Si el portero de su edificio se ponía malo, la doctora García Casado le bajaba una pastilla. También se la vio bajándole una inyección para el lumbago a la frutera de su barrio. Emilio Úcar empezó a dormir en el sofá en marzo, cenaba separado de su mujer y sus hijos hasta que le ingresaron. Joaquín Díaz, como forense, tenía tan presente la muerte que vivía la vida como nadie.

Catorce médicos perdieron la vida en la Comunidad de Madrid durante lo más duro de la pandemia. Quince seres humanos al que sus familiares y el Colegio de Médicos de Madrid rinden homenaje en Vocación, un documental dirigido por Polo Menárguez que se ha estrenado este jueves en Madrid.

Trabajo promovido y patrocinado por el ICOMEM.

Con 46 años falleció Manolo Garrido, médico en el centro de salud Alameda de Madrid capital. "Nos venden que la imagen de que han sido héroes para que nos callemos y estemos contentos. Y para nada. Manolo ha sido una víctima de la desprotección de los sanitarios", dice en el documental su mujer, Cristina Cabezas.

¿Son héroes? Polo Menárguez tenía esa idea en la cabeza hasta que empieza a hablar con los familiares en el intenso rodaje que se ha concentrado en el mes de julio. "Creo que el documental plantea dos reflexiones importantes. Que son profesionales y quizás decir héroe quita importancia al hecho de que son profesionales y no deberían haberse tenido que enfrentar a ese riesgo. Pero por otro, subyace una idea que es casi una máxima en cualquier relato. Negar una cosa es casi afirmarla", explica a El Independiente horas antes del estreno este jueves.

Un estreno que su director espera sea "terapéutico" para las familias a las que agradece su implicación. "Ha sido una experiencia muy dura, mirar a la tristeza tan de frente. Pero a la vez ha sido muy inspiradora la valentía de estos médicos y sus familiares", añade el director. Aún no sabe cómo se distribuirá el documental, producido por el Colegio de Médicos de Madrid.

¿Por qué Vocación? El título, explica el director, llegó en la conversación con Amparo Bravo, viuda del nefrólogo Alberto Tejedor. "Le pregunté si no tuvo miedo, si no le planteó que se quedara en casa? Me respondió, ¿para un sanitario no ir a trabajar en una epidemia? Eso es impensable, es vocación", recuerda. "Y ahí encontré la esencia, lo que agrupa a todos los médicos que fallecieron. La vocación y el duelo y el dolor como elemento de unidad de todas las familias".

Sin embargo, Vocación no es un relato lacrimógeno. No es que no pueda hacerlas brotar, pero al verlo se percibe otro sentimiento más fuerte. "El mayor reto para mí era el miedo a hacer una pieza lacrimógena, así que trabajé en la dirección contraria. He tratado con mucho respeto en el montaje los momentos en que los familiares más se rompían", afirma Polo Menárguez, "quería buscar el territorio donde hay emoción pero también se apela a la razón".

En el documental también aparecen algunos médicos como Vicente Baos, que superó el Covid-19, o el infectólogo Santiago Moreno, que relata que lo irrenunciable de la medicina es el contacto con el paciente". Esa es, a la vez, la mayor prueba que les puso el coronavirus. Miguel Rivero, médico compañero de la doctora fallecida Rocío Campos, lo resume así:"No diría héroes, hemos sido gente que se ha lanzado sin mirar atrás. A hecho lo que tenía que hacer".