"Gracias. Deja abierto el balcón. Es una delicia para los oídos. Besos". De forma sigilosa, sin hacer ruido, un vecino había escrito en su casa una nota en una cuartilla y la introdujo este domingo por la mañana bajo la puerta de la vivienda de Beatriz e Ignacio en Sevilla. Ella ensayaba en casa con su violonchelo y, sin saberlo, iba a hacer más llevadera durante un rato la cuarentena por el coronavirus a la calle de Triana en la que residen.

Cómo desoír esa petición. Beatriz González Calderón, violenchelista profesional, e Ignacio Díaz Pérez (aficionado a la guitarra) montaron un concierto de forma improvisada en su pequeño balcón y regalaron su música, como le habían pedido. En concreto, interpretaron el Hallelujah, de Leonard Cohen, y continuaron con My Way, de Sinatra. Ni Brooklyn, el perro de la pareja, quiso perdérselo.

"Yo tan sólo veía a la gente de enfrente, pero cuando terminamos de tocar estaba toda la calle aplaudiendo. Fue realmente emocionante. Si podemos compartir lo que cada uno sabe hacer en esto momentos extraños, mucho mejor. Ahora que se paran los conciertos, si podemos hacer que la gente siga disfrutando...", comenta a este diario Beatriz González en una pausa de las clases telemáticas que imparte a escolares del colegio San Francisco de Paula.

Una orquesta con nombre de mujer

Tras terminar sus estudios musicales en el conservatorio en 2007, esta gaditana afincada en Sevilla decidió montar su propia orquesta de cámara para poder tocar. La llamó Almaclara -en homenaje a Alma Mahler y Clara Schumann- y decidió que estuviera sólo integrada por mujeres.

Desde entonces, ha montado numerosos programas y han ofrecido centenares de conciertos, en gran medida gracias al apoyo que le viene brindando desde 2014 como patrocinador la empresa sevillana de tortas en aceite Inés Rosales. Se trata de una firma en la que la mujer es fundamental en la elaboración de este típico dulce sevillano cada vez más exportado.

Nota manuscrita que le coló un vecino bajo la puerta.

El pasado año lo dedicó a Clara Schumann con motivo del bicentenario del nacimiento de la compositora y pianista alemana. Ello les llevó a preparar un concierto sinfónico -su orquesta es de cuerda- que bautizó como 'Diario de Flores de Clara' y que ofreció hoy hace justo un año en la Sala Silvio del Espacio Turina de Sevilla.

En 2020, antes de que la pandemia del covid-19 hiciera parar el país, González Calderón está preparando el montaje de los cuartetos de Beethoven con motivo del 250 aniversario del nacimiento del genial compositor alemán. Si el virus no lo impide, el primer concierto lo ofrecerá el próximo mes de junio en Ciudad Real.

Cuando terminamos de tocar estaba toda la calle aplaudiendo. Fue realmente emocionante", recuerda Beatriz González

"Su leit motiv es hacer un homenaje a las mujeres que en la historia de la música no tuvieron el reconocimiento que merecía su obra. Por ejemplo, Clara Wieck se casó con Robert Schumann [del que tomó el apellido por el que es conocida], que había sido alumno de su padre y aparcó su carrera. Pero no es como reivindicación feminista sino como homenaje constante", señala Díaz Pérez.

Desde hace años, algunos vecinos de la sevillana calle de Justino Matute tienen hilo musical en el bloque por los ensayos de Beatriz con su violonchelo en casa. Este domingo fueron muchos los que disfrutaron con las notas que iba arrancando a su violonchelo ante la mirada del vecindario y de Brooklyn después de que alguien hubiera colado bajo la puerta una cuartilla pidiendo que no cerrara el balcón.

"Ole, Bea"; "cómo moláis"; "qué grandes sois"; "espectacular, muchas gracias por compartir la música en estos momentos"; "me voy a subir a mi azotea que seguro que me llega un poco de vuestro arte"; "la próxima vez avisa, sólo he podido escuchar los aplausos" y "yo quiero una vecina como tú" son algunos de los comentarios que les han dirigido cuando han publicado en su muro de Facebook el vídeo del improvisado 'concierto'.

No han logrado aún descifrar el misterio pero tienen sus sospechas. En el fondo, el agradecimiento es mutuo. Gracias a esa nota, ellos vivieron una momento inolvidable y demostraron que la música es también un buen antídoto contra el coronavirus. Al menos para el aburrimiento.