"David es lo que llamamos un paciente milagro, en el que podemos decir que los avances en medicina salvan vidas". Así explica la intensivista Victoria Trasmonte el caso de David Núñez, un madrileño de 40 años que superó al Covid gracias a un pulmón artificial.

Núñez se contagió de un familiar en el parque y pocos días después empezó con algo de dolor de cabeza y tos. Sin embargo, la alarma llegó tras medirse con el oxímetro de su hermano y ver que la saturación de su oxígeno en sangre iba en descenso. Sus familiares le dijeron que se fuera al hospital, donde rápido empezó a empeorar.

Fue diagnosticado de neumonía bilateral severa por Covid y en el Hospital de Torrelodones, donde ingresó, le conectaron a un respirador. Pero la salud de Núñez no mejoraba y el centro contactó con el Hospital 12 de Octubre para solicitar que su paciente fuera conectado a un sistema ECMO, un aparato que funciona como un pulmón artificial y por el que circula la sangre de manera extracorpórea. "El ECMO nos permite que el pulmón repose, el paciente sigue intubado y conectado al respirador pero no nos tenemos que preocupar de que el respirador le proporcione toda la ventilación. Lo que hacemos es ganar tiempo para hacer una ventilación protectora que sea lo menos lesiva posible", explica Emilio Renes, jefe de sección de Medicina Intensiva del Hospital 12 de Octubre.

Renes explica que casos como el de David Núñez "desgraciadamente se han dado más, en gente joven sin grandes comorbilidades [David solo tiene sobrepeso] y son precisamente en los que primero se piensa para el ECMO".

La oxigenación por membrana extracorpórea - ECMO, por sus siglas en inglés - no es una tecnología nueva. Como recuerda Renes, su utilización se remonta décadas cuando nació en el contexto de la cirugía cardíaca. "En un principio se usaban durante la cirugía a corazón abierto, para mantener la oxigenación del paciente. Estaban pensados por tanto para unas horas y en el contexto de un quirófano. Ya más tarde, desde hace unas dos décadas, su uso se extendió a otras enfermedades graves, también pediátricas", apunta Renes. Este tipo de aparato también sirvió en otras enfermedades infecciosas como la gripe A para dar soporte a pacientes graves.

Conectado al pulmón artificial, Núñez estuvo hasta el 2 de mayo aunque permaneció 33 días en la UCI hasta que pudo ser trasladado a planta el 20 de mayo, aún muy débil. "La recuperación es mucho más complicada porque tenemos un paciente débil", explica Trasmonte, que destaca el papel de su familia. "La familia ayudó muchísimo no solo porque estuvo a pie de cama sino porque le hacían videollamadas, con sus padres y con su hijo. Ellos fueron los que consiguieron que después de 30 días se centrase, se diera cuenta de que le estábamos ayudando a respirar y que por fin consiguiéramos extubarle".

Episodios de confusión, característicos en algunos enfermos de Covid, dificultaron esa extubación que pudo hacerse el 19 de mayo. Durante su estancia, Núñez fue tratado también con plasma hiperinmune en uso compasivo. Este plasma se extrae de pacientes que hayan superado la enfermedad y tienen anticuerpos suficientes contra el patógeno.

El caso de Núñez es especialmente feliz porque, estima Renes, la supervivencia de los pacientes que son conectados a un ECMO es aproximadamente de un 50%. "Puede parecer baja pero hay que tener en cuenta que cuando utilizamos un ECMO es porque el paciente está muy grave y es la última alternativa. Sin ECMO, la mortalidad sería del 80-90% por lo que reducirla a un 50% es un éxito".

Su traslado al Hospital 12 de Octubre se encuadra en la campaña #ECMOMadrid, que desde noviembre ha trasladado a más de 40 pacientes desde otros centros más pequeños al 12 de Octubre y al Puerta de Hierro. "El objetivo es centralizar esta atención para dar igualdad de oportunidades a todos independientemente de dónde vivan", explica el intensivista.

Finalmente Núñez pudo irse a casa el 27 de abril donde pudo reencontrarse felizmente con su familia y en especial con el pequeño David, al que hacía más de un mes que no veía.