Cuando lo hacen bien hay que decirlo. Felipe y Letizia han tenido una intensa semana de actos y, dejando atrás la típica tibieza de Casa Real para mostrar apoyos a ciertas causas (no sea que alguien se enfade), han dejado claro un apoyo sin fisuras a Ucrania. ¡Bien! Hay que decir que, entre los royals, fueron los británicos quienes comenzaron a hacerlo (como siempre) y que Kate y William fueron los primeros en poner en redes sociales un mensaje de solidaridad con el pueblo ucraniano. Días más tarde vimos a Carlos y a Camila acudiendo a la Catedral Ortodoxa Ucraniana de Londres.
Los nuestros tardaron algo más, pero el mensaje fue el mismo: un apoyo rotundo a los ucranianos frente a la vil invasión de Putin. El Rey aprovechó su presencia en la cena oficial previa a la inauguración del Mobile World Congress de Barcelona para dejarlo claro. Felipe habló en inglés, castellano y catalán y dio un muy buen discurso, sobre todo en la parte inglesa (siempre digo que da mejores discursos en inglés que en castellano). Frases cortas, directas y al grano. Con mensajes claros, llenos de significado. "We are saddened, but also outraged", dijo en referencia a la situación en Ucrania, algo así como "estamos tristes, pero indignados". ¡Muy bien! Cuando pasó a la parte tecnológica dio datos y porcentajes (¡bravo!), aunque quizás se extendió demasiado con las cifras de asistentes. Pero, bueno, en general estuvo bastante bien. Últimamente parece que Felipe está en racha y ya lleva unos cuantos discursos bordados. Espero que siga así.
Al día siguiente, el Rey inauguró formalmente, junto con el resto de autoridades, entre ellas el presidente de la Generalitat de Cataluña, la nueva edición del Mobile. Estuvo muy bien que dedicara un aparte a jóvenes y que charlara con algunos, pero el momento en que pasó por delante de una línea de jóvenes quedó un tanto frío. El Rey saludó a algunos, pero la puesta en escena quedó desangelada. Una lástima.
Días después, los Reyes presidieron en el Auditorio Baluarte de Pamplona la entrega de las Medallas de Oro al Mérito 2020, un acto cultural en donde, este año, y como galardonado destacado, estaba Antonio Resines.
Al día siguiente, la Reina se trasladó a la Fundación Mutua Madrileña para presidir la entrega de las Ayudas a Proyectos de Acción Social. Letizia dio la campanada y apareció con una vyshyvanka, blusa típica del folklore ucraniano que, por cierto, era muy bonita. Pronto surgió el rumor de que podría haber sido un regalo de Petro Poroshenko, un expresidente de Ucrania que visitó España en viaje oficial en junio del 2018 junto con su esposa, Maryna, pero parece ser que no. Después de repasar la lista de regalos oficiales de aquel año, se ha podido comprobar que Poroshenko le regaló un collar. Así que Letizia debe haber comprado la camisa por ella misma.
Creo que fue un gesto valiente y que estaba muy bien que lo hiciera. Ya que todo el mundo se fija hasta el más mínimo detalle de su atuendo, al menos que sirva para enviar un mensaje. El problema, sin embargo, es que debería haber compaginado la blusa con alguna frase en su discurso. Sí, Letizia dio un discurso en el evento (¡por fin!) y, aunque hay que reconocer que estuvo muy bien (y que habló sin un solo papel delante y no usó el tono de Telediario que normalmente pone cuando habla en público), no dijo nada de Ucrania. Lástima. Una frase al principio hubiese sido bienvenida.
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