Miedo, elefantes y avalanchas: así fue el primer año del puente de Brooklyn

Se inauguró el 24 de mayo de 1883, hace ahora 140 años. Fue Chester Alan Arthur, entonces presidente de los Estados Unidos, el encargado de cortar la cinta, y una joven Emily Roebling la primera en pasar por el recién estrenado puente. Tras ella, 150.000 personas y 1.800 vehículos volaron de Manhattan a Brooklyn en las primeras 24 horas.

La idea había sido de un ingeniero y propietario de una compañía metalúrgica. John Augustus Roebling se había quedado atrapado en Brooklyn un día que el ferry que unía su ciudad con Manhattan no pudo cruzar el río porque estaba completamente helado. El alemán, que ya había construido algunos puentes colgantes, pensó que con acero y hormigón podría hacer el más grande del mundo y acabar con el problema.

Vendió la idea del puente de Brooklyn y no tardaron en comprársela, aunque no fue capaz de ejecutarla. A Roebling le tuvieron que cortar los dedos de un pie tras un golpe fortísimo y murió a los pocos días de tétanos. Los planos pasaron a su hijo, Washington, que había participado en la elaboración del proyecto y cogió el testigo.

También ingeniero, quiso estar en todo, encargarse de cada detalle y participar en el día a día de la construcción. Al poco tiempo de empezar, las obras comenzaron el 3 de enero de 1870, mientras excavaba el lecho del río en el lugar donde iba a construirse la torre oeste del puente, sufrió síndrome de descompresión y tuvo que quedarse metido en la cama durante muchos meses. La misma enfermedad afectó a más de un centenar de trabajadores del puente, lo que ralentizó mucho su construcción.

Así que fue Emily Roebling, su mujer, ingeniera y matemática, la que se hizo cargo del proyecto y a la que dejaron el honor de ser la primera en cruzar el puente. Se trataba de un puente colgante de estilo neogótico que tenía que unir los dos distritos más importantes de Nueva York (entonces ciudades independientes) y que iba a ser el más largo del mundo con más de 1.800 metros de longitud. Tuvo un presupuesto de 15,1 millones de dólares y su construcción se basó en dos torres de granito y cables de acero, proporcionando a todos los que pasaban por ahí una panorámica impactante del East River.

Fue construido por cientos de obreros, muchos de ellos mineros para poder realizar las excavaciones necesarias para mantener firmes las torres y que con dinamita fueron abriendo pasó a la estabilidad. Cobraron alrededor de 2 dólares al día y las condiciones de trabajo fueran complejas. Tras 13 años de construcción contaron con 27 fallecidos, a los que hubo que sumar 12 más a la semana de inaugurarse.

La estrecha escalera se inundó de personas, amontonadas unas encima de otras y muchas fueron aplastadas hasta la muerte"

Porque el 30 de mayo cundió el pánico. Una mujer que subía por las escaleras resbaló y cayó. Los gritos de la gente provocaron una avalancha de personas intentado bajar. "En un momento la estrecha escalera se inundó de personas, amontonadas unas encima de otras y muchas fueron aplastadas hasta la muerte. En pocos minutos, 12 personas murieron, 7 resultaron heridas de gravedad y otras 28 heridas leves", aseguró un testigo al New York Times.

Tras la tragedia, el miedo se apoderó de los neoyorquinos, que temían cada vez que cruzaban el puente, y muchos decidieron seguir utilizando el ferry como transporte. Un año más tarde, PT Barnum, fundador del circo, tuvo una idea. Él quería dar publicidad a su espectáculo y lo vendió como una manera de liberar al puente de la maldición. El 17 de mayo de 1884, 21 elefantes y 17 camellos cruzaron el puente de Brooklyn, alejando cualquier sospecha de debilidad y dándole a Barnum una publicidad impagable.

Pero no sólo fue un hito arquitectónico sino también urbanístico. El puente de Brooklyn creó la actual Nueva York que dejó de ser varias ciudades separadas en 1898, cuando la ciudad de Brooklyn se fusionó con la ciudad de Nueva York, Staten Island y algunas ciudades agrícolas.