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Letizia cierra los actos de la 'Cumbre paralela de la OTAN': sus aciertos (y errores) como anfitriona estos días

Letizia y el resto de cónyuges OTAN en el Teatro Real

EFE

Después de varios días intensos con bastantes actos programados y un buen desfile de trajes, Letizia cierra hoy su trabajo como anfitriona máxima de lo que podríamos denominar la 'Cumbre paralela' o, lo que es lo mismo, la Cumbre de cónyuges (primeras damas y primeros caballeros).

Después de que ayer Begoña Gómez asumiera todo el protagonismo en la cena en el Museo del Prado y apareciera radiante con un traje rojo de crepe de seda rojo de escote asimétrico firmado por el diseñador asturiano Marcos Luengo, las malas lenguas comenzaron a circular que Begoña disfrutó de lo lindo ejerciendo (¡por fin!) de verdadera y única primera dama de España. Sus gestos --exagerados-- delataban una mezcla entre nerviosismo y alegría máxima. El matrimonio Sánchez ayer estaba exultante y no hicieron nada para disimularlo.

Hoy la reina Letizia ha vuelto al ruedo y lo ha hecho con uno de esos colores fuertes que se pone en esas ocasiones en que quiere dejar claro que la reina --le pese a quien le pese-- es ella. Ha ido de fucsia, un color muy español y también muy vistoso, con garra y fuerza. En concreto, ha escogido un traje de Carolina Herrera que ya le habíamos visto en otras ocasiones (la primera, en el viaje oficial que los Reyes hicieron a Estados Unidos en el 2018). Es un traje de escote redondo, sin mangas, con botonadura en la parte delantera y con una bonita falda amplia y de gran caída. Los zapatos (también de Carolina Herrera) y el bolso (de Magrit) eran beige.

Después de que ayer Letizia sirviese de anfitriona a los cónyuges de los dignatarios de la OTAN en el palacio de La Granja en Segovia y, más tarde, en el Museo Reina Sofía (donde se fotografiaron delante del Guernica de Picasso), hoy tocaba llevarlos al Teatro Real de Madrid, una nueva visita cultural en donde han podido disfrutar de un ensayo de la ópera Nabuco, de Verdi.

Ha cumplido su agenda a la perfección, pero...

Hay que decir, ahora que acaba la Cumbre de la OTAN, que Letizia ha cumplido muy bien con sus obligaciones como anfitriona y que se la ha visto locuaz y muy pendiente del resto de damas y caballeros, sobre todo de Jill Biden, con la que parece hacer establecido una buena sintonía desde el principio.

Sin embargo, hay que decir también que es una lástima que estas visitas de cónyuges sean tan anacrónicas y se limiten al consabido acto turístico-cultural, cuando podría haberse gestado una agenda de mucho peso con temas sociales, culturales y científicos. Estuvo muy bien, por ejemplo, que los primeros actos (los que Letizia protagonizó con la primera dama de los Estados Unidos) se centraran en la cooperación entre ambos países para luchar contra el cáncer y también en visitar a refugiados ucranianos. De hecho, en el Instagram de la primera dama estadounidense, lo que más se destaca de su visita a España son estos actos precisamente.

Debería tener más peso internacional

Tengo que decir que me hubiese encantado ver a una Letizia más ejecutiva, con reuniones bilaterales con otras primeras damas con temas de calado. Estuvo muy bien la foto delante del Guernica y la promoción de la gastronomía, pero ya es hora de que Letizia adopte un perfil sólido internacional en ámbitos como la salud mental o la infancia.

Me gustaría que alguien en Zarzuela se fijara de vez en cuando en los Países Bajos y copiaran lo que hace la reina Máxima en la inclusión financiera (un trabajo extraordinario, por cierto). Ojalá veamos algún día a Letizia en cumbres de verdad, hablando con los que realmente mandan y dando discursos de calado con dignatarios. Por pedir que no quede.

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