Tras un primer capítulo de presentación, de toma de contacto pese al potente comienzo, Juego de Tronos ha entrado en materia. El segundo episodio ya avanza cómo va a desarrollarse la guerra que viene y nos ha dejado a los primeros damnificados, una batalla sangrienta y un par de reyes cuyas decisiones son cuestionadas.

A partir de aquí, muchos spoilers.

En Rocadragón, Daenerys ya está instalada, pero no cómoda en el palacio de su familia. La planificación de la toma de Poniente está en marcha, pero se está dando cuenta de que tiene una potencia de fuego considerable que no puede usar. Sabe que si asusta a todo el mundo atacando dragones en ristre le va a costar ganarse el apoyo de la gente en los Siete Reinos. Tampoco quiere pecar de cautelosa, para evitar así los errores de su familia. Complicado equilibrio.

En una reunión del improvisado alto mando femenino, con Asha Greyjoy, Olenna Tyrell y las Serpientes de Arena presentes, queda claro cómo ha planificado Tyrion la conquista del Oeste. Su idea pasa por mandar a los huestes de los Tyrell y a las tropas de Dorne a sitiar Desembarco del Rey para ahogar a Cersei, mientras los Inmaculados navegan hasta Roca Casterly, bastión Lannister, para dar un golpe de efecto. Tras las primeras reticencias de la superviviente de Altojardín y de las dominadoras del Sur, todos acaban por aceptar el plan.

Aunque tiene el apoyo de todos, Daenerys no es una reina fuerte. Mantener el equilibrio cuando necesita a sus aliados es difícil, sobre todo porque todos ellos tienen en la cabeza destrozar a Cersei y a los Lannister. No les faltan motivos para ello, porque la poseedora del Trono de Hierro se ha llevado por delante a un buen porcentaje de los Tyrell y fue la culpable de la muerte de Oberyn Martell.

También llega a Rocadragón la que faltaba en la fiesta. Melisandre aparece para recomendar a Daenerys que se reúna con Jon Snow, al que termina por mandar un mensaje. El encuentro entre ambos parece más cerca, aunque la Khaleesi ha dejado claro que tendrá que ser en sus términos y que el Rey en el Norte tendrá que hincar la rodilla ante ella. Veremos si Jon se pone al servicio de los deseos de una Targaryen.

Problemas en el Norte

Aunque acepta visitar a Daenerys, Jon sigue encontrándose con oposición cada vez que intenta dar un paso. En el Norte están preocupados por la batalla que viene, pero Jon tiene claro que debe buscar aliados y, sobre todo, vidrioagón. Ha recibido un cuervo de Sam que le explica que Rocadragón es, básicamente, una mina gigante de este material, el único que puede acabar con los caminantes blancos.

Por eso va a ir a Rocadragón, aparte de para convencer a Daenerys de que algún dragón que otro no le vendría mal para achicharrar a los caminantes blancos. Ambos se necesitan, pero les va a costar encontrar un punto común. Además, a los señores del Norte no les hace nada de gracia sumar sus fuerzas a una Targaryen.

Si fuera de su familia Jon está encontrando problemas, dentro las cosas no están más calmadas. Sansa sigue cuestionando sus decisiones, aunque se calma cuando su hermano deja Invernalia en sus manos, demostrando que cuenta con ella y que tiene su confianza. Para no querer ser Rey en el Norte, al bastardo de Ned Stark se le da bastante bien la diplomacia.

Eso sí, su fuerte sigue siendo el enfrentamiento. Así se lo demuestra a Meñique, empeñado en consumar su matrimonio con la heredera Stark para alcanzar así el Trono de Hierro. Jon acaba por amenazar con tirar de espada si hace algo, pero nunca es buena idea amenazar a Lord Baelish por su enorme potencial para las traiciones y las conspiraciones.

Invernalia, en cualquier caso, va a encontrar pronto refuerzos. Arya, la otra Stark superviviente, está camino de casa después de enterarse de que ahora está en manos de Jon Snow mientras iba a Desembarco del Rey. Tras un encuentro con una manda de lobos, liderados por un huargo que parece no ser Nymeria, el reencuentro con su hermana está más cerca.

Además de mandarle cuervos a Jon, Sam sigue empeñado en salvar a Jorah Mormont de su enfermedad, que de tan avanzada parece ya incurable. Tras descubrir un procedimiento que consiste básicamente en desollar vivo al paciente y luego aplicar un ungüento, Sam se pone manos a la obra pese a que sus superiores se lo prohíben expresamente.

Cersei golpea de nuevo

Si alguien pensaba que, pese a estar rodeada de enemigos, Cersei iba a echarse a temblar, estaba muy equivocado. La mayor de los Lannister no va a soltar el Trono de Hierro así como así y, con Qyburn a su lado, prepara ya la defensa de Desembarco del Rey.

Lo primero es averiguar cómo matar a los dragones, claro. El heterodoxo gran maestre de la capital es un hombre de recursos y ya tiene preparada una ballesta gigante que es capaz de atravesar la piel de los dragones, para cuando estos aparezcan en el cielo de la inminente batalla por la sede del trono.

Los nobles a los que Cersei intenta cortejar para ponerlos de su lado en la pelea saben precisamente que los dragones son el mayor de sus problemas, pero la posibilidad de tener campando por sus tierras a una horda de Dothraki y a los Inmaculados tampoco acaba de seducir a los anticuados nobles.

El gran final

El segundo episodio de la séptima temporada nos dejó el primer gran final. Mientras la armada liderada por Asha Greyjoy transportaba a las Serpientes de Arena a Dorne para recoger allí a su ejército y trasladarlo a Desembarco del Rey, Euron hace su aparición con sus naves.

El tío de Asha está buscando demostrarle a Cersei que es su fiel servidor en sus ansias por casarse con ella para ser el rey, y le corta el paso a su sobrina tendiéndole una trampa en mitad de la noche.

Las tropas de Euron son más numerosas y además tienen el factor sorpresa de su lado y acaban por prenderle fuego a las naves de Asha y Theon. Tras acabar personalmente con dos de las Serpientes de Arena, secuestra a Ellaria y a Nymeria y las toma como rehenes.

También consigue vencer en combate a Asha, a la que tiene dominada cuando Theon se da cuenta de ello. En vez de combatir contra su tío para intentar salvar a su hermana, Theon se echa a temblar y se tira por la borda dejando caer su espada y condenando a su hermana.

La guerra ha comenzado y la primera batalla ha caído del lado de Cersei Lannister. De momento ha conseguido acabar con las comandantes del ejército de Dorne y ha hundido gran parte de los recursos navales de Daenerys, algo vital teniendo en cuenta que está en una isla. ¿Momento de sacar a pasear a los dragones? Lo sabremos en una semana.