Historia | Literatura

Cuando los nazis tuvieron a Virginia Woolf, Aldoux Huxley y H.G. Wells en su lista negra

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El verano de 1940 es recordado en Gran Bretaña como la Gran Espera. Ahora que la palabra confinamiento está de actualidad desgraciadamente, recordamos que hace justo 80 años la situación de las Islas Británicas desde mediados del mes de junio de ese año guardaba alguna similitud. La parte occidental de Europa estaba inmersa en la sangrienta guerra que Hitler había provocado, pero el 22 de junio Francia firmó un humillante armisticio con Alemania, y los cañones enmudecieron en el continente. Todos se preguntaban cuándo tendría lugar el desembarco en la única nación que todavía resistía a la máquina militar nazi.

Hitler confiaba en que los británicos pidieran la paz, y por eso durante los meses de junio y julio, prácticamente no cayeron bombas en suelo británico. Sin embargo, cuando el primer ministro Winston Churchill dejó claro que su deseo era resistir hasta el final, los nazis pusieron en marcha la Unternehmen Seelöwe (Operación León Marino), que consistía en la invasión de las Islas. Entre esos planes, se redactó la Sonderfahndungsliste G.B. (Lista de búsqueda especial de Gran Bretaña), una lista confidencial que incluía el nombre de personalidades relevantes que vivían en territorio británico en ese momento, y que debían ser arrestadas cuando se consumara la Operación León Marino. Esta enumeración fue localizada en la sede de la Oficina Principal de Seguridad del Reich (RSHA) en Berlín, poco después de terminar la guerra, y pasó a denominarse para la posteridad El Libro Negro.

El Oberführer de las SS Walter Schellenberg, jefe del contraespionaje político, fue el encargado de elaborar a partir de finales del mes de junio para la RSHA, un manual para uso de los oficiales de las tropas de desembarco y de los dirigentes nacionalsocialistas que las debían acompañar. Es el llamado Informationsheft GB, literalmente un folleto informativo con una breve descripción de las instituciones inglesas, instrucciones para ocupar los Ministerios de la Guerra, Asuntos Exteriores e Interior, y los departamentos del servicio secreto.

El Informationsheft GB tenía un apéndice de 104 páginas, la Sonderfahndungsliste GB, que era una lista negra con los datos de ciudadanos y refugiados ordenados alfabéticamente, algunos incluso con fotografía, que deberían ser arrestados inmediatamente, para que estuvieran a disposición de las distintas oficinas de a RSHA. Comprendía el nombre completo de los acusados, su fecha y lugar de nacimiento, su última residencia fuera de Gran Bretaña, su actual dirección en el Reino Unido y el motivo de la detención. En total el Libro Negro agrupó 2.820 nombres de personas, que eran tanto ciudadanos británicos como exiliados europeos, que iban a ser detenidos por las SS tras la invasión de Gran Bretaña y su posterior anexión al Tercer Reich.

A continuación puedes consultar la página 231 de El Libro Negro, en la que aparecen los apellidos que comienzan por la letra z:

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En El Libro Negro, los oficiales dejaron también por escrito el nombre de la Oficina Principal de Seguridad del Reich (RSHA) a la que el arrestado debía ser entregado. En el caso de Winston Churchill, había órdenes de ser puesto bajo la custodia del Amt VI (Ausland-SD, Inteligencia Extranjera). Sin embargo, gran parte de los individuos cuyos nombres estaban repartidos en las 104 páginas que comprendía este documento, debían ser entregados al Amt IV (Gestapo).

Además de Churchill, en la lista había militares y políticos como, por ejemplo, Robert Baden-Powell de 83 años(militar, fundador de los citados Boy Scouts), Clement Atlee (líder laborista que sucedería a Churchill en el gobierno en 1945), Neville Chamberlain (el primer ministro anterior a Churchill), Charles de Gaulle (general francés exiliado en Gran Bretaña desde la ocupación de su país) o Anthony Eden (secretario de Estado para la Guerra).

Pero lo que más llama la atención es la gran cantidad de intelectuales, literatos, científicos y artistas:

  • Virginia Woolf (escritora, ensayista y feminista, que figuraba junto a su marido Leonard)
  • Edward Morgan Forster (escritor, autor de Pasaje a la IndiaUna habitación con vistas y Regreso a Howard’s End)
  • Sigmund Freud (neurólogo, padre del psicoanálisis… y judío, que sin embargo había fallecido el 23 de septiembre de 1939)
  • Aldous Huxley (escritor y filósofo, autor de Un mundo feliz)
  • Alexander Korda (productor y director de películas como Las cuatro plumasEl ladrón de Bagdad o La vida privada de Enrique VIII)
  • Bertrand Rusell (filósofo y reconocido antifascista)
  • H.G. Wells (escritor, autor de La guerra de los mundosLa máquina del tiempo y El hombre invisible, y de ideología socialista)
  • Stefan Zweig (escritor judío que había huido del nazismo austríaco)

Es decir, los nazis habían puesto su punto de mira en la crema y nata de la intelectualidad británica, y de los refugiados allí de la persecución contra los judíos, con la finalidad de descabezar a las mejores cabezas pensantes de Gran Bretaña. Sin embargo, y como excepción que confirma la regla de la meticulosidad germánica, aparte de Sigmund Freud, en esta lista negra había errores, como la inclusión del escritor del Círculo de Bloomsbury, Lytton Strachey, fallecido en 1932, o del cantante y abogado defensor de los derechos civiles afroamericano Paul Robeson, que había regresado a Estados Unidos en 1939. A pesar de su gran extensión, los autores de El Libro Negro se olvidaron de incluir al escritor George Bernard Shaw, cuyas obras fueron publicadas y representadas en el Tercer Reich.

Algunos de los intelectuales que aparecieron en la lista negra se sintieron privilegiados de figurar en la misma. Noël Coward, actor, dramaturgo y de condición homosexual, recordó que, poco después de conocer que formaba parte de El Libro Negro, recibió un telegrama de la escritora Rebecca West, en la que esta le decía lo siguiente: "Querido, mira la gente con la que deberíamos haber muerto".

En la práctica, por suerte, todo quedó en papel mojado, ya que tras diversos aplazamientos desde septiembre de 1940, y dada por perdida la batalla aérea de Inglaterra, en 1941 se pospuso la operación León Marino indefinidamente, justo en el momento en que Hitler inició los preparativos militares para la invasión de la Unión Soviética el 22 de junio de ese año, para ser abandonada totalmente en 1942.

El 14 de septiembre de 1945, The Guardian informó que el folleto había sido descubierto en la sede de Berlín de la RSHA. Era un volumen de 376 páginas con una cubierta de tono verdoso donde se leía destacada en rojo la expresión ¡Geheim! (¡Secreto!). La tirada inicial de 20.000 ejemplares, guardada en un almacén, sucumbió a las llamas tras un bombardeo, de tal manera que milagrosamente se han conservado dos ejemplares, uno en el Imperial War Museum de Londres y otro en la Hoover Institution Library and Archives de la Universidad de Stanford, California.

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