El exministro de Cultura y Deportes, Màxim Huerta, ha decidido borrar su rastro de las redes sociales después de su dimisión tras descubrirse que en el pasado fue condenado por un fraude fiscal superior a los 200.000 euros. Huerta, que se convirtió con su salida en el ministro más efímero de la democracia -aguantó sólo seis días en el cargo-, se despide ahora de Twitter, una herramienta que durante su semana en el Gobierno le había dado más de un quebradero de cabeza.

Ex presentador de televisión en Telecinco -"la cadena que todo el mundo critica, pero todo el mundo ve", dijo en su despedida-, Huerta había sido en el pasado un prolífico twittero. Opinaba de todo, no siempre con filtro. Así, aseguraba "cagarse" en "el puto independentista" que arruinó la actuación de Daniel Diges en Eurovisión 2010, o en las vuvuzelas del Mundial de Sudáfrica, o en sus vecinos ruidosos.

Sus mensajes del pasado también le perseguían debido a las atribuciones de su cargo. Revivieron los tweets en los que aseguraba no saber nada de deporte, o incluso odiarlo. Y a los taurinos les sentaron mal mensajes en los que calificaba la fiesta como "sufrimiento mezclado con aplausos".

Con el descubrimiento de su fraude a Hacienda, tributando sus ingresos personales a través de una sociedad instrumental, emergieron también tweets en los que bromeaba con que estar al día con Hacienda "ya no se lleva", o valoraba en tono sarcástico condenas por corrupción y fraudes fiscales del mismo tipo.

Huerta, horas después de dimitir y dejar su cargo en manos del nuevo ministro, José Guirao, decidió borrar todos sus mensajes en Twitter. Posteriormente, durante la noche del jueves al viernes, tomaba la decisión radical de borrar la cuenta, que hasta ese momento contaba con 387.000 seguidores.