Woody Allen se encuentra en Venecia presentando su película número 50, Golpe de suerte, que se estrena en España el próximo 17 de septiembre. Una historia de amor y violencia en el París actual.

Como parte de su ronda de entrevistas, el director ha concedido una al medio español El Mundo donde al ser preguntado por el caso Rubiales ha asegurado que "es difícil entender que una persona pueda perder su trabajo y ser penalizada de esa manera por dar un beso a alguien". Además, ha añadido que cuando leyó la noticia en el periódico lo primero que pensó fue que "no se escondieron, ni la besó en un callejón oscuro. No la estaba violando, era sólo un beso y era una amiga. ¿Qué hay de malo en eso?".

"No la estaba besando en su despacho con la puerta cerrada ni nada parecido donde ella estuviera amenazada. Fue claramente a la vista de todos y ella no estaba en peligro", ha continuado, "pero claro, ella tiene todo el derecho a dejar claro que no quiere, y él tiene el deber de pedir disculpas y de asegurar que no lo volverá a hacer. Y hecho eso, seguir los dos adelante.

Woody Allen fue acusado en 1992 de abusar sexualmente de Dylan Farrow, su hijastra, cuando ella era menor de edad. Él aseguró que se trataba de una acusación falsa de su expareja Mia Farrow, para hacerle daño el pleno proceso de divorcio. El director nunca ha sido procesado por estas acusaciones.