Jim Jarmusch recibió este sábado un sorpresivo León de Oro del Festival de Venecia por su película 'Father Mother Sister Brother', mientras que la gran favorita, 'The voice of Hind Rajab' ('La voz de Hind Rajab'), de Kaouther ben Hania, sobre la guerra de Gaza, se llevó el Gran Premio del Jurado.
Con una película divida en tres capítulos sobre las relaciones familiares y llena de estrellas -como Cate Blanchett, Adam Driver, Charlotte Rampling, Vicky Krieps o Tom Waits-, Jarmusch se hizo con el premio más importante de la 82 edición de la Mostra de Venecia.
El jurado, presidido por el cineasta estadounidense Alexander Payne, concedió el segundo galardón más importante, el León de Plata-Gran Premio, al filme que más impactó este año en Venecia.
El filme de Ben Hania reconstruye el asesinato de la niña de seis años Hind Rajab en enero de 2024 por disparos del Ejército israelí. Y lo hace utilizando las grabaciones reales que la pequeña mantuvo con la Media Luna Roja, a la que pedía ayuda, mientras la burocracia impedía mandar una ambulancia a salvarla.
En cuanto al León de Plata a la mejor dirección fue para el estadounidense Benny Safdie por 'The Smashing Machine' que cuenta la historia real del profesional de la lucha Mark Kerr, interpretado por Dwayne 'La roca' Johnson.
Las mejores interpretaciones, que reciben la Copa Volpi, fueron para el italiano Tony Servillo y la china Xin Zhilei.
Servillo interpreta al presidente italiano en el filme 'La Grazia, de Paolo Sorrentino, mientras que Zhilei es la protagonista de 'The sun rises on us all', la historia del rencuentro de una pareja.
Los franceses Valérie Donzelli y Gilles Marchand se llevaron el premio al mejor guion por 'Á pied d'oeuvre', adaptación de un libro autobiográfico de Frank Curtes, que cuenta cómo se topó con la precariedad laboral al dejar su trabajo de fotógrafo para cumplir su sueño de ser escritor.
El palmarés de la sección oficial se completó con el Premio Especial del Jurado, que fue para el documental 'Sotto le nuvole', del italiano Gianfranco Rosi, sobre la vida que rodea al Vesubio.
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hace 44 minutos
UNA CONDESA CHAPLINIANA
La Condesa de Hong-Kong cuenta en primer lugar con Sophia Loren. Hace unas jornadas describí a Kim Novak como detentadora de espléndidas curvas, acomodadas en las localizaciones escogidas por la Evolución. En el caso de la italiana ídem de lienzo, o mejor dicho, ¡más lienzo! Con el aditamento de que esta última es mucho mejor actriz, justa ganadora de un Oscar y múltiples premios. Una real hembra, sensual a tope, todo Mediterráneo, que además era capaz de interpretar, ¿qué más se puede pedir para una protagonista?
Por ahí nos encontramos igualmente a Brando, considerado el más grande de la Historia. Y el que disienta, que levante el dedo y ¡sea anatema!
Por último, está Chaplin, candidato asimismo a G.O.A.T., aunque él se enfrenta a más competencia, victoriosa ésta habitualmente. Con todo en la suma de créditos para ese Doctorado es difícil igualarle, porque en sus largometrajes era intérprete, director, guionista, compositor (inolvidable Candilejas), productor…, ¿quizás también mozo de cuerda? A ello le adicionamos el ser uno de los pioneros del séptimo arte, de sus creadores.
Contamos incluso, en una aparición especial, con una rubia hitchcokiana, con fobia a las aves, Tippi Hedren.
Con semejante plantel, ¿qué podría ir mal? Pues según los espectadores y críticos de aquellos días (y de otros más cercanos), ¡todo! Fue ampliamente rechazada, en las salas y en las columnas periodísticas.
Una de las “acusaciones” es que era un producto anticuado, que parecía salido de las comedias alocadas de los 30 de Bosque de Acebos, in illo tempore. Honestamente, hay motivos para que sea declarada culpable.
Con todo voy a ponerme el traje de abogado defensor (no de poli malo). Precisamente ese aire obsoleto puede inducir atemporalidad, signo de arte. Admitámoslo, en no pocos momentos aquello tiene pinta de ópera bufa, o de farsa de dormitorio: el amante debajo de la cama, o la querida en el armario. Tantas puertas que se abren y se cierran (¡tras una surge Él Mismo!) ¡pim, pom!, tanta gente escondiéndose unos de otros… No, no podemos negar la evidencia: esto nos recuerda una de Charlot, quien tanto nos hizo desternillarnos, con sus caídas, trompazos, resbalones, estrambóticas peleas, contorsiones, mieditis crónica, tartazos, huidas espantadas ante el Malo (grande y bruto), ¡je, je!
Un momento…, El Vagabundo, cine mudo, narrar (y producir carcajadas) sólo con las imágenes movientes: pues sí puro lenguaje fílmico. Nada de diálogos, todo “dicho” con las “pinturas” que se mueven. Sí, yo también opino que La Quimera del Oro es una de las más Grandes, sin requerir bla-bla-bla. En La Condesa… encuentro a menudo a ese Charlie ingenioso, divertido, inventivo, ¡a través del empleo de los encuadres, sin cháchara!
De acuerdo, este largometraje es teatro filmado en muchos respectos, estático con la cámara, pero desde luego no con los personajes, que no paran de moverse. Y en cómo lo hacen, e interpretan en general veo la mano maestra/directora del buen Charlie. Sin ir más lejos (¿para qué viajar tanto?) la entrada de las tres “señoras” en las habitaciones de Brando, su actitud, sus pintorescas expresiones, su pose extravagante, de desfile de modas picarón (y más): ironía, sorna…, ¿se están cachondeando de Marlon y Sydney Chaplin?, ¿o de mí, sufrido espectador?
¡Y qué me dicen Vds. de la escena del mar agitado y el mareo de nuestros tres protagonistas, buscando cada uno un lugar tranquilo ¡para vomitar!: es puro Charlot, y puede acabar como un pequeño clásico de comicidad visual. Bueno, bueno…, y está esa jovencita modernísima (último chillido de los 60), danzarina con el protagonista; fémina aquejada de omnipresente logorrea, abrumando a aquél con sus reflexiones sobre Aristóteles, el alma y la inmortalidad (Geraldine se lo reitera poco después, ¡je, je!), y citando compulsivamente a su papá. Aquí contamos con el buen ojo, o mejor pluma, de Chaplin-escritor, con sorna sobre esa década alternativa (¿a qué?, ¿a todo?). ¡Ah!, y otra intervención especial, la de la incombustible, inmarcesible y no-irrelefante Margaret Rutherford (-Marple). Pues sí, indudablemente este producto atesora muchos “golpes”, ópticos y lingüísticos; merece mejor nota que la que le dan los críticos.
Nuestro gran actor tiene un papel con pinta de haber sido escrito para Cary Grant. Éste era capaz de hacer payasadas y no descomponerse, no pareciendo ridículo; i. e. hacía el ganso sin inmutarse y te reías con él y no de él. Claro que como actor dramático era ¡nada! Marlon sí lo es, el Mejor; pero se desempeña bien en todo, incluyendo la comedia descabellada (no de toros), v. gr. Dos Seductores. No, no echo de menos a Cary en este trabajo; además hay momentos nada cómicos, donde nuestro actor es insuperable. Y Loren le acompaña muy bien; de hecho ella tiene más peso (sin segundas intenciones tipo Grant) en la trama.
Cuando vi La Condesa… por primera vez, hace múltiples decenios, me reí bastante (pero soy de risa fácil); y ahora…, pues más o menos lo mismo, ¡y no me he infantilizado! No es una gran maestra, pero tiene sus puntos; para mí, ante todo y sobre todo, ese resabio (vituperado en sus días) de producto de épocas pretéritas. Pues bien, si éstas son las del cine silente, el cine puro, lenguaje sin lengua-vocablos, ¡bienvenidas sean! Sé reconoce al Charlot eterno, visual, en ésta su postrera película.