“Mi marido es un negacionista, no pondría la vacuna de la Covid-19 a nuestros hijos; si hubiese una vacuna y fuera obligatoria tendríamos un problema en casa, porque no querría que se las pusieran hasta que no estuvieran más probadas”, cuenta María de su marido Sergio. Son los nombres modificados de una pareja real de Madrid que tienen que afrontar la pandemia con perspectivas diferentes.

Como ellos, parejas de todo el mundo tienen que gestionar cómo les afectan las incertidumbres de la pandemia, que son muchas y generan maneras muy diferentes de abordarla. “A él le revienta que le llamen negacionista o conspiracionista. Pero no ve la tele, no lee periódicos, se informa por vídeos o medios extranjeros. Está convencido de que el virus nació en un laboratorio y cree que no deberíamos llevar mascarillas porque crea hongos y respiras tu dióxido de carbono. Piensa que los hospitales están más vacíos de lo que se dice y hay hospitales que dan esos datos porque les obligan. Eso sí, la mascarilla la lleva puesta, por respeto a los demás. Pero luego dice que los muertos no han sido por Covid-19, que han sido por otras patologías y se han sumado los casos de gripe a los Covid-19”, relata María.

“Y no es de los más negacionistas, unos conocidos quisieron contratar un profe entre varios para no llevar los niños al colegio, lo que pasa es que los niños se negaron”, afirma.

Una pareja de León se ha convertido en la primera en recurrir a la justicia para dirimir una disputa sobre si llevar o no al niño al colegio

Su relación no se ve afectada por la diferencia entre cómo ven los hechos que rodean a la pandemia, él no pondría las mascarillas a sus hijos pero lo termina haciendo. Pero estas diferencias se agudizan cuando las parejas están divorciadas y tienen que tomar decisiones sobre hijos en común. Si la cosa va a más solo hay una solución: El juzgado.

Hasta ese extremo ha llegado una pareja de León que se ha convertido en la primera en recurrir a la justicia para dirimir una disputa sobre si llevar o no a su hijo al colegio en el arranque de curso. El padre quería que su hijo fuera a casa y su madre que no fuera. Tuvo que ser la magistrada del Juzgado de Primera Instancia número 10 de León, Mónica Ramírez la que tomara la resolución de que dar al padre la toma de la decisión final. El niño irá al colegio.

Llevar a juicio a tu pareja

“El tema de poner o no mascarilla o el tema de ir o no al colegio, de ir o no al comedor, todas estas cuestiones crean una serie de disfunciones en las familias que conviven y en las divorciadas. Son cuestiones relativas a la patria potestad y deben decidirlas de común acuerdo y, si no lo hacen, está el juez para que decida quién toma la decisión final entre la pareja”, explica a El Independiente Beatriz de Pablo, vocal de la Asociación española de Abogados de Familia (AEAFA).

“Tanto divorciados, como los que no, el código civil establece que en los supuestos de discrepancias en el ejercicio de la patria potestad, que es cuando dos progenitores no están de acuerdo en determinadas cuestiones relativas a sus hijos, hay un procedimiento que se presenta ante el juez y éste determina, quién de los  dos va a decidir la discusión”, añade. El juez dice si es la madre la que decidirá si se vacuna o no o si el padre será el que decide si se va al colegio en la pandemia.

El código civil establece que en caso de desacuerdo “cualquiera de los dos podrán acudir al juez quien, después de oír a ambos y al hijo si tuviera suficiente juicio y, en todo caso, si fuera mayor de doce años, atribuirá sin ulterior recurso la facultad de decidir al padre o a la madre. Si los desacuerdos fueran reiterados o concurriera cualquier otra causa que entorpezca gravemente el ejercicio de la patria potestad, podrá atribuirla total o parcialmente a uno de los padres o distribuir entre ellos sus funciones”, lee la abogada. “Esta medida tendrá vigencia durante el plazo que se fije, que no podrá nunca exceder de dos años”, añade Beatriz de Pablo.

“Profesionalmente nunca me ha ocurrido con una pareja casada, pero sí que ha ocurrido. Sobre todo en casos de trasplantes en casos de testigos de Jehová, que igual uno es testigo y el otro no y es el juez el que decide. También pasa en cambios de residencia y cambios de centro escolar. En el caso de la vacuna del cuello del cérvix ha habido un juicio porque un progenitor no quería y otro sí”, asegura la abogada.

Según su experiencia lo habitual es que estos extremos sólo lleguen parejas divorciadas, porque una pareja conviviente, más o menos, se pondrán de acuerdo pero la ley articula ese procedimiento independientemente  de si hay o no una ruptura del matrimonio.  En una situación normal, sin pandemia, "estos juicios suelen ser relativamente rápidos", afirma la letrada.