La metformina es uno de los fármacos más populares para tratar la diabetes de tipo 2 por su efectividad en la reducción de niveles de glucosa en sangre. Sin embargo, está en el punto de mira de los investigadores por sus posibles efectos en otro ámbito: la medicina antienvejecimiento.

La metformina figura en las listas de medicamentos esenciales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) durante mucho tiempo. Los efectos más conocidos de la metformina se relacionan con el control del azúcar que el hígado produce y el aumento de la respuesta del organismo a la insulina.

Además de como medicamento para el tratamiento de la diabetes, la molécula de la metformina podría contribuir a retrasar el envejecimiento y lleva años siendo estudiada para determinar sus propiedades antiedad.

En el año 2014 un estudio de Bannister CA realizado por investigadores de la Universidad de Cardiff se centró en comparar el riesgo cardiovascular y mortalidad entre pacientes que tomaban metformina, personas que consumían otros medicamentos para el tratamiento de la diabetes (sulfonilureas) y personas sin diabetes. Los resultados reflejaron que aquellos pacientes que tomaban metformina en monoterapia presentaban mayor esperanza de vida que los otros dos grupos anteriores en un 38% y 15% respectivamente.

Ya se demostró entonces que la metformina podía tener implicaciones positivas en pacientes sin diabetes. Estudios posteriores, además de intentar replicar los resultados anteriores, demostraron que también tenía efectos a la hora de reducir la aparición de enfermedades relacionadas con el envejecimiento. Entre ellas, enfermedades cardiovasculares como la insuficiencia cardíaca o la enfermedad coronaria y neurodegenerativas como el alzheimer, el párkinson y el cáncer.

En el año 2023, un equipo de investigación de la Universidad de Medicina de Hong Kong publicó en la revista The Lancet Healthy Longevity un estudio que continuó en la línea de investigación de las propiedades genéticas de metformina y sus efectos protectores ante las enfermedades asociadas al envejecimiento.

Los resultados también recogieron efectos positivos a la hora de promover un envejecimiento saludable comparando los marcadores biológicos del envejecimiento entre pacientes de metformina y otros medicamentos para la diabetes. Los resultados, además, podrían presagiar los que se obtendrán del estudio TAME (Metformina dirigida al envejecimiento, por sus siglas en inglés), aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aunque aún se encuentra en fase preparatoria.

La Universidad Clínica de Navarra se sumó a los proyectos de investigación del medicamento este año para observar su posibilidad como tratamiento antienvejecimiento en relación a la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

El doctor Juan Pablo de Torres, codirector del Departamento de Neumología, señaló que la metformina "ayuda a conservar la estabilidad de las proteínas de las células, a mejorar la función de las mitocondrias y la estabilidad del material genético o a facilitar la comunicación intracelular" y puede ayudar a frenar la pérdida de la función pulmonar, que es una de las principales patologías del envejecimiento acelerado.

Las ventajas a la hora de realizar nuevos ensayos clínicos es que la metformina es un medicamento muy accesible a nivel económico y que ya se han realizado muchos estudios sobre su eficacia, es decir, es un medicamento ya probado y se ha demostrado su seguridad. No obstante, se requieren más estudios y ensayos clínicos en relación a la metformina y los distintos mecanismos moleculares sobre los que actúa para la prevención del envejecimiento.

Los médicos también insisten en que el consumo de metformina debe ser siempre consultado con un profesional y que puede tener efectos secundarios. Entre ellos se encuentran los problemas gastrointestinales que incluyen náuseas, vómitos y dolores intestinales que desaparecen con el paso del tiempo, al igual que fatiga y anemia por la disminución de los niveles de B12. Su interacción con otros medicamentos es alta, por lo que es recomendable su supervisión y seguimiento.