En la contienda electoral que ya ha comenzado en la Comunidad de Madrid, Ciudadanos pelea por mantener su marca a flote. Las urnas se abrirán el próximo 4 de mayo para decidir el futuro político de la formación naranja, que busca rebasar la barrera del 5% del voto, límite necesario para lograr representación en la Asamblea de Madrid: si lo logra, aseguraría al menos siete asientos. Quedar por debajo de ese umbral implicaría la extinción del partido de Inés Arrimadas en Madrid y abriría la puerta al principio de la desaparición efectiva de Ciudadanos, que en pocas semanas habría perdido dos gobiernos autonómicos -Murcia y Madrid-.

Para evitar este último escenario, Arrimadas decidió apartar a Ignacio Aguado. Su candidatura estaba cuestionada tanto externa como internamente, entre otras cosas por el ya indisimulado enfrentamiento que mantenía el ex vicepresidente del ejecutivo madrileño con Isabel Díaz Ayuso. Será el que en su día fue el fichaje estrella de Albert Rivera, Edmundo Bal, la última bala del proyecto de Inés Arrimadas. De lograr una representación de siete escaños el proximo 4 de mayo, Ciudadanos puede volver a ser decisivo, tanto a izquierda como a derecha. Y en la dirección naranja, a pesar de la estrategia emprendida por Inés Arrimadas -que ha pasado de vetar a Sánchez a convertirse en un apoyo necesario y de pactar con el PP a intentar desbancarlo- se inclinan por volver a negociar con Ayuso antes que con Ángel Gabilondo.

"El pacto con la izquierda es muy complicado", coinciden varias fuentes de la cúpula naranja consultadas por este periódico, que rechazan a priori la mano tendida de Más Madrid para evitar que Ayuso vuelva a presidir la Comunidad de Madrid. Los liberales admiten que un pacto con el PSOE sería posible si juntos sumasen una mayoría a todas luces imposible en la Comunidad de Madrid, pero consideran que una alianza no sólo con Podemos, sino también con Más Madrid, sería cruzar una línea roja y un "golpe" definitivo e "incoherente con nuestro ideario". "Gabilondo necesita a la izquierda populista para ganar en Madrid. Nosotros no nos podemos prestar a ello", afirman.

Desde la dirección naranja mirarían por tanto de nuevo a su derecha, aunque todo dependerá de la representación que los liberales logren -siempre y cuando consigan salvar el suelo del 5%- y de la fuerza que finalmente arrastre la presidenta de la Comunidad de Madrid, a la que algunos sondeos auguran ya un triunfo cercano a los 60 escaños. La cuestión estará también en si Díaz Ayuso prefiere mirar aún más a su derecha en busca de una alianza, aunque si algo tiene claro tanto el equipo de la líder madrileña como la dirección de Génova es que tras el 4-M habrá un gobierno "monocolor". "Ofreceremos nuestros votos para evitar que entre Vox", insisten en el partido de Inés Arrimadas.

Pese a esta disposición de los naranjas, que darán la batalla por ser decisivos una vez más, lo cierto es que la relación entre Casado y Arrimadas no atraviesa su mejor momento. El pacto entre PSOE y Ciudadanos para desbancar a Fernando López Miras del gobierno de la Región de Murcia mediante una moción de censura que finalmente fracasó fue entendida en la dirección nacional del PP como una "deslealtad" de Arrimadas que no hizo sino acelerar el proceso de 'opa' que los populares cocinaban contra la formación naranja a fuego lento. "Desde este momento, las puertas del PP están abiertas para unir a PP y a Ciudadanos por la base, sean afiliados, sean cargos, sean simpatizantes o sean votantes", expresó el secretario general del PP, Teodoro García Egea, cuando se consumó la "traición" de Murcia.

El trasvase de cargos ha sido continuo desde entonces, y mientras Ciudadanos intenta evitar su absorción por parte del PP, la hemorragia es cada vez más grande. Casado camina sin pausa por la senda de la reunificación del centroderecha cuya primera etapa es la fusión definitiva de los liberales bajo las siglas azules. Fran Hervías, ex secretario de Organización de Ciudadanos, forma parte ahora del mismo departamento pero en la sede de Génova, pero no ha sido el único. También ha dado el 'salto' Toni Cantó, uno de los pesos pesados de Arrimadas hasta hace apenas unas semanas y que ahora irá de 'número 5' en las listas de Díaz Ayuso en Madrid. En cuestión de días, Ciudadanos ha perdido dos gobiernos autonómicos, su grupo en el Congreso se ha quedado con nueve diputados. Tampoco tiene ya representación propia en el Senado tras la salida de Hervías, Ruth Goñi y Emilio Argüeso.

Una lista sin Aguado... y sin Marta Rivera

Ciudadanos dio a conocer el pasado viernes su lista para las elecciones de la Comunidad de Madrid, que encabeza Edmundo Bal y al que acompañan el que fuese portavoz con Ignacio Aguado, César Zafra, y otros miembros de Ciudadanos Madrid, como Esther Ruiz, Tomás Marcos o el ex presidente de la Asamblea de Madrid, Juan Trinidad.

Al margen del 'hombre fuerte' de Inés Arrimadas en la política nacional como cabeza de lista para el 4-M, el partido naranja no ha apostado por más revulsivos políticos para defender su marca en las elecciones, sino por dirigentes que conocen "el funcionamiento institucional y administrativo de la región", en un órdago velado a la flagrante incorporación de Toni Cantó, ex portavoz de Cs en las Cortes Valencianas, a la política madrileña. Tampoco aparece en la lista Ignacio Aguado, ex vicepresidente del Gobierno madrileño, ni los que fueran consejeros del partido naranja. Entre las ausencias destaca la de Marta Rivera de la Cruz, ex consejera de Cultura, un nombre que entra en las quinielas de populares y liberales como el próximo nuevo fichaje del PP.