En un aeropuerto se llegan a ver demasiadas cosas en los lugares más insospechados. Pero esta vez la incredulidad fue mayor. Lo que encontraron los agentes de la Guardia Civil oculto en el equipaje de una de las pasajeras fueron nada menos que 22 caracoles gigantes vivos. La intervención de los agentes se produjo en el aeropuerto de Bilbao a finales del mes de agosto pasado cuando procedieron a inspeccionar las maletas de una mujer procedente de Lagos (Nigeria) y descubrieron con sorpresa que lo que transportaba era más de una veintena de caracoles de alrededor de 20 centímetros de longitud cada uno.

En total, los animales, que estaban vivos, pesaban 4,4 kilos. Se trata de un tipo de caracol originario de África. Conocido como Achatina Fulica, esta especie es casi tres veces más grande que el caracol común europeo, cuyas medidas rondan como máximo los ocho centímetros. La propietaria de la maleta, una mujer de nacionalidad española pero originaria de Nigeria, aseguró a la Guardia Civil que los había adquirido en su país para dedicarlos a la crianza en un terrario.

El material tuvo que ser confiscado al tratarse de una especie de caracol terrestre que está incluido en el catálogo español de Especies Exóticas Invasoras. El Achatina Fulica es una de las cien especies invasoras más dañinas del mundo, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Posee un elevado potencial colonizador además de ser una amenaza grave para las especies autóctonas, los hábitats y los ecosistemas. Junto a todo ello, este tipo de caracol gigante puede ser portador de diferentes parásitos capaces de provocar afecciones graves para la salud humana. Contra la mujer se interpuso una denuncia por una presunta infracción administrativa.

En abril, 40 kilos de angulas

Esta no es la primera ocasión en la que en el servicio de control del aeropuerto de Bilbao se incauta de animales ocultos en las maletas. El pasado 21 de abril dos mujeres se aventuraron a cruzar los controles policiales provistas de seis maletas, tres por cabeza. En su interior ocultaban casi 40 kilos de angulas vivas perfectamente empaquetadas para una correcta conservación. Lo habían preparado con minuciosidad. Distribuidas en 36 bolsas, junto a botellas con agua congelada, sal y mantas térmicas para mantener la temperatura necesaria para no dañar la mercancía. Las preciadas angulas debían viajar desde Bilbao a Shangai y llegar vivas a China. Fueron precisamente las botellas con las que debían transportar las angulas lo que levantó las sospechas de los agentes de la Guardia Civil que revisaban el escáner aeroportuario. Tras abrir las maletas descubrieron el preciado contenido.

En este caso todo apuntaba a que podría ser una nueva operación ilegal para la cría de anguilas en el país asiático, un producto muy cotizado y que según las estimaciones dadas a conocer por la Delegación del Gobierno en el País Vasco, podría rondar los 74.000 euros.  Las angulas que se capturan aquí se someten en China a un proceso de engorde para ser posteriormente comercializadas como anguilas.