La tarde en Sotheby's empezó fuerte. Todos los fans de Freddie Mercury esperaban impacientes la subasta en la que su exnovia y gran heredera Mary Austin se "deshacía" de todos los objetos que le pertenecieron y que llevan más de treinta años bajo su custodia.

Más de 6.000 personas siguieron desde las 5 de la tarde, hora inglesa, las pujas por cada uno de los lotes que se subastan esperando con impaciencia el número 44, el piano Yamaha con el Mercury compuso sus mejores temas y con el que tocó ante miles de personas.

La puerta tenía un precio estimado de 15.000 libras y acabó vendiéndose por 412.000

Pero la espera no fue ni mucho menos aburrida y nada más empezar la puerta de Garden Lodge donde los fans escribieron grafitis de despedida tras la muerte del cantante sorprendió a todos. Tenía un precio estimado de 15.000 libras esterlinas, tras una puja muy tensa acabó vendiéndose por 412.000.

Luego llegaron una mesa florentina y el Busto de Diana ,de Weigele, que aunque no con la fuerza del primer lote sí que duplicó, el primero, y triplicó el segundo, sus precios estimados. También una lámpara de Tiffanys de 1910 que empezó en 8.000 libras y acabó rozando las 61.000.

Uno de los objetos más valiosos, a nivel sentimental, fue el último cuadro que compró Mercury, un retrato del pintor francés Tissot que se estimaba vender por 400.000 libras y que llegó a las 482.000. De ahí a Picasso, Dalí o Matisse que también superaron las expectativas abriendo boca para el piano Yamaha.

Que llegó justo después de sus icónicas joyas, de varios relojes Cartier a la pulsera de la serpiente que llevó en el videoclip de Bohemian Rhapsody; todas triplicando, como mínimo, su precio estimado. Y de la letra manuscrita de este himno en un calendario de 1974 que acabo rozando las 1.400.000 libras cuando se esperaban 800.000.

El piano llegó por fin a las 8 de la tarde, hora inglesa, con un precio estimado de 2 millones de euros, el subastador no era capaz de coger aire entre cada puja pero todo se ralentizó al llegar al millón de libras y se paró en 1.700.000 ante la sorpresa de todos ya que los rumores hablaban de 4 o 5 millones. Los comentarios en redes sociales hablaban de "tristeza" y "falta de ojo" y la subasta perdió fuelle desde entonces.

La importancia del piano Yamaha

"Freddie encontró su voz con Queen, pero el piano siempre estuvo en el centro de su música. Tocaba en el escenario, por supuesto, pero lo más importante era que seguía siendo su principal instrumento de composición: era en el piano donde improvisaba melodías, probaba letras y tocaba por primera vez sus nuevas canciones ante sus colaboradores más cercanos", aseguraban desde Sotheby's días antes de esta subasta.

También que este instrumento no fue ni mucho menos elegido al hacer por el cantante ya que "en 1975, con el respaldo financiero del magnate de la música Don Arden, que intentaba sin éxito atraer a Queen a su equipo directivo, Mercury se propuso encontrar su piano perfecto, un instrumento que seguiría siendo la base sobre la que se construyó su música".

El piano Yamaha de Freddie Mercury, en una fotografía cedida por Sotheby's.

En aquella época aún vivía con Mary Austin, la mujer que heredó el 50% de su fortuna y todos sus objetos personales, de los cuales ha sacado a subasta 1.500 contando con este piano. Como ella contó a Sotheby's, "Freddie buscó intensamente, duramente semanas, en numerosas tiendas pero siempre volvía frustrado y decepcionado".

Hasta que encontró un Yamaha G2, un modelo atípico de la marca ya que es de los pocos pianos que tienen que sea de media cola y que costaba 1.000 libras esterlinas. "Cuando lo vio regresó a casa emocionado", recuerda Austin y añade que "lo consideraba más que un instrumento, era una extensión de sí mismo, su vehículo de creatividad. Nunca fumaría junto al piano ni colocaría un vaso encima y se aseguraría de que nadie más lo hiciera tampoco. El piano siempre estuvo impecable".