Un padre antivacunas ha asesinado a su hijo de 9 años y se ha suicidado posteriormente. Stephen O’Loughlin, de 49 años, ha cometido estos terribles hechos en su apartamento de la ciudad norteamericana de San Francisco. O’Loughlin había discutido con su exmujer sobre si vacunar o no a su hijo Pierce contra el coronavirus. El pequeño perdió la vida a manos de su padre un día después de recibir la inyección.
Las alarmas saltaron cuando la madre del niño, Lesley Hu, descubrió que Pierce no había asistido al colegio. Hu avisó a las autoridades, que encontraron los dos cadáveres en la vivienda del padre en la zona de Marina, San Francisco. La técnica empleada se conoce en el mundo de la psicología como suicidio ampliado.
O’Loughlin creía en las teorías conspiratorias que sostienen tesis tales como que la vacunación es una estrategia de los gobiernos para controlar a los ciudadanos. Según ha informado el diario San Francisco Chronicle, la abogada de Hu ha denunciado que O’Loughlin estaba enfermo y tenía un comportamiento obsesivo.
Hu ha explicado los comportamientos enfermizos de quien fuera su marido entre 2012 y 2016, "grababa en vídeo la forma en que respiraba para poder "documentar su congestión nasal". O’Loughlin había mostrado siempre su negativa a que Pierce recibiera las vacunas específicas para su edad desde que era un bebé.
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