La escena se repite. Un anuncio rotundo de Yolanda Díaz, un intento de enfriamiento de Carlos Cuerpo, un silencio o unas palabras contemporizadoras de la Moncloa. Es lo que volvió a suceder este jueves. La vicepresidenta segunda avanzó la intención de ampliar el permiso laboral retribuido por fallecimiento de familiares hasta un máximo de 10 días, el ministro de Economía llamó a encontrar un "equilibrio" de la mano de las empresas y en el equipo del presidente se acogió a la prudencia: los socialistas no quieren "confrontar" con la líder de Sumar en el Gobierno, lo que desean es que el espacio a su izquierda "se esponje y crezca".
La respuesta no sorprende. La cohabitación entre los dos socios de la coalición no está exenta de fricciones, pero ambas partes siempre reiteran que, aun con diferencias, el Ejecutivo es sólido, que no se romperá y que tiene vocación de continuar su camino hacia el final. Los roces, en esta legislatura, nunca han llegado al nivel de tensión del pasado mandato, cuando quien compartía asiento en el Consejo de Ministros con el PSOE era Podemos, una formación más exigente y partidaria de airear sus discrepancias con el socio mayoritario. Hacer públicas sus divergencias formaba parte de la estrategia de los morados.
La cohabitación entre los dos socios de la coalición no está exenta de fricciones, pero ambas partes siempre reiteran que, aun con diferencias, el Ejecutivo es sólido, que no se romperá y que tiene vocación de continuar su camino hacia el final
Ahora, el nivel de tensión es infinitamente menor, por mucho que se hayan registrados capítulos de mayor voltaje, como la fuerte pelea que libraron María Jesús Montero y Yolanda Díaz, vicepresidenta primera y segunda, a cuenta de la tributación del salario mínimo, contienda que se quedó finalmente en tablas. Ninguna venció al 100%.
Lo que ocurrió este jueves integra el apartado de los roces de menor intensidad entre PSOE y Sumar. Al menos por ahora. Díaz, en un desayuno informativo organizado por Europa Press, adelantó que se iniciarán los trámites, vía real decreto ley, para ampliar los permisos por fallecimiento hasta un máximo de 10 días y poner en marcha otro para cuidados paliativos. Se trataría de llevar esos cambios al Estatuto de los Trabajadores y "seguir ganando derechos".
Díaz plantea que el permiso por fallecimiento pase de los dos días (cuatro si hay desplazamiento) a un máximo de 10, y también crear un permiso para acompañar a familiares en cuidados paliativos
En el Ministerio de Trabajo explicaron que el permiso irá en función del grado de consanguinidad, como ocurre hoy, pero con ese máximo de 10 días. El artículo 37.3 del Estatuto recoge dos días cuando se trata de "fallecimiento del cónyuge, pareja de hecho o parientes hasta el segundo grado de consanguinidad o afinidad", pero son cuatro días si hay desplazamiento. El nuevo permiso que haga posible acompañar los familiares en cuidados paliativos se podrá hacer, en función de las circunstancias, mediante reducción de jornada. Se trataría en ambos casos de permisos retribuidos por las empresas. "Nadie puede trabajar bien a los dos días de fallecer un padre, una madre, un hijo o un amigo. Ningún padre o madre puede trabajar cuando su hija está enferma o en paliativos", señaló Díaz, aunque desde su departamento precisaron que el permiso se daría por fallecimiento o cuidados de familiares.
Los sindicatos CCOO y UGT valoraron como una "buena noticia" el doble anuncio de la vicepresidenta segunda, aunque convinieron que la medida debería abordarse antes en el marco del diálogo social. En cambio, la patronal se opuso frontalmente. El jefe de la CEOE, Antonio Garamendi, advirtió de que Trabajo no le había comunicado previamente su intención y tachó de "ocurrencia" una iniciativa que no se ha estudiado con los agentes sociales y sin información alguna. Se trata de una medida planteada "sin un informe económico" que la sostenga, y acusó a Díaz de anunciarla "para su carrera electoral" y esas "no son las formas".
Los sindicatos aplauden la medida, pero la patronal se opone y la califica de "ocurrencia". Garamendi pide "un permiso para descansar un ratito de los anuncios de Trabajo. "Esos chascarrillos son impropios de alguien como usted", responde Díaz
Por Instagram respondió a Garamendi la propia vicepresidenta segunda. Le pidió que deje de "frivolizar con la vida y el sufrimiento de los españoles". Y es que el líder de los empresarios había pedido, irónicamente, "un permiso para descansar un ratito de los anuncios del Ministerio de Trabajo". "Estos chascarrillos burlándose de la gente que tiene familiares enfermos son impropios de alguien como lo que usted representa", le espetó Díaz, "estoy segura de que muchas personas en sus puestos de trabajo tienen a personas en paliativos o saben lo que es ir a trabajar tras la muerte de un hijo, una madre, un marido o una esposa".
"Conquistar derechos para los trabajadores"
El titular de Economía, Carlos Cuerpo, responsable a su vez de la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos —la sala de máquinas económica del Ejecutivo—, echó mano del freno: es preciso hallar un "equilibrio" trabajando con las empresas. Declaraciones que hizo desde Luxemburgo, adonde acudía para la reunión con sus colegas del Eurogrupo de ayer jueves.
Cuerpo subraya que el Gobierno quiere seguir mejorando las condiciones laborales de los trabajadores, pero a la hora de hacerlo "hay que encontrar un equilibrio" con las empresas
El ministro reconoció que si algo queda "claro" en la actuación del Gobierno es "la constante búsqueda de seguir conquistando derechos para los trabajadores, seguir mejorando las condiciones laborales para nuestros trabajadores", como se plasmó, recordó, en el proyecto de ley de reducción de la jornada laboral, que decayó en septiembre porque Junts se sumó a PP y Vox y lo tumbaron. En esa línea, en la de "conquistar derechos para los trabajadores", el Ejecutivo seguirá "trabajando"." Es cierto por supuesto también que a la hora de hacerlo, como hemos dicho en otros grandes proyectos, hay que encontrar un equilibrio para hacerlo de la mano de nuestras empresas".
Cuerpo evitó valorar la descalificación de Garamendi. "La ambición es máxima —se limitó a reiterar— y tenemos que encontrar una forma equilibrada de seguir adelante, que tenga en cuenta también a las empresas y su capacidad de seguir avanzando en este círculo virtuoso en el que conquistar derechos y seguir creciendo de manera significativa vayan de la mano".
En Trabajo no recibieron las palabras de Cuerpo como una negativa. "Nada de freno. La propia Yolanda aseguró que espera que las empresas acojan con cariño la propuesta, y el ministro de Economía sostuvo que el compromiso del Gobierno con el avance de derechos es total", adujeron en el entorno de Díaz, en el que precisaban que la doble medida anunciada por ella "estaba hablada con la otra parte del Gobierno", con el PSOE. "Pero es que las competencias son nuestras, de Trabajo", avisaron.
Fuentes de Economía rechazaron ir más allá de las palabras de Cuerpo. Precisamente para no elevar la temperatura interna en el Ejecutivo, para no generar más fricciones. Argumentaban que prefieren ser "prudentes". El ministerio ni siquiera confirmó si Cuerpo había sido prevenido por su compañera de Gabinete. Como tampoco lo hizo la Moncloa.
En Trabajo no ven ningún "freno" de Cuerpo y sostienen que el anuncio estaba "pactado" con el PSOE. La Moncloa intenta templar y asume que la vicepresidenta "necesita y quiere buscar su espacio", sacar la cabeza por su pugna con Podemos: "Somos contemporizadores con ella"
Los colaboradores directos de Sánchez explicaban que el objetivo es rehuir la "confrontación" con sus socios de coalición. Ha ocurrido en infinidad de ocasiones. Por ejemplo, hace unas semanas, cuando Sumar se opuso a la disposición adicional que incluyó el decreto ley de embargo de armas a Israel que permite las operaciones con Tel Aviv en casos excepcionales. También cuando se conoció el plan de paz de Donald Trump para Gaza. La Moncloa intenta siempre templar el conflicto, bajarle revoluciones, admitir las diferencias, lógicas en dos partidos distintos, pero salvables.
Los socialistas, pues, asumen que Díaz "necesita y quiere buscar su espacio", "sacar la cabeza", sobre todo por su feroz pugna con Podemos. "Y nosotros debemos respetar y favorecer esa estrategia de Yolanda. Siempre nos mostramos contemporizadores con ella". La convivencia entre los socios, además, es más sencilla. "Antes, con Unidas Podemos, todo era más difícil. Ellos eran más dogmáticos. Aquí no hemos vuelto a ver choques como aquellos de la pasada legislatura", agregaron desde la Moncloa. Las relaciones con los cinco ministros de Sumar —con Díaz, con Ernest Urtasun (Cultura), Mónica García (Sanidad), Sira Rego (Juventud e Infancia) y Pablo Bustinduy (Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030)— son positivas y los socialistas trabajan con sus departamentos con "fluidez". "Todo es bastante normal con ellos", perciben las mismas fuentes.
Cuidar la izquierda
El modus operandi de la vicepresidenta segunda, por lo demás, "siempre es el mismo", según observan en el corazón del Ejecutivo: "Ella primero lanza la moneda, se precipita al anunciar medidas, y luego quienes tenemos que arreglar las cosas somos nosotros. Pero opera su competencia con Podemos, que Sumar no tiene un líder fuerte y que está descabezada".
Los socialistas han venido reclamando la reunificación del espacio a su izquierda, porque si se presenta disgregado, muchos votos se perderán y será imposible reeditar la coalición progresista
Desde la ruptura de Sumar con Podemos, el PSOE y el Gobierno han venido reclamando la reunificación del espacio a su izquierda, porque son plenamente conscientes de que, en unas futuras elecciones, de concurrir por separado, su electorado se desilusionará, muchos votos se irán al sumidero por los efectos del sistema electoral y será muy difícil reeditar la coalición progresista. La Moncloa y varios ministros subrayan que el objetivo de Sánchez no es acabar con su izquierda, porque sabe que una parte de los votantes progresistas nunca prestará su confianza al PSOE, así que lo que quiere es una recomposición competitiva de ese espacio.
"Necesitamos a Sumar y a Podemos. A los dos. Por eso no dirigimos tampoco grandes críticas a Podemos", puntualizan en el equipo directo del presidente. Se ha visto en los últimos días: el ala socialista del Ejecutivo (no así Sumar) se ha conducido con tiento para salvar tanto el decreto ley de embargo de armas —los morados acabaron votando sí— como el dictamen del proyecto de ley de movilidad sostenibel —al final, apostaron por la abstención a cambio del refuerzo de la protección medioambiental de la ampliación de El Prat—. Los ministros de Sánchez han cuidado sus palabras y, ni siquiera en privado, querían reconocer a las claras que estaban negociando con los de Ione Belarra, precisamente para no irritarlos. Se prescribían a sí mismos total "discreción" para no hacer descarrilar las conversaciones.
En el Ejecutivo recalcan que necesitan a Sumar y a Podemos, a los dos, y por eso también miden mucho sus palabras con los morados y han evitado ir al choque con ellos en la última semana
De nuevo, la Moncloa intenta alejar el choque. "No emitimos. Todo bien con Yolanda", concluyen. Tras una mínima erupción, los socialistas buscan la desinflamación con sus socios de coalición.
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