Los pediatras ya lo han advertido. Los síntomas que provocan los virus respiratorios o la gripe son indistinguibles del COVID-19 por lo que el cóctel del otoño y la vuelta al cole marcarán a partir de las próximas semanas un verdadero reto para estos especialistas.  Los niños son, además, grandes transmisores de la gripe y quienes primero abarrotan los centros de salud cuando empieza la temporada.

Evitar que los niños concentren las consultas y saturen aún más el ya desbordado sistema de atención primaria es la causa principal que apunta en su último informe el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), “Una visión global de la pandemia COVID-19” para recomendar que se inmunice a los más pequeños. El informe subraya el reto que suponen el otoño e invierno cuando las infecciones respiratorias ya provocan – sin COVID-19 - “un colapso en pediatría tan habitual en los dos primeros trimestres del año académico”. Así puesto que esta nueva enfermedad “presenta una sintomatología muy variada y aún no bastante documentada para poder distinguirla de otras enfermedades infecciosas”.

El CSIC urge a la necesidad de una mayor investigación y a “preparar cuanto antes protocolos para determinar qué síntomas son determinantes para hacer pruebas PCR de COVID-19 a un niño”. Además de ello, el CSIC considera “muy aconsejable que tanto los niños como el personal escolar se vacunen contra la gripe”.

Sin embargo, los niños no están en los grupos indicados para la vacunación por el Ministerio de Sanidad y que se acuerdan con las comunidades autónomas en el Consejo Interterritorial de Salud. Son los grupos que pueden recibir la vacuna de forma gratuita en la Sanidad Pública. No lo están este año ni tampoco en los anteriores, pese a que la Organización mundial de la Salud y el Centro Europeo de Prevención de Enfermedades (ECDC) lo recomiendan desde 2012 para los menores de cinco años.

Así lo recuerda el asesor científico y ex director del Centro Nacional de Gripe de Valladolid, Raúl Ortiz de Lejarazu, quien incide en que los niños “juegan un papel muy importante como superdifusores de virus de la gripe porque lo eliminan mucho más tiempo que los adultos y tienen mayor carga viral, algo que no sucede igual con el SARS-CoV-2”.ç

Sin embargo, otro criterio marcará la exclusión a los niños de la vacunación de gripe este invierno y es la disponibilidad. Aunque el Ministerio anunció la compra de cinco millones de dosis extraordinarias este invierno, el objetivo es poder aumentar las tasas de inmunización en los grupos de riesgo existentes. Así lo reconoce Francisco Álvarez, portavoz del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría, que afirma que la vacunación universal de los niños es un objetivo a corto o medio plazo pero que este año no se les ha incluido “por responsabilidad, porque no va a haber vacunas suficientes”.

Coincide en la posición Ortiz de Lejarazu, que incide en que este otoño “sería una buena oportunidad de hacerlo si no fuera porque podría haber escasez de vacuna para otros grupos”. Por ello, el especialista afirma que se “conformaría con que todos los padres de hijos con patologías crónicas que pudieran entrañar riesgo para ellos en caso de gripe, les vacunaran este año y los siguientes”.

El ex director del Centro Nacional de Gripe de Valladolid también considera que el persona educativo debería incluirse en esos grupos de vacunación, algo también recomendado por el CSIC.

Para este año, el objetivo de Sanidad es incrementar el porcentaje de vacunados entre los grupos a los que ya se recomienda la vacunación y que son mayores de 65 años y menores con patologías previas, embarazadas o personal esencial o que trabaja con los de grupos de riesgo. Se pretende alcanzar el 75% de vacunación en mayores y 60% en embarazadas y personal de riesgo. En los últimos años la vacunación de mayores se sitúa en el 53,5%.

Como explica Lejarazu en referencia a estudios publicados por el Sistema de Vigilancia de Gripe en España, la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica y el Instituto de Salud Carlos III, la vacunación de gripe la pasada temporada evitó a los mayores de 64 años un 25% de hospitalizaciones, un 40% de ingresos en UCI y un 37% de muertes atribuibles a gripe.