Desde "el imperio", como ella misma llama a la industria alimentaria donde trabaja, Gemma del Caño está dispuesta a desvelar algunos de los secretos con los que las grandes corporaciones controlan cómo comemos.

Reconoce que juegan con los etiquetados, tergiversan los reclamos o eligen los colores para manejar nuestras dietas a su antojo. "Sabemos cómo haceros pagar más por un envase negro porque lo asociaréis a algo gourmet, cómo con el rojo pensaréis que el producto es más grande o con el verde que estáis comprando algo más ecológico. Sabemos tergiversar el etiquetado, porque lo conocemos mejor, para que pensáis que estáis comprando un producto más sano, es decir, para haceros creer que estáis comiendo bien aunque sea mentira", reconoce esta farmacéutica, más conocida en las redes como Farmagemma, que acaba de plasmar algunos de estos secretos - y muchas evidencias más - en Ya no comemos como antes, ¡y menos mal!

El título y el libro son culpa de la abuela Pepita, que respondía así a las vecinas cuando se quejaban de que los tomates ya no saben a nada o que el tiempo pasado - alimentario - fue mejor. En los tiempos en que poner "natural" sobre un producto es un reclamo, Del Caño recuerda que "natural, como dice Nico [su hijo de nueve años] es lo que se ha hecho solo. Un pan de molde, por mucho que lo ponga en el envase, no puede ser natural nunca".

Y además, Del Caño pide cuidado frente a los que son, además, los bulos que más le molestan. "Como farmacéutica me duelen los que hacen referencia a esos remedios naturales para sanar y que hacen que a veces la gente los sustituya por la medicina de verdad. Esos remedios o suelen estar en cantidades demasiado bajas para hacer efecto o si tienen altas cantidades, su riesgo es elevado. Eso es jugar con la vida de la gente y no se puede permitir".

Aunque menos peligrosos, la farmacéutica alerta en su libro contra muchos otros bulos que se han convertido en creencias y que tienen, a veces, un gran éxito en la sociedad. Por ejemplo, el de los batidos detox. "¿Desintoxicar de qué? El cuerpo no necesita un batido que te desintoxique, para eso ya tenemos los órganos como el riñón que lo hacen. Un triturado de verduras no es malo para la salud, pero nos va a saciar menos que un plato de comida y si lo tomamos con demasiada frecuencia, cuando volvamos a ingerir sólidos nuestro cuerpo dirá bien, me lo quedo, y se producirá un efecto rebote. Porque por mucho que vayamos en tacones somos animales y el cuerpo no sabe cuando come lo que vendrá después".

Otro error extendido que cuenta en su libro Farmagemma es el de que conviene lavar la carne antes de comerla. "Está muy extendido y es peligroso. Porque cuando lavamos la carne, las bacterias que contiene se pueden esparcir por la cocina y resultar peligrosas. Solo el cocinado evita el peligro que pueda haber en la carne", explica.

De vuelta al imperio y aunque su capacidad de control nos haya dejado el cuerpo extraño, la autora de Ya no comemos como antes, ¡y menos mal! también propone algunos consejos para no caer en su lado oscuro. "Podemos hacer algo tan sencillo como llevar una lista de la compra o ir a comer sin hambre. Como dice Julio Basulto, no lo compres que te lo comes. Con la lista nos garantizamos ahorrar dinero, hacer la compra más rápido y evitar alimentos superfluos", indica la autora.

Además, para evitar que nos engañen con reclamos y palabrejas de difícil comprensión, también ofrece un truco: "Empezar a fijarnos en lo que entendemos de la etiqueta y no preocuparnos por lo que no entendemos. Porque es cierto que el etiquetado a veces es muy complejo, pero lo importante es que lo que pone en los ingredientes (y mejor al principio) sea lo que uno está viendo. Sobre los aditivos, estabilizantes o sulfitos ya nos ocupamos nosotros".

Del Caño asegura que la cesta de la compra nunca fue tan segura como ahora a pesar de episodios como el del brote de listeriosis del año pasado que dejó tres muertos, siete abortos y más de 200 afectados por unos lotes de carne mechada en mal estado. "Todo el mundo puede cometer un error, el riesgo cero no existe pero aquí no hubo un error sino falta de diligencia, que es lo que no puede ser. Se saltaron toda la normativa, pusieron en peligro a la sociedad y en entredicho la seguridad de la industria. Hay que recordar a las víctimas y a los perjudicados pero también que comemos cada día y que lo habitual es que estas cosas no ocurran", explica.

Para una infiltrada del imperio, es más fácil decirnos qué entra siempre en su cesta que lo que no lo hace. "Siempre tengo verduras y pescado ultracongelado, porque no me da la vida para ir a la pescadería y así conserva todas sus propiedades. También legumbres de bote y frutos secos. No entran muchas cosas, para que te hagas una idea mi hijo me suele decir 'mamá, vienen mis amigos, compra comida normal'. Pero en casa lo que comen son frutos secos y queso, y están encantados".

También se permite caprichos y ultraprocesados, aunque siendo "consciente" de ello. "Lo que no hago es comprar margarina en vez de mantequilla pensando que va a ser mejor o mermelada light en lugar de normal, porque quizás piense que puedo tomar más sin remordimientos cuando ninguna es sana. Lo mejor es no hacerse trampas al solitario", concluye.

Habitual de Twitter, donde tiene más de 57.000 seguidores, la farmacéutica confiesa entre risas que le ha encantado escribir este libro "porque no hay que contestar a ningún borde". Aunque a Farmagemma también hay que seguirla en redes sociales, donde además de sobre "el imperio" en los últimos meses se ha hecho aún más popular por su información y consejos sobre temas relacionados con el Covid como las mascarillas, la ventilación y mucho más.