Susana Gómez Abaitua (Vitoria, 1990) nació en el País Vasco, aunque su otra mitad es de la Francia más recóndita. Hija de una profesora de baile, debutó en el cine con tan solo 18 años gracias a La buena nueva, la película que le abriría las puertas de la televisión. Continuó haciendo papeles en importantes series como Cuéntame cómo pasó o El secreto de Puente Viejo hasta que Sé quien eres la llevó al pedestal de la fama, eso la consagraría con una nominación a los Premios Feroz y, más tarde, a ser el primer plato de las plataformas streaming. Primero con Patria, en HBO, después con Loco por ella o Fuimos Canciones, con Netflix, también con El grito de las mariposas en Star + y ahora, con Amazon Prime, aunque con una dinámica un poco diferente.
Susana es la protagonista de Secuestro Virtual, la nueva ficción sonora de Audible (Amazon), que desentraña una historia inquietante sobre uno de los delitos que no dejan de crecer en todo el mundo: las extorsiones telefónicas. La actriz se desenvuelve entre ficción y realidad respondiendo a las preguntas de El Independiente.
Pregunta.- Lo primero, ¿qué nos puedes contar acerca de Secuestro Virtual?
Respuesta.- Secuestro Virtual es la historia de una banda que está de gira y, en un momento dado, reciben una llamada que parece ser una cosa... Y a partir de ahí se desarrolla toda la historia. Va un poco de eso, de estar todo el rato al límite, no saber lo que está pasando... Es un tema que desconocía, que es, como bien dice el título, el Secuestro Virtual.
P.- Cómo ha sido pasar del mundo audiovisual para adentrarte en uno totalmente sonoro. Cuéntame tu experiencia.
R.- Nunca lo había hecho. Sí había hecho doblaje, en películas, palabras... Pero nunca había contado historias con la voz. En parte es muy diferente y, por otro lado, en mi caso, ha sido parecido. Aunque solo aporte la voz, intento estar conectada y, sobre todo, tomas conciencia de lo importante que es escuchar, y la voz, y lo que cuentas... De repente estás contando una historia en una sala, con un micrófono y nada más. Y eso basta para contar la historia. Y eso es lo que me parece muy atractivo de las historias sonoras.
P.- ¿Te lo habrías imaginado?
R.- No me lo he planteado. Sí que es verdad que ahora, que se escucha tanto podcast, sí pensé que me gustaría. Es algo que me gusta, contar historias, leer libros, me gusta leer en voz alta, poemas... Entonces, me parece bastante atractivo hacer algo así.
P.- ¿Cuál fue la primera impresión cuando te ofrecieron esta oportunidad?
R.- Ganas, sobre todo. Me gusta aventurarme en todo y la verdad es que con ganas de trabajar con Salva Calvo, que tenía muchísimas ganas de trabajar con él. Y también curiosidad, a ver cómo íbamos a hacer esto.
P.- Hasta qué punto son diferentes las sensaciones que se crean en el seguidor con el audio, comparándolo con la televisión. Y con qué responsabilidad tomas esa parte.
R.- La responsabilidad es la de contar bien la historia y ser fiel a lo que me pide el director. Claro que son sensaciones completamente distintas. Una es visual, incluso hay veces que no necesitas ni diálogos, puede ser muda, como la película de Pablo Vergel, incluso. Y en este caso es lo opuesto: todo depende del sonido, que cobra una dimensión y una importancia que me gusta y me parece muy interesante.
P.- En este sentido, aumenta el interés al saber que el espectador televisivo, que antes era la tercera persona, con lo que llamamos la cuarta pared, al escucharlo, de alguna manera pasa a formar parte de la propia escena, ¿cómo lo haces para conseguir eso? ¿Te han dado consejos o has seguido recomendaciones?
R.- Eres consciente, sabes que hay que vocalizar, que todo tiene que estar muy claro... Pero yo estaba intentando sentir la historia, contarla... Luego hay un equipo detrás entero que es el que está más pendiente del oyente. En mi caso, yo estaba pendiente de la historia y de sentirla, pero me pasa en todo, tanto sonoro como en audiovisual. Sé que es para un público, pero estando más en el presente que pensando en el público.
P.- Repites con Álvaro Cervantes, ¿cómo es grabar con él?
R.- Álvaro es lo mejor de este mundo, es mi hermano, le quiero, estoy muy cómoda... Es que es muy amigo mío, ¿qué te voy a decir? Siempre que sea con Álvaro es bien. Estar cómodos es lo más importante.
P.- No sé si sabes, que un estudio ha sacado a la luz que los podcast y audiolibros son imprescindibles para la Generación Z. ¿Crees que nos encontramos ante un cambio en la forma de consumir entretenimiento?
R.- Por supuesto, creo que todo ha cambiado y que todo va a ir cambiando y tendremos que ir adaptándonos. Ahora es el momento de todo lo nuevo y algo bueno que son las ficciones sonoras, que sirven para meter la cultura en otro ámbito. Creo que está muy bien, que nos adaptemos a todo. Aparte que es la comodidad. En mi caso, cuando voy en el coche es cuando puedo escuchar audiolibros. Nos hace viajar, te lleva la imaginación. Me parece que está muy bien.
P.- Cómo se prepara un actor o actriz para hacer los sonidos en escenas de cama, la sociedad tiene este hecho estigmatizado, ¿pero lo tomasteis por ese camino?
Me ha pasado alguna vez que era una putada ser la mujer de un proyecto
R.- En realidad es lo más frío que hay en el mundo. Los gemidos, es todo falso. Lo haces y ríes mucho porque encima no estás con la incomodidad de tener que estar desnuda como cuando estás en un rodaje. Además, trabajando con Álvaro y con Salva ha sido todo muy cómodo y nos reímos bastante y en este caso, no tengo que meterme tanto en la piel. Hago los sonidos, simplemente, y ya está.
P.- Y hablando de estigmas, a lo largo de tu carrera, ¿has tenido algún problema por el hecho de ser mujer? ¿Te has sentido más limitada o te han hecho pensar que eras menos capaz?
R.- En cuanto a que sea menos capaz, no. Sí que me ha pasado alguna vez que era una putada ser la mujer de un proyecto, porque había proyectos muy interesantes en los que el personaje del hombre me hubiese flipado hacerlo y, por los roles, me tocaba el de la mujer. Creo que esto está cambiando, le falta muchísimo por cambiar. Ahora mismo pienso en Patria, con Ane Gabarain y Elena Irureta siendo sus protagonistas, dos mujeres que ni tienen 20 años. Me parece estupendo y espero que se siga yendo por ese camino, que es lo que me parece más interesante. Y en el caso de si he tenido algún problema por el hecho de ser mujer, sí he vivido situaciones que no me han gustado mucho y de las cuáles ya he hablado con quien tenía que hablar. Pero sí, nos pasa, le ha pasado a casi todas las mujeres y, si se dice que no, suerte ha tenido. Pero ya no solo en esta profesión, por desgracia. Porque me pasa en la calle y me pasa en más sitios, porque seguimos viviendo en una sociedad machista y este tipo de cosas, por desgracia, siguen pasando y son muy habituales, así que luchemos por ello.
P.- ¿Repetirías la ficción en audio?
R.- Por supuesto. Me encantaría hacer un audiolibro, de hecho. Ya lo dije en su momento, me parece bastante interesante, me gustaría hacerlo.
P.- Hablando un poco de tu recorrido artístico, qué película dirías que cambió tu carrera
R.- Diría siempre la primera, La buena nueva. Es mi primera película, fue entrar directamente con un personaje al que le rapaban la cabeza. Tenía 16 años, fue el primer paso para decir: 'Vale, me voy a dedicar a esto’. No porque no quisiera antes. A nivel más comercial, Loco por ella es verdad que ha llegado a mucho público, ha funcionado muy bien la película. Me encantó trabajar con Dani y con Álvaro, me encantó el personaje. Y es verdad que es mi primera oportunidad de ser la cabeza de la película. Todas tienen sus cosas. En ‘Cuatro latas’ también descubrí cosas... Pero sí, te diría esas.
P.- ¿Notaste algún cambio al pasar a Netflix, por grabar con una plataforma streaming? Aunque no suponga un cambio a nivel productivo
R.- Claro, claro. Lo que decía antes, al final Netflix tiene algo que son 197 países, creo, de golpe. Es curioso cómo funciona, cómo de repente estás en Colombia y la gente te puede conocer. Se nota. Y a mí no me ha pasado lo que les ha pasado a los de La Casa de Papel o Elite, eso tiene que ser una locura. No se queda en casa lo que haces. Eres actriz y antes yo pensaba ‘Bueno, pues me conocen en España, qué guay. Si me voy a Francia, no me va a conocer nadie’. Pues eso empieza a cambiar, todo es más masivo. Se crea más trabajo, España ahora mismo se coloca en un sitio muy bueno porque las series españolas están muy bien valoradas. Pero la exposición es muy ‘heavy’. Yo lo llevo superbien y no es que no pueda caminar por la calle, estoy muy tranquila. Pero pienso en otro gente y creo que tiene que ser fuerte y que llevarlo tiene que ser difícil.
P.- ¿Siempre supiste que querías dedicarte a esto?
R.- Siempre, absolutamente. No cuando tenía 3 años, pero sí desde que veía la pantalla, veía muñequitos y pensaba que vivían dentro de la televisión. Esto muy pequeña, claro. Luego me enteré de que eran actores, de que era una profesión y vi películas, sobre todo con personajes de mi edad, El viaje de Carol, La flaqueza del bolchevique’.. Y yo es que quería hacer eso.
P.- Hablas francés, ¿te has planteado hacer cinematografía francesa?
R.- Por supuesto, estoy con mi representante francés a muerte. Ahora estoy en un momento muy bueno y muy contenta, pero es verdad que no tengo un hueco. Voy encajando un proyecto con otro y con otro...Necesito irme a París un mes paracentrarme y te diría que cuando termine el proyecto con el que estoy ahora, mi energía se va a centrar muchísimo en eso.
P.- ¿Y dar el salto a Hollywood?
R.- Si viene, bien. Si no, no me veo yendo a Los Angeles a probar suerte, así como sí me veo yendo a París. Lo de Hollywood es algo que nunca diría que no, que si pasa, por lo que sea, porque una serie se hace aquí y llega allí, me plantearía irme allí. Pero busco más un cine francés independiente, voy más por ese camino que por Hollywood. Pero nunca diría que no, como tampoco lo haría a una película japonesa si me gusta el guión y me gusta lo que cuenta.
P.- ¿Cuál es tu próximo proyecto?
R.- Estoy rodando ahora mismo la serie de Mariano Barroso y Polo, con Miguel Herrán, Pedro Casablanc, Nora Navas, Amparo Piñero y Adam Jezierski... Y estoy muy contenta. Una historia de tráfico de armas de una familia en Marbella, en los años 80.
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