Cada cinco años los franceses deciden quién les representa como jefe del Estado. Eligen la encarnación del tipo de Francia que más les representa, de modo que la personalidad de los candidatos en las presidenciales es muy relevante en la elección.  Marine Le Pen habla "en nombre del pueblo" por una "Francia fuerte" y ella misma es una líder de hierro. Emmanuel Macron recurre al mensaje de esperanza y al movimiento, de ahí el nombre de su formación, En Marche. François Fillon también recupera las esencias de lo que fue Francia frente al quinquenato socialista que considera catastrófico. Y Jean-Luc Mélenchon es la Francia insumisa y rebelde.  El socialista Benoît Hamon, descartado para una segunda vuelta, sería la Francia del corazón a la izquierda. Aquí mostramos quién es quién en la carrera al Elíseo. En el sprint final hay cuatro candidatos destacados, que tienen en común sus ganas de batallar hasta el final.

Marine Le Pen, candidata del Frente Nacional, en la campaña electoral.

Marine Le Pen, candidata del Frente Nacional, en la campaña electoral.

Marine Le Pen, la líder del pueblo

"En el nombre del pueblo" es el eslogan de la campaña de la candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen (París, 1968), a quien todas las encuestas sitúan en la segunda vuelta del 7 de mayo. Si llegara al Elíseo, haría historia. Sería la primera mujer presidenta de Francia y habría conseguido que un partido proscrito, que fundó su padre Jean-Marie Le Pen, pasara de ser una formación minoritaria que en 1981 cosechó el 0,81% de los votos a llegar a la Presidencia. Aún es una hipótesis y la dinámica de las dos vueltas no favorece el pronóstico porque es previsible que todos se alíen en su contra. Sin embargo, el FN ya logró 6.8 millones de votos en la segunda vuelta de las regionales de 2015. Ahora es Jean-Marie el padre de Marine, y no ella la hija de. Su vicepresidente, Florian Philippot, es junto a ella el artífice de la "desdiabolización" del Frente Nacional que pasó por romper lazos con el progenitor y profundizar en el gaullismo social.

"¡Ahora o nunca! ¡Necesito vuestro voto!", clama en los mítines

Admiradora de Donald Trump y de Vladimir Putin, defiende el "Francia primero" frente a los globalizadores desarraigados. Brilla en los mítines por la claridad de sus mensajes y su empatía con sus seguidores, muchos auténticos fans, incluso los más jóvenes. A diferencia de su padre, un provocador incondicional, Marine Le Pen sí quiere ser presidenta. Marion Anne Perrene Le Pen nació en 1968 en París y es la pequeña de las tres hijas de Jean-Marie Le Pen. Según su biógrafo, David Doucet, tuvo una vida familiar extraña, primero al cargo de cuidadoras y después sin hablar con su madre durante dos décadas.

Admiradora de su padre en su juventud, ha reconocido que le veía como un Obelix que le hizo caer en la pócima mágica de la política, aunque se mantuvo distante y siguió su carrera de abogada hasta la treintena, cuando como consejera regional en Henin-Beaumont, una zona deprimida del norte, empezó a reinventarse y a crear una especie de laboratorio político. En 2004 dio el salto al Parlamento Europeo en el bloque euroescéptico y en 2011 sucedió a su padre como líder del Frente Nacional. Divorciada en dos ocasiones, es pareja de Louis Aliot, también del FN, y madre de tres hijos, que tuvo en el plazo de un año (dos son gemelos). "¡Ahora o nunca! ¡Necesito vuestro voto!", es su lema más repetido en esta campaña. Es su momento.

Emmanuel Macron, líder de En Marche, en la campaña electoral por la Presidencia de Francia.

Emmanuel Macron, líder de En Marche, en la campaña electoral por la Presidencia de Francia.

Emmanuel Macron, el niño prodigio

"En Marche" es el movimiento fundado en abril de 2016 por Emmanuel Macron (Amiens, 1977), que presume no ser ni de izquierdas ni de derechas. Auténtico niño prodigio, pasó por la ENA tras licenciarse en Políticas con una tesis sobre Hegel y ser discípulo de uno de los inspiradores del Mayo del 68, Paul Ricoeur. Toca el piano como un profesional y lleva dos décadas unido a quien fuera su profesora en el instituto, Brigitte Trogneux, que le ha hecho abuelo político. Ella roza los 60 y él puede ser presidente sin cumplir los 40. La familia de Macron al principio puso todos los reparos al romance, que triunfó contra viento y marea. Ha sido ministro de Economía en el gobierno de François Hollande pero es la primera vez que se presenta a unas elecciones. Dicen, de hecho, que es el tapado de Hollande, pero los dos se han esforzado en tomar distancia, ya que relacionarle con el presidente socialista podría perjudicarle, dada su baja popularidad.

La vida es mucho más creativa de lo que uno se imagina", dijo cuando le preguntaron si de joven se veía en el Elíseo

Antes de formar parte del gabinete socialista trabajó como banquero de inversión en Rothschild, lo que sus detractores aprovechan para echarle en cara como representante y defensor de las élites. Macron se esfuerza en situarse en un centro moderno, que defiende una sociedad abierta frente al proteccionismo de Le Pen, y mira con esperanza el futuro. Para muchos es un aspirante síntoma de los tiempos, un candidato líquido. Hace un año pocos apostaban por su candidatura pero ha sido capaz de movilizar integrando, aunque su votante es el más volátil del espectro.

Es liberal en economía, y progresista en lo social. Le comparan con Albert Rivera en España, y en sus filas aseguran que los programas se parecen "en valores". También le asocian con el canadiense Justin Trudeau. En estas elecciones tan sorprendentes puede ser el gran bluff o la gran revelación. En el último programa de entrevistas de France 2, le preguntaron si de joven se imaginaba como aspirante a la Presidencia y dijo: "La vida es mucho más creativa de lo que uno imagina".

François Fillon, líder de Los Republicanos, en un acto de la campaña electoral francesa.

François Fillon, líder de Los Republicanos, en un acto de la campaña electoral francesa. EFE

François Fillon, el irreductible

François Fillon (Le Mans, 1954) es el candidato contra pronóstico. Ganó las primarias frente al favorito, Alain Juppé, y el poderoso Nicolas Sarkozy, de quien fue primer ministro. Sus enemigos le suelen ningunear llamándole "don nadie" pero los más cercanos saben de su perseverancia, puesta a prueba en esta campaña. Acusado de emplear de forma ficticia a su esposa Penelope, resistió los embates de la prensa y judiciales y ha mantenido su candidatura. Recurrió a sus fieles, los ultracatólicos de Sans Commun, y mostró a sus correligionarios su poder en las calles. "Tengo el deber de convencer a todo un país", dijo al ganar las primarias, cuando todavía presumía de una honestidad que ha sido su talón de Aquiles. Muchos diputados emplean a sus familias en el sistema francés, pero en su caso ni siquiera parece que les hiciera trabajar. Reconoció el error de favorecer a los allegados pero se mantuvo en sus trece al defender que su querida Penelope, galesa de nacimiento, cumplía tareas que debían ser remuneradas.

"¿Se imaginan al general De Gaulle imputado?", solía decir contra sus rivales en las primarias

"¿Se imaginan al general De Gaulle imputado?", solía decir para descalificar a sus adversarios. Ahora el imputado es él y se ha mantenido firme presentándose como víctima de una conspiración política (Hollande) y mediática (Le Canard Enchainé). Admirador de Margaret Thatcher, propone una clara reducción del gasto público y reducir en medio millón el número de funcionarios. Su conservadurismo no le impide sentirse cercano al presidente ruso, Vladimir Putin, con quien considera fundamental tejer una alianza contra el autoproclamado Estado Islámico. Educado en los jesuitas, hijo de una pareja de gaullistas convencidos, tenía colgado un cartel del general en su dormitorio a los 14 años. Su biógrafa, Christine Kelly, dice que Fillon es: "El secreto y la ambición, la calma y la determinación. La dulzura y la firmeza..." Y un líder vocacional, aunque hasta ahora haya estado a la sombra de otros.

Jaan-Luc Mélenchon, en un mitin al aire libre,, apela a sus seguidores.

Jaan-Luc Mélenchon, en un mitin al aire libre, apela a sus seguidores. EFE

Jean-Luc Mélenchon, el contestatario

Le llaman el Chávez francés y le asocian con Bernie Sanders, o con Pablo Iglesias, el líder de Podemos, que acudió encantado a su último mítin electoral. Decidió no suspenderlo pese al atentado de la víspera en los Campos Elíseos. Es el candidato de más edad de los que figuran entre los cuatro favoritos, pero eso no le ha impedido llegar al corazón de los jóvenes. Licenciado en Filosofía y Humanidades, Jean-Luc Mélenchon (Tánger, 1951) se ha rodeado de un equipo que domina las redes sociales y que ha introducido novedades en la campaña, como los mítines simultáneos en varias ciudades por medio de hologramas del candidato. Fue socialista hasta 2008  y formó parte del gobierno de Lionel Jospin. Formó parte del Frente de Izquierdas y en sus filas se presentó como candidato al Elíseo hace cinco años.  Quedó cuarto con un 11,1% de los votos. Ahora ronda el 19% empatado con Fillon, según el último sondeo.

Aficionado a los videojuegos, se presenta como el héroe de Combate Fiscal en el que lucha contra los oligarcas

Eurodiputado desde 2009, creó el movimiento independiente de la Francia Insumisa para competir por el Elíseo. Excelente orador, habla al pueblo, más que a la izquierda y reivindica La Marsellesa. Sostiene que Merkel es la canciller de Europa y defiende un claro acercamiento a Putin y la desvinculación de la OTAN. Si gana, quiere convocar una nueva asamblea constituyente y acabar con la "monarquía presidencial" de la V República. El eslogan de su campaña es "la fuerza del pueblo".  Aficionado a los videojuegos, se presentaba hace un par de semanas en YouTube como "el héroe del juego Combate Fiscal", en el que "te enfrentas a los oligarcas, les capturas y haces que suelten sus euros". De hecho, reclama un impuesto del 100% a los ingresos superiores a 400.000 euros. Juega por la victoria y no se descarta que logre dar el salto a la segunda vuelta.