Cerrado el capítulo de Madrid y la decisión de Isabel Díaz Ayuso no enmendar las primarias representativas propuestas por la dirección nacional del PP, el segundo foco del 21 congreso popular estaba puesto en el presidente de los populares catalanes, Alejandro Fernández, adscrito a la ponencia política. Y es que es de sobra conocido el rechazo que este líder territorial siente hacia un futurible acercamiento al partido de Carles Puigdemont en caso de necesitar Alberto Nuñez Feijóo de sus votos para una hipotética investidura. Como era de esperar, Fernández alude a la política de alianzas en una enmienda presentada al texto político, y aunque no cita explícitamente a Junts, sí afirma que «resulta inviable llegar a pactos de gobierno con aquellas fuerzas políticas que incluyan entre sus objetivos subvertir el orden constitucional».

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Blanco y en botella. La ponencia popular alude a la cuestión de las alianzas de forma muy colateral al rechazar los cordones sanitarios, lo que parece más una alusión a Vox que a la derecha independentista de Junts y del PNV. Génova no quiere abrir un frente de batalla sobre este asunto, y negocia con Fernández una transaccional que pueda satisfacer a ambas partes, según ha podido conocer El Independiente. Desde el PP aseguran que hay "buena disposición" por ambas partes.

El partido ya ha pactado con Fernández otras enmiendas referidas a la presencia del Estado en Cataluña o reforzar las selecciones deportivas españolas

De hecho, esta no es la única enmienda del líder del PP catalán ya negociada y, adeás, pactada con el equipo de la ponencia política. Hay acuerdo para apelar al reforzamiento de la presencia del Estado en Cataluña así como de la alta inspección educativa para garantizar el cumplimiento de la enseñanza en castellano así como el compromiso de blindar las selecciones deportivas españolas.

Pero mucho más delicado es lo de la política de pactos y no sería la primera vez que Fernández marca profundas distancias con la dirección nacional. Ocurrió tras las elecciones generales del 23-J al trascender algún conato de negociación con Junts. "JUNTS sí es mi RIVAL, un partido cuya tesis esencial es que España es una dictadura dirigida por un Rey fascista, con el que se niegan a "hablar". Que alguien me diga de qué hay que "hablar" con ellos..." escribió el catalán en agosto de 2023. Y durante la campaña de las últimas catalanas se despachó con un "no busquen al moderado de Junts, es un unicornio".

No "hacer ruido"

Pero nadie quiere líos en el 21 congreso de los días 4, 5 y 6 de julio, ni siquiera aquellos que no pocas veces actúan como versos libres. La consigna lanzada es "no hacer ruido" sobre todo habida cuenta de que el PSOE celebra el sábado 5 una reunión de su comité federal para cubrir el enorme boquete que les ha hecho la implicación de Santos Cerdán en la supuesta trama de corrupción del caso Koldo y por la que declarará ante el Supremo el próximo lunes 30.

Partiendo de la base de que siempre es posible que estalle la chispa en algún momento de la cita congresual, el cónclave popular tiene visos de ser una balsa de aceite para Feijóo. Génova vende como una muestra de unidad interna que los 3.264 compromisarios han registrado 1.115 enmiendas a las ponencias, casi cuatro veces menos que en el último congreso ordinario, un lejano mes de febrero de 2017, el último de Mariano Rajoy y que también transcurrió sin sobresaltos. Bien es cierto que entonces se debatieron cinco documentos y esta vez sólo dos, aunque el texto político es una especie de ómnibús más parecido a un programa electoral al uso.

Las enmiendas se reparten de manera desigual. 888 son para la ponencia política y tan sólo 227 para la estatutaria. "Con estas cifras -dicen fuentes populares- cabe destacar la labor de los ponentes, que han conseguido aunar al Partido Popular en torno a unas ponencias que han recibido menos enmiendas y, por lo tanto, mayor respaldo. Se trata de un reconocimiento hacia unas propuestas que tienen un amplio consenso en la militancia del PP".

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