Hace poco menos de un mes la presidenta del PP de Madrid y de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, rehuía el debate sobre el modelo de primarias que se convertía en uno de los grandes temas a tratar despejada ya la incógnita y fijado sobre el calendario el 21 congreso extraordinario del partido. Que pese a su carácter fuera de plazos ordinarios, acogerá un debate ideológico y estatutario. Al salir a relucir este asunto, ligado a la convocatoria del cónclave, y al abrir Alberto Núñez Feijóo el debate general, "sin miedo" —porque "si nos incomodasen no plantearíamos un congreso con debate de ponencias", expresó el gallego—, Ayuso afirmó que lo que suceda en el PP, se queda dentro. Lo hizo el 14 de mayo, 24 horas después de que Feijóo ya promocionara una reforma, pero dirigida a un punto contrario al que reclama Ayuso.
El dirigente popular afirmaba que el actual sistema "tiene margen de mejora" y su deseo es el de retomar el clásico, el que dio pie a los liderazgos de Aznar y de Rajoy antes de la reforma acometida en el congreso de 2017 que generó un año después una división entre el voto popular y el interno. En 2018 la entonces exvicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, arrasó en voto popular frente a Pablo Casado, segundo, y María Dolores de Cospedal, tercera. Sin embargo, los afines a la castellano-manchega propiciaron un vuelco en segunda vuelta transfiriendo un respaldo masivo a Casado. No se quería continuar la línea de Rajoy pese a la simpatía social que levantaba su exmano derecha.
El modelo actual es el siguiente. Convocado el congreso, los militantes al corriente de pago en cada territorio eligen a sus compromisarios que le representarán en el congreso, y al mismo tiempo votan directamente al candidato que prefieren —si a diferencia de ahora, con Feijóo como único aspirante, hay más de uno—. Los dos con más apoyo pasan un primer filtro y compiten en el congreso a instancias de la decisión que tomen los compromisarios.
Feijóo quiere retornar al modelo que ahora le llevará directamente a la presidencia del PP, solo por voto de compromisarios al no existir competencia. Quiere que los candidatos se sometan solo a esa representación indirecta de la militancia. Ayuso, pese al silencio previo, hace ya tiempo que viene recalcando cuál es su modelo. Y este domingo, el mismo día en el que los populares, y especialmente Feijóo, salían a la calle contra Pedro Sánchez y el Gobierno, reivindicándose como única alternativa para desbancar a los socialistas, se publicaba una entrevista en ABC a la madrileña en la que ésta dejaba clara su posición: "Un afiliado, un voto".
Apertura total, para que la militancia, en definitiva, y sin compromisarios de por medio, elija la presidencia de los populares. La diferencia de lo verbalizado hasta el momento es que trasladaba que hará las "las propuestas necesarias para que se cumpla en toda España" sin discriminación territorial. Es el modelo del PP de Madrid, "lo que hemos hecho siempre".
Ayuso quiere un sistema de primarias más democrático, abierto y libre. Le dejaría el camino despejado, de querer competir por la presidencia, dada su afinidad con las bases
La principal diferencia entre modelos, además del papel del afiliado, es que la propuesta de Feijóo permite más control sobre el perfil que se promociona para la presidencia, desde un reconocimiento interno de las necesidades de las siglas, mientras que el voto popular directo y único que promociona a Ayuso puede dar pie a perfiles que enganche al votante pero desconozcan o vayan contra el propio aparato.
Silencio ante el modelo de Ayuso
Ayuso mencionó este lunes en una entrevista en Antena 3 que Génova, como ella, comparten la visión de reforma del actual sistema, trasladando una aparente sintonía que en vista de los modelos propuestos no se refleja. Ayuso, frente a ese control del aparato, demanda un sistema "más democrático, abierto y libre" para la renovación del liderazgo en el siguiente cónclave que suceda al de julio. Tras esa promoción, cabe destacar que subyace un conocimiento previo de que su popularidad entre la militancia es amplia. Aunque reiteradamente la lideresa madrileña se ciñe a su papel en la Comunidad. Incluso se abre a un nuevo mandato. Pero su modelo le brinda un resquicio exitoso de querer dar el paso.
En vistas a la complejidad del debate, apenas figuras con peso del partido se han mojado. Únicamente, antes que Ayuso, y en la línea de Feijóo, lo hizo en mayo Juanma Moreno, el líder del PP andaluz frente a los micrófonos de Onda Cero. Rechazó el actual modelo, atribuyéndolo a un momento de competencia con nuevos partidos como Podemos o Ciudadanos, que abogaban por ese sistema abierto a la militancia. "Copiamos un modelo que no está en nuestra cultura de partido", dijo, mostrándose "partidario" de esa revisión del modelo. Aunque vio una posibilidad decantarse por ese modelo directo, sin más, apreció que "hay otras muchas opciones". "Hay que buscar un sistema justo, que no sea complejo y que no genere tensiones o divisiones internas innecesarias", prefirió, ligándose más a lo que contemple Génova.
Juanma Moreno sí se posicionó en mayo. Apuesta por un sistema sencillo, justo y que no genere tensiones internas en el PP
Por ahora, y después de decir Ayuso que hará todo lo que pueda para que el voto sea directo, ninguno de los rostros de la primera fila quisieron posicionarse en el debate que, pese a ser de estatutos, también acaban condicionados por las "dos almas" mayoritarias del PP. La dura, madrileña, con algunos flujos dispersos en los territorios, y la moderada, central, que comparten la mayor parte de las baronías y los aparatos regionales. Mientras Ayuso dispara su propuesta, el resto del partido espera que Génova promocione una propuesta tras el trabajo de los cuatro nombres que trabajan en ella con la supervisión nacional: son los presidentes de Murcia, Fernando López Miras, y de Extremadura, María Guardiola, así como el portavoz en el Ayuntamiento de Barcelona, Daniel Sirera, y la alcaldesa de Santander, Gema Igual. Todos respiran acompasados con Feijóo.
Preguntados por la posición propia y la de Ayuso este lunes, ni la secretaria general, Cuca Gamarra, ni el portavoz nacional, Borja Sémper, lo hicieron. Esperan a conocer la propuesta. En el caso de Sémper, éste digo en rueda de prensa desde Génova que tiene su propia visión, pero espera a la conjunta. Gamarra afirmó que se apostará por la fórmula "más correcta", y abogó por dejar trabajar a los ponentes. En esa línea se posicionan distintas figuras del partido consultados por El Independiente, sin más detalle.
Génova y los populares quiere aplacar el debate temporalmente, al menos hasta que a mediados de mes se publiquen tanto esta ponencia como la política, que abrirá el debate ideológico en distintas cuestiones menos en lo que a la línea de pactos se refiere. Así lo consideran en el partido, que quieren centrarse en ellos mismos sin mirar por el retrovisor.
Las dos "sensibilidades" del PP
También descargó en los ponentes la responsabilidad de posicionarse el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, este lunes en un desayuno informativo. Aunque apreció que los dos le parecen "igual de válidos". Sin embargo, en vista a la dicotomía de "sensibilidades" que reina en el PP, no parece factible que un modelo que beneficiaría a Ayuso, de quererlo, a pujar por la presidencia, vaya a salir adelante. Al menos, de primera mano desde la ponencia —sin contar ya la posibilidad o no de que se aprueben enmiendas—. Sobre todo, en vista a los acontecimientos de los últimos días.
Primero, el desmarque de Ayuso sobre el resto con el plantón por el uso de las lenguas cooficiales en la última Conferencia de Presidentes. Algo que sentó mal en algunas baronías, que trasladaron in situ durante el desarrollo de la cumbre que se podría haber optado por retirarse el pinganillo para no oír la traducción, como hizo el resto de presidentes populares. Segundo, por el discurso de la madrileña en Plaza España, más combativo, mientras que Feijóo apostó por la "centralidad" en la que se identifican el resto de barones. Ayuso dejó patente su lealtad a Feijóo y respaldo para ganarle la Moncloa a Sánchez, pero la manifestación dejó patente que hay dos estilos. Que Madrid se ha convertido en una maquinaria electoral que respira a otro compás para el resto de territorios del PP.
El estilo de Ayuso da juego en Madrid, donde permite, además, neutralizar a Vox, pero en el resto de España, especialmente en Cataluña, Galicia, País Vasco o aquellos territorios con lenguas cooficiales, un posicionamiento como Ayuso, impediría el ascenso electoral soñado por Feijóo. Los barones son conscientes de ello. El propio Mañueco, apreció la existencia de "distintas sensibilidades o intensidades en la forma de ver los principios y valores que siempre hemos tenido en el PP", aunque entre el férreo de Ayuso y el moderado de Feijóo, apostó por ubicarse "en la centralidad" para "abrir los brazos a las personas que quieren que Sánchez deje de ser presidente del Gobierno".
Mientras que esa centralidad aboga por ganar votantes moderados, sin descartar aquellos que vengan de Vox, Ayuso, deja claro que hay que normalizar a Vox frente a la dinámica de pactos con el nacionalismo. "Si se tiene que pactar y lo hace con Vox, como hemos hecho en otras ocasiones, así será. Esto no tiene que ser ni medio cuestionado por gente que no tiene principios y que es capaz de entregarle a personas que tienen delitos de sangre decisiones fundamentales como la Ley de Vivienda". "Con los nacionalistas, que son los que nos han traído aquí, no querría nada [...]. Pactar con Junts es hacerlo con quien te desprecia como español".
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1 Comentarios
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hace 8 minutos
Viendo la historia del partido, el liderazgo natural del PP pasa por Bonilla -aunque Feijoo tenga en mente a otra persona- y lo que es seguro es que no pasa por Madrid. El PP de Madrid es algo diferente y Ayuso lo sabe. Yo leo sus declaraciones en clave de reforzar su papel en la CAM.