Las relaciones entre Elena Sánchez y el entorno político que la impulsó como presidenta de Radiotelevisión Española estaban prácticamente rotas desde el pasado verano, hasta el punto de que en Moncloa maniobraban desde hace un tiempo para conseguir su salida. O, al menos, para incrementar el poder en la casa de José Pablo López, el director de Contenidos Generales hasta el martes y quien mantenía un contacto frecuente con la Secretaría de Estado de Comunicación. De hecho, había sido el directivo con mejor sintonía con el Gobierno en esta última etapa, explican fuentes internas.

Las presiones hacia la presidencia se habían intensificado en la última temporada y alcanzaron su cénit cuando se planteó la posibilidad de contratar a David Broncano para el access prime time de La 1.

La orden de incorporar al presentador -cuyo talk show estará producido por El Terrat- venía de 'muy arriba' en Moncloa, donde buscan desde hace un tiempo debilitar a Pablo Motos por una cuestión que roza la animadversión personal.

Elena Sánchez se negó a cumplir el guion previsto por Moncloa, por la productora y por el propio Comité de Compras y Adquisiciones de RTVE, que ya había aprobado el proyecto.

Juego de tronos en RTVE

El 'desacato' se produjo hace dos semanas, cuando se convocó un Consejo de Administración extraordinario para aprobar este contrato, cuya duración inicial iba a ser de tres años, según había negociado López. El problema es que Elena Sánchez se negó a apoyar ese acuerdo, dado que consideraba que su duración era excesiva. Así que obligó a su número 2 a renegociarlo.

La mayoría de los consejeros interpretaron esta reacción como un reto, tanto a López por las diferencias personales 'irreconciliables' que les separaban, como a Moncloa, que desde hace un tiempo quería moverle la silla a la presidenta.

López y otros dos altos directivos, por su parte, consideraron aquello como una traición, se amotinaron y se negaron a asistir a dos reuniones del Comité de Dirección a las que habían sido convocados por Sánchez. El primer plantón trascendió. El segundo, hasta el momento, no, pero el ruido interno que generó fue similar.

Un dosier sobre Elena Sánchez

El pasado fin de semana fue intenso y no sólo porque el Gobierno ejerció fuertes presiones para que se aprobara el programa de David Broncano, sino porque comenzó a hablarse con fuerza de la posibilidad de que se produjera una votación para destituir a la propia Elena Sánchez. En este sentido, cabe precisar que la propia presidenta llegó a retar a sus consejeros en el pasado -al menos, en dos ocasiones- a que plantearan una cuestión de confianza si estaban en desacuerdo con su gestión. Sin embargo, nunca se llegó a votar.

Lo que ocurre es que, esta vez, la suerte de Elena Sánchez estaba echada e incluso desde el entorno del PSOE se distribuyó un dosier sobre la actividad de la expresidenta que -inciden fuentes de RTVE- sirvió como amenaza, al igual que en otros casos similares. 'O te vas o te ponemos entre la espada y la pared'.

Este documento incluía información sobre las actividades profesionales de ella y de su marido, Pablo Mansilla. Este último, muy cercano a José Luis Rodríguez Zapatero y quien estuvo vinculado a RTVE durante la etapa en la que Luis Fernández fue su presidente. Previamente, había ejercido de director general de Instituciones Penitenciarias.

El documento no llegó a ver la luz, pero atestigua la guerra sucia que se produjo a la corporación en los días previos a la destitución de Sánchez.

Cuestionada desde el inicio

No obstante, el descontento de Moncloa con la deriva de Radio Televisión Española y la que fuera presidenta interina no es nuevo. Pedro Sánchez y sus asesores llevaban pidiendo la cabeza de Elena Sánchez desde hace meses. "Era una crónica de una muerte anunciada", revelan fuentes internas de RTVE en conversación con este periódico.

"Las audiencias, la problemática de sacar adelante las oposiciones y el descontento por la línea editorial en los informativos eran otros de los motivos por los que Pedro Sánchez llevaba un tiempo insistiendo en la necesidad de dejar caer a Elena Sánchez", apuntillan.

"El Gobierno le enseñó la puerta de salida hace mucho tiempo, pero ella se hizo fuerte", continúan explicando las mismas voces. Conviene recordar, en este sentido, que la llegada de Elena Sánchez llegó de rebote, una vez que Tornero presentó su dimisión.

Se da la circunstancia que fue la propia Moncloa la que empujó hacia la presidencia a una Elena Sánchez que "siempre ha estado cuestionada" en su mandato interino.

Durante su mandato tuvo que ver como Ramón Colom movió fichas para intentar ocupar su puesto como presidente interino. De hecho, el histórico comunicador coqueteó con los consejeros del Partido Popular para intentar asaltar el puesto. Colom entendía que era el perfil idóneo para impulsar el consenso dentro de RTVE y llegar a acuerdos entre ambas partes.

En el apartado sindical, tampoco le fue bien a Elena Sánchez. Los representantes de los trabajadores intentaron tumbar la nueva presidencia sosteniendo que no se daban los pasos necesarios y obligatorios para que fuera la máxima autoridad dentro de la corporación. Varias agrupaciones de empleados (UGT; USO y Sindicato Independiente) ya denunciaron por la vía mercantil y por la contencioso administrativo el nombramiento por parte del Ejecutivo.