Ser mujer u hombre trans en España no es lo mismo hoy que hace dos décadas. Lo recuerda uno de los cirujanos más experimentados de Europa en afirmación de género, Iván Mañero. A las puertas del siglo XXI, muchos hospitales se negaban a albergar cirugías a personas transexuales. La sociedad tampoco veía la transexualidad como ahora y el pionero en cirugías de afirmación de género rememora dos encuentros que marcaron el sentido de su profesión: “Vino un varón, acompañado de su mujer y sus dos hijas, para decirme que tenía un cáncer de hígado con dos años de esperanza de vida. Y quería operarse, para vivir como mujer el tiempo que le quedaba, que fueron casi cuatro años. Aquello me dio idea de la dimensión del tema. Y una niña de ocho años, Alba, que vino con sus padres. Esa niña tenía la cabeza muy amueblada y sus padres querían ayudarla y dejarla vestirse como quería en el colegio. El centro llamó a la Fiscalía para quitar a sus padres la patria potestad de la niña. Ahí me di cuenta de la guerra que empezaba”.

Mañero recuerda los inicios con la satisfacción de observar el cambio experimentado. En su clínica IM Clínic desde 1999 pero también en la actividad pública, ya que fue director y creador de los protocolos de la Unidad de Género del Hospital Clínic de Barcelona. Del trabajo de 20 años en su centro – cuya unidad de género se llama IM Gender – acaba de presentar un estudio basado en casi 3.000 cirugías de género realizadas en él, de las que 1.247 corresponden a 2017-2021 y 1.721 al período anterior entre 2002 y 2016. En ellas se ve cómo el cambio se ha acelerado la incorporación de hombres trans, que han pasado de ser el 15,5% del total en el primer período a ser el 25,4%.

"Las presiones han pasado, creo que hemos dado un gran salto como sociedad, también hemos desarrollado técnicas y las hemos adaptado al cambio de perfil del paciente, cada vez más joven", explica el cirujano durante la presentación de un estudio sobre la evolución de las cirugías y los pacientes de 2002 a 2021. De una edad media de 30,6 años en 2002, fue aumentando por personas que llevaban tiempo aguardando a poder ser tratadas desde 2011 va en descenso y se sitúa en 28,1 años.

Edad media de las personas que acuden a IM Gender de 2002 a 2021

IM Gender

En los últimos años, asegura Mañero, "llega cada vez más gente de 15, 12 y hasta nueve años y hay que dar una salida a sus situaciones". El cirujano incide en que en España aún no es legal que una persona se opere para cambiar el género antes de la mayoría de edad. "Nuestro código Penal data de época franquista y está penado con cárcel para los padres o el médico que ose operar a un transexual, pero en estos jóvenes se hace un proceso de hormonación o sobre todo se puede evitar la pubertad, que es el proceso que nos hace más hombres o mujeres", explica quien cree que "ya no se debería hablar de mujeres trans u hombres trans, sino tan solo mujeres u hombres".

El cirujano Iván Mañero con tres de sus pacientes, la modelo Ángela Ponce y las actrices Abril Zamora y Vittoria Schisano. IM Clínic

Que las personas trans acudan de forma temprana a la clínica permite un mayor seguimiento y "una mejor experiencia vital en cuanto al tránsito", destacan desde la clínica, al evitar el sufrimiento emocional que puede acompañar la adolescencia cuando la persona no está conforme con su género.

El adelanto de la primera visita es claro y uno de cada tres pacientes tiene menos de 21 años cuando acude por primera vez. Casi cinco veces más que en 2002, cuando eran solo el 7%. "Esto significa que son muy jóvenes y que no vienen solos, esto demuestra un cambio social muy importante", explica el cirujano.

Edad a la primera consulta informativa

También ha ido disminuyendo con los años la edad a la que se realizan las intervenciones de cambio de sexo: vaginoplastia y faloplastia, además de la mastectomía. Pacientes de estas operaciones han acompañado a Manero en la presentación del estudio, como la actriz Abril Zamora (Vis a Vis o Todo lo otro), la modelo Ángela Ponce (miss Universo España) o la actriz italiana Vittoria Schisano. "Yo era casi feliz y después de conocer a Manero fui completamente feliz", ha destacado Zamora, que ha relatado como "el camino es muy solitario, porque aunque tengas apoyo falta mucha información".

Si bien las mujeres trans son el 74,6% de los pacientes en la unidad de género que dirige Iván Mañero, la vaginoplastia es la intervención más realizada. Si bien ha ido disminuyendo en los últimos años, entre 2002 y 2016 era el 51,7% de las cirugías y desde 2017 representa el 44,8%.

Manero también ha explicado que el adelanto en la edad de la intervención ha hecho cambiar el tipo de vaginoplastia, pasando de la técnica de inversión peneana a cada vez un mayor número de colovaginoplastia, que ha pasado de representar un 14,8% hasta 2016 y un 31,4% desde 2017 a la actualidad. La causa se debe a que la colovaginoplastia (utiliza un segmento de colon) se realiza cuando el pene es pequeño o no se ha desarrollado consecuencia del uso de inhibidores hormonales en la etapa previa a la pubertad.

Respecto a las cirugías no genitales, la más demandada (39,7%) es la feminización facial, seguida de la mastectomía (29%) en hombres trans y la mamoplastia en mujeres trans (13,6%). Ellas son, al igual que las mujeres cisgénero, las que más se decantan por las operaciones de estética. De cada 10 intervenciones que IM Clínic realiza a personas trans, ellas son ocho y ellos solo dos. Ellas eligen sobre todo el ácido hialurónico para sus labios y otras zonas de la cara, además de tratamientos para mejorar la calidad de la piel. Ellos optan más por rejuvenecimiento facial con botox y procedimientos para mejorar la calidad de la piel del brazo cuando ha habido una faloplastia, ya que en estos casos se toma piel de brazos, piernas u otros lugares para la configuración del pene.

"La parte quirúrgica está muy conseguida, tanto que hay pacientes trans que son explorados por médicos que no saben si la vagina es normal u operada", afirma Mañero, quien explica a El Independiente que la evolución hace que ahora se esté incorporando a la atención de estos pacientes el concepto de la descencencia: "Ya ofertamos a los pacientes que piensen en esto. Les decimos que ahora son jóvenes o tienen otras preocupaciones más importantes pero que quizás en el futuro piensen en tener hijos y les damos las posibilidades".

Estas posibilidades, actualmente, son el congelar ovocitos en el caso de hombres trans y congelar esperma en el caso de las mujeres. "Esto les da opciones a futuro, por ejemplo si el hombre trans está con una mujer puede plantear que ésta quede embarazada a través de una donación del óvulo congelado y por tanto el hijo sea biológico del padre. O en el caso de que sea una mujer trans, que se pueda contar con el esperma donado y en un futuro no lejano incluso que la mujer trans pueda quedar embarazada", afirma Mañero.

El cirujano explica que ya se han realizado trasplantes de útero entre mujeres y que es factible que lo pueda recibir una mujer trans. "Un trasplante requiere una medicación de por vida para evitar rechazo pero en el caso del útero podríamos hablar de una donación para un período de un año y medio, limitado en el tiempo. Si se hace por inseminación artificial y se da a luz por cesárea no serían necesarios más órganos masculinos así que es factible que se pueda realizar en un futuro no muy lejano y una mujer trans pueda gestar un hijo", apunta.