"Es un oficio muy complejo, tiene momentos increíbles, pero también muy duros". Uno de los primeros se producirá este viernes, cuando el dúo catalán estrene el escenario del festival Tomavistas Extra. "Ser público hoy en día es algo difícil y complicado y que se vuelquen de esta manera nos da mucho sentido", replica Maria Arnal para El Independiente tras haber colgado el cartel de sold out en su concierto. "Madrid es muy especial, es un lugar al que me encanta ir, el público es maravilloso y expresivo", apunta.

Con una reiteración constante de agradecimiento, primero, por poder actuar en el exterior tras haberlo hecho hasta la fecha en teatros y, segundo, por haber obtenido una respuesta masiva de los feligreses del festival, Maria Arnal i Marcel Bagés esperan salir del concierto de este viernes "transformados": "Queremos conectar con el público y no evadirnos".

En el Parque Tierno Galván de la capital presentarán su Clamor (2021), el último lanzamiento en el que el dúo ha dado "un salto con 15 piruetas": un disco con "un montón de carácter y singularidad" que ha sido "muy intenso" de elaborar. Su segundo álbum tras 45 cerebros y 1 corazón (2017), con mucho trabajo y ambición detrás, no entra "en las modas de la industria" según la propia Arnal, que considera, sin embargo, que "hay unas ideas en este disco que están presentes en nuestro arco emocional actual".

Maria Arnal: "Tengo amigos en todo el mundo y me cuentan que los artistas están protegidos y cuidados, y en este país no".

Arnal admite sentirse "cómoda" cantando tanto en castellano como en catalán, sus dos lenguas maternas, y aunque desconoce si en un futuro creará un álbum única y exclusivamente en el segundo de los dos idiomas, considera que si el público "se aprende las letras en inglés" puede hacer lo propio "en catalán": "En ese sentido me encanta ir a Madrid porque entendéis perfectamente la letra de A la vida o de Meteorit ferit, la gente las canta", afirma.

La artista considera que en España el desamparo al músico es un hecho recurrente. "Hay mucha incertidumbre y poco apoyo", explica. "Tengo amigos en todo el mundo y me cuentan que los artistas están súper protegidos y cuidados, y en este país no", reitera. Una de sus actuaciones más compartidas se produjo hace unos meses de la mano de Radio 3, una performance en la que El jardín de las delicias de El Bosco servía como telón mientras que el dúo catalán interpretaba una de sus canciones más aclamadas, Tú que vienes a rondarme, con el Museo del Prado como principal escenario.

"Fue un cóctel emocional muy fuerte porque esa mañana se murió mi abuela, que para mí era la persona más preciosa del mundo. En las pruebas me puse a llorar y no he visto los videos aún porque me emociono", apunta la cantante.

En referencia al espacio comprendido dentro de la industria musical, Maria Arnal analiza que el gremio ha apuntalado hacia "un lugar de lanzar canciones", una estrategia que no considera "creativa", sino un intento activo de "mantener la atención" de los oyentes: "Me desanima que muchas de las visualizaciones se compren en la actualidad. Al final, si no lo haces terminas quedándote atrás y determinados festivales van a juzgar tu música según las escuchas que tienes", indica.

Me desanima que muchas de las visualizaciones se compren. Al final, si no lo haces, terminas quedándote atrás"

MARIA ARNAL, CANTANTE

"Si no quieres comprar seguidores, escuchas o visualizaciones porque quieres utilizar ese dinero para hacer tu trabajo, tiene sus consecuencias: aunque agotes entradas tendrás el nombre más pequeño en un festival", explica.

Una industria con alas de hierro

El sector de la música comienza a respirar, a pesar de que las temperaturas estivales dificultan dicha actividad cuando se aúnan con las FPP2. "Seguimos estando vivos", espeta un sofocado Willy García, director técnico del festival Tomavistas, que atiende a El Independiente entre preparativos, montajes, y a escasas horas de dar el pistoletazo de salida al que será el primer festival de renombre que recupere cierta normalidad tras más de un año de trabas y complicaciones para el gremio.

"No consideramos que sea un festival, aunque sí lo es", comenta García en referencia a la organización de este año. Con conciertos divididos en dos fines de semana, y separados por días, el Tomavistas adquiere un carácter ‘Extra’, "de extraordinario", puntualiza el director. "Entendemos que en 2022 lo haremos en condiciones normales, este año nos hemos adaptado la norma".

Sea como fuere, Tomavistas será juez de cara a los próximos eventos musicales que acontezcan en España durante el verano. Si éste arranca con solvencia, todos tendrán la ocasión de recomponerse entre las medidas que sean necesarias para sacar su edición de 2021 adelante. "Es como tener el cielo abierto", reitera García.

El concierto de Love of Lesbian en Barcelona -con 5.000 asistentes que acudieron con test de antígenos negativo previo, sin aforo preestablecido, sin distancia de seguridad y con mascarilla obligatoria- se convirtió en una prueba piloto del todo exitosa que finalizó con seis asistentes con prueba posterior de Covid-19 positiva -cuatro de ellos se contagiaron fuera del concierto-. El resultado aportó pruebas fehacientes para el gremio de que la luz ya se vislumbra al final del túnel.

Willy García considera que haber apostado en todo momento por la celebración del Tomavistas Extra es un ejercicio de "ruido mediático" para reivindicar que la industria de los eventos "sigue viva". Con un aforo diario de 1.999 personas divididas en mesas de dos, cuatro, cinco o hasta seis asistentes, el festival madrileño que acontece en el Parque Tierno Galván está preparado para "levantar el telón".