Es esperanzador. En un momento en el que estamos invadidos por el mal uso de la potente inteligencia artificial en forma de contenidos sin personalidad, en una época en la que pones la radio y todo suena parecido y las redes se llenan de llamadas de atención hechas en serie, van los premios Grammy y premian el talento y la Historia. No es lo mismo tener éxito que merecerlo. Lo han dejado claro durante toda su historia las listas de ventas. Y todos sabemos de artistas que merecieron su minuto de gloria y se quedaron en el recuerdo. 

Evidentemente, el alegato anterior no va para Taylor Swift, que juega en otra liga. El fenómeno musical de esta década, eso sí, también ha aprendido muy bien la lección de las redes sociales a la hora promocionarse, vendiendo ya su nuevo disco desde el escenario. Sin embargo, debo afear la falta absoluta de respeto que demostró hacia nada menos que Céline Dion al ni siquiera mirarla cuando recibió el premio.

Céline, que lleva tiempo retirada por motivos de salud, prácticamente se había levantado de la cama para entregar ese premio y hasta tuvo que subir al escenario acompañada, merecía al menos un “gracias” por parte de este fenómeno que, como todos saben, visitará España el 30 de mayo. Sí, ha conseguido batir el récord de Grammys al álbum del año que hasta ahora ostentaban artistas como Stevie Wonder o el mismísimo Frank Sinatra, pero esta puesta en escena quizá habla más del estado general del sector que de la capacidad para comportarse como una verdadera estrella de la norteamericana.

De MC a MC: el homenaje de Miley a Mariah

Todo lo contrario ocurrió con otra de las protagonistas de la noche. Miley Cyrus (¿alguien recuerda a estas alturas a Hanna Montana?) se deshizo en halagos hacia la mujer que le entregó su primer galardón como mejor cantante solista, Mariah Carey.

Si la ex estrella infantil en la próxima Navidad se reúne con su padre, podrán contarse mutuamente cómo se sienten al recibir ese premio, que a priori no tiene carácter hereditario. Billy Ray Cyrus recibió en los 90 sus merecidos reconocimientos por “Achy Breaky Heart”, que en España se conoce como “no rompas más mi pobre corazón”, pero también en 2020 volvió a subirse al escenario a recoger un gramófono. 

Leyendas con nombre de mujer

Si los premios de este año tuviesen voz, sería claramente de mujer. Podría ser la de la actuación más emotiva de la noche. Con 80 años de edad, sentada en un sillón y con un bastón que le confirió la autoridad que merece, actuó anoche la voz única de Joni Mitchell, y se llevó el premio al mejor álbum folk.

El realizador no quiso dejar pasar las lágrimas en el rostro de Meryl Streep durante la larga ovación que mereció la canadiense. Otra voz de mujer que mereció un larguísimo aplauso fue la de Tracy Chapman. Por sorpresa apareció junto a Luke Combs, el hombre que está llenando estadios con su versión de “Fast Car”, todo un clásico de los 90 de la norteamericana.

Sí, estos premios tienen buena memoria. También para poder dar un galardón a quienes fueron capaces de crear un excelente videoclip de animación de un tema de hace más de seis décadas de The Beatles.

No es una vieja gloria, ni mucho menos, y lleva haciéndonos bailar desde los años 80 otra de las ganadoras de la noche: Kylie Minogue. No se esperaba el premio, y recibió la noticia en albornoz.

Los nombres de mujer se sucedieron durante toda la gala. Hay bastante unanimidad al afirmar que la actuación de Dua Lipa fue un éxito. Y Billie Eilish recibió el Grammy a la mejor canción de manos de Lionel Ritchie por “What was I made for?”.

La más nominada, SZA, se llevó tres de los nueve premios a los que aspiraba. Un síntoma claro de que la música negra no solamente no ha perdido peso en el mercado norteamericano, sino que goza de buena salud.

El orgullo patrio no debe sentirse herido porque Pablo Alborán, después de estar nominado una treintena de veces, siga sin Grammy. Se vino de vacío. A pesar de que le sobra talento, tuvo que coger y… "Carretera y manta".

En resumen, estos premios dejan un mensaje claro a las nuevas generaciones de artistas: el talento seguirá imponiéndose. Cuando hace unos meses decidieron no aceptar a concurso ninguna canción que no fuese compuesta por un humano, dejaron claro que no podemos dejar en manos de las herramientas que usamos algo tan preciado como el arte.