En una época monitorizada por la producción y el consumo, ¿cuál es el espacio reservado en nuestra sociedad para el deseo y el placer sexual? ¿Para esa libertad sexual que hoy se clasifica como liberalización sexual? El Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) presenta una muestra en la que describe cómo la arquitectura y el interiorismo han jugado (y juegan) un papel importante para conformar los roles y prácticas sexuales. 1.000 m2 de deseo. Arquitectura y sexualidad, que así se titula, investiga cómo se han proyectado, construido e imaginado los espacios para el disfrute del sexo en la sociedad occidental desde el siglo XVIII hasta nuestros días.

A través de unas 250 piezas, entre dibujos y maquetas de arquitectura, instalaciones artísticas, audiovisuales, libros y otros materiales, la exposición explora el poder que ejercen los espacios como motor del deseo y explica cómo la arquitectura ha contribuido al control de los comportamientos y a la creación de los estereotipos de género en nuestra sociedad.

A través de unas 250 piezas, la exposición explora el poder que ejercen los espacios como motor del deseo

La propuesta se desarrolla en tres capítulos temáticos: Utopías sexuales, ilustrada con edificios y decorados  que nunca llegaron a construirse, como el Oikema de Ledoux, un templo para disfrutar del placer de las prostitutas, o los espacios para las orgías erótico-gastronómicas ideados por Charles Fourier. Los Refugios Libertinos se compone de varias miniexposiciones como un gabinete de lectura donde se exhiben novelas y grabados de Sade, Servigné y Nerciat, entre otros e incluye también una reproducción del Centro de Entretenimientos Sexuales del artista plástico Nicolas Schöffer y una instalación dedicada a la arquitectura y a la revista Playboy.

En Sexografías, el tercero de los apartados, se ofrecen los espacios públicos tradicionalmente codificados para el sexo como los parques, los lavabos públicos o las mismas calles, incluyendo los establecimientos específicos para breves encuentros, tipo clubes de carretera y saunas. Aquí se incorpora una sala de cine porno a la manera de las de los años 70 que emite fragmentos de películas emblemáticas.

La exposición concluye con una mirada a los espacios del sexo en la actualidad, aquellos que tienen su origen y se desarrollan en el ciberespacio: el porno en Internet, las apps de encuentros sexuales, las máquinas de estimulación virtual… Para acabar, hay que destacar la instalación Right Into Her Arms, de William Kentridge, que el artista sudafricano ha realizado en el marco de su puesta en escena de la ópera Lulú, de Alban Berg.

  • La exposición 1.000 m2 de deseo. Arquitectura y sexualidad del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) (Carrer de Montalegre, 5. Barcelona) estará abierta hasta el 19 de marzo de 2017. La entrada cuesta 6 euros.
  • Entre las actividades programadas alrededor de la muestra destaca las visitas guiadas de 1.000 m2 de deseo. Arquitectura y sexualidad, acompañados por Rosa Ferré, una de sus comisarias.