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Las Ventas de Albares, el pueblo minero del Bierzo que arrasa en verano con la música

Los hoteles y establecimientos de los alrededores de la localidad berciana cuelgan el cartel de completo con un joven festival que apuesta también por potenciar la gastronomía local. Reúne a 3.000 personas en un pueblo con menos de 300 habitantes

Una de las actuaciones del Impacto Fest.

Una de las actuaciones del Impacto Fest. EI

Hace ya un tiempo que desaparecieron los últimos pozos de carbón en el entorno de Torre del Bierzo. La crónica amarga de una zona del interior de España que espera como agua de mayo la anunciada reconversión de la economía.

La localidad de Las Ventas de Albares estaba poblada durante todo el año por multitud de mineros y sus familias. Pero el ocaso de la actividad extractiva dejó al pueblo con menos de 300 habitantes que, con suerte, llegan a duplicarse en verano.

Tras los duros inviernos, la temporada estival sirve para dar un empujón económico a la zona, gracias a un festival de música que en su segunda edición ha conseguido atraer a casi 3.000 personas de todos los rincones de España.

Apenas unos días antes de las fiestas patronales, la localidad calienta motores con grupos como Pole, Despistaos, Israel B, La La Love You, Pol 3.14 o John Pollõn. "Es un festival con catas de vino, degustaciones gastronómicas y un mercadillo artesanal", explica a El Independiente el organizador del festival, Alejandro Frades. Aunque durante el año trabaja como responsable de marketing en una agencia de diseño web y software en León, aprovecha el verano para regresar a su pueblo desde donde puede teletrabajar.

Lo que se gestó como un evento que pretendía ayudar durante la pandemia a marcas de la zona a impulsarse a través de la música. Visto el éxito y la buena acogida que tuvo entre el público, el concepto mutó en festival que, según los organizadores, ha supuesto una repercusión de cerca de 200.000 euros en la zona del Bierzo alto. Ya se prepara la próxima edición.

Con una tienda de comestibles, dos hoteles y tres bares, la llegada de tantos visitantes no pasa desapercibida. "Había colas de una hora para comer en los food-trucks y el pueblo estaba lleno de coches, algo que no es nada habitual ni siquiera en las fiestas patronales", explica Frades.

Tras el cierre de los pozos, la mayor parte de los habitantes son mineros jubilados o trabajadores que se desplazan a otras localidades como Ponferrada (a 22 kilómetros), Bembibre o el propio León para su puesto de trabajo.

Recientemente, también ha abierto sus puertas una granja escuela (Finca Fiyuelo), para divulgar la importancia de la naturaleza entre los más pequeños de la comarca. En una finca de 14.000 metros cuadrados conviven diferentes especies que, poco a poco, se irán incrementando.

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