara Rey, el madrileño castigó su rechazo dictaminando que Bárbara no pudiese hacer el número musical del programa Palmarés, que es donde trabajaban juntos, durante varias semanas.

En el documental también se pudieron ver unas desagradables declaraciones del propio Martín Maqueda: "Ella no era nada, pero yo necesitaba la mula Francis, que triunfó y ni cantaba ni bailaba [...] Esta mujer triunfó porque, en un momento en el que había avidez de sexo, el señor Martí Maqueda le hizo caminar hasta que con el pubis tapó el objetivo [...] Me hubiera ido con ella a la cama encantado [...] yo di el mantazo, pero el bicho no entró".

También se escucharon las opiniones, ya desde la actualidad, de colaboradores como Luz Sánchez Mellado. La periodista reflexionó sobre cómo estas prácticas se daban con impunidad y casi normalidad en el pasado, pues se partía de que las mujeres, en especial las más despampanantes, estaban "disponibles" y debían saber "torear babosos".

Enfatizó también en el hecho de que la vedette no haya destapado esto hasta ahora, cuando el programa Palmarés fue emitido por La 1 durante los setenta. Al respecto, la directora de cine Clara Roquet (Libertad) dijo que en esa época estaba instaurada aún la cultura del silencio, de la impunidad y del miedo ante situaciones como esta tanto en el ambiente laboral como en las viviendas. ¿Podría este testimonio sentar un precedente para que tenga lugar, por fin, el #MeToo en España?