Ha arrancado la campaña presidencial en Brasil. Las elecciones tendrán lugar en 2022 pero al anularse las condenas que pesaban contra el ex presidente Lula da Silva ha empezado la contienda. Lula da Silva, de 75 años, está dispuesto a arrebatarle la Presidencia a Jair Mesías Bolsonaro.

La Fiscalía del Estado ha anunciado que recurrirá la decisión adoptada por el magistrado Edson Fachin. Va a pedir que este dictamen sea revisado por el plenario del Supremo.

Edson Fachin ha considerado que los tribunales federales de Curitiba, donde se concentraron las causas de corrupción contra Lula, de los que estaba a cargo el ex juez Sérgio Moro, no tenían competencias para juzgar al ex presidente. Moro fue luego ministro de Justicia de Bolsonaro. Es decir, no entra a juzgar los delitos de los que fue acusado Lula, sino que declara incompetente al juzgado del que era responsable Moro.

Causas pendientes

Los tribunales de Brasilia han de estudiar las causas por las que el ex presidente y líder del Partido de los Trabajadores fue condenado. Ha de decidir si retoma el proceso desde el principio.

Lula da Silva pasó 580 días en prisión por las tres condenas por corrupción. Está en libertad desde finales de 2019, pero aún tiene otras siete causas pendientes, relacionadas por el caso Lava Jato. Las investigaciones se relacionan con sobornos de la constructora Odebrecht para lograr contratos con Petrobras.

En sus redes sociales, Lula ha publicado el fallo y ha reafirmado que fue víctima de un complot del juez Moro.

Uno de los que se congratuló de la decisión del juez Fachim ha sido el vicepresidente segundo del gobierno de España, Pablo Iglesias. Ha aprovechado para aludir al lawfare, esa doctrina ideada por gran parte de la izquierda para explicar las causas judiciales en su contra, todas fruto de una conspiración del establishment.

La revancha en 2022

En 2018 Lula da Silva iba en cabeza en los sondeos frente a Bolsonaro. El líder ultraderechista ganó las elecciones presidenciales. En octubre de 2022 puede darse una revancha. Brasil es un país muy polarizado entre los que apoyan a Lula y los que están radicalmente en contra.

Bolsonaro, muy cuestionado por su desastrosa gestión de la pandemia, se ha mostrado sorprendido por la decisión del juez Fachim. Ha relacionado al magistrado con el Partido de los Trabajadores. Ha dicho que confía en que el plenario del Supremo corrija este error. Asegura que el pueblo de Brasil lo repudiará como candidato en caso de presentarse en las elecciones de 2022.

Acaba de publicarse un sondeo en medios brasileños en el que un 50% se muestra a favor de votar por Lula si se presentara de nuevo. Un 44% afirma que no lo haría. Mientras tanto, Bolsonaro contaría con un 38% de apoyos y un 56% de rechazo.

Brasil acaba de superar los 11 millones de positivos en Covid-19 y los 266.000 fallecidos, según la Universidad Johns Hopkins. El número de muertos supera los 2.000 en las últimas jornadas. Y mientras tanto Bolsonaro sigue llamando quejicas y plañideras a quienes le piden que dé la importancia que merece la lucha contra la pandemia.