La inmigración ha sido uno de los elementos centrales del crecimiento económico español desde la pandemia. Según indicó el director de Coyuntura Económica de Funcas, Raymond Torres, durante la presentación de las previsiones económicas de las comunidades autónomas para 2025 y 2026, la aportación de "la inmigración explica aproximadamente el 62% de los nuevos trabajadores activos en el periodo 2022-2024". Sin embargo, este impulso podría agotarse. Los datos récord en el precio de la vivienda, especialmente en las grandes áreas urbanas como Madrid o Barcelona, amenazan con frenar la llegada de nuevos inmigrantes y, con ello, el motor de crecimiento que ha sostenido buena parte de la expansión económica reciente que ha permitido a España situarse como una de las economías avanzadas que más crece desde la crisis sanitaria.
Torres explicó que, aunque la inmigración seguirá creciendo en los próximos años, lo hará a un ritmo inferior al registrado desde 2021. Desde Funcas prevén la llegada a España de alrededor de 850.000 extranjeros en el periodo 2025-2027, lo que representaría un 15% menos que en el trienio previo, cuando llegaron más de un millón de inmigrantes. Para el servicio de estudios, esta diferencia no solo responde a razones demográficas o coyunturales, "el precio de la vivienda es una variable que tenemos en cuenta y que explica nuestra previsión de una moderación de la entrada de inmigrantes en España".
Aunque los nuevos residentes siguen optando por instalarse en los grandes polos económicos atraídos por las mayores oportunidades de encontrar trabajo, los costes del alquiler y compra condicionan sus posibilidades de establecerse cerca de sus lugares de trabajo: "Muchos inmigrantes van a lugares probablemente más baratos y se desplazan largas horas cada día para llegar a su puesto de trabajo o comparten pisos o viviendas hasta que realmente no existe otra posibilidad", señaló Torres. Así, la tensión del mercado inmobiliario no impide por completo el flujo migratorio, pero sí altera su distribución territorial.
Y es aquí donde la vivienda se convierte en un factor clave. Si los precios limitan la llegada de inmigrantes precisamente en las regiones donde más se necesitan para sostener el crecimiento —Madrid, Cataluña, País Vasco o Baleares—, la economía española podría ver restringido uno de los motores que le permitió superar con rapidez la crisis pospandemia.
Un efecto que sería especialmente visible en actividades que dependen de la mano de obra extranjera: "En algunos sectores, como la construcción o la hostelería, hubiera sido impensable el crecimiento que se ha producido estos últimos dos o tres años sin la inmigración, porque son mayoritarios en los nuevos empleos creados en esos sectores", apuntó el director de Coyuntura Económica de Funcas. Así, la conclusión es clara: menos llegadas de trabajadores implican que las vacantes tardan más tiempo en cubrirse, que las empresas encuentran más dificultades para contratar, que la reasignación eficiente de mano de obra se resiente y que se amplían las posibildades de que se generen cuellos de botella en sectores sensibles como es precisamente el de la construcción.
Oferta rezagada
El diagnóstico de Funcas encuentra respaldo en otros organismos que apuntan en la misma dirección: el problema es una oferta de vivienda insuficiente. En su último informe sobre migraciones, el Consejo Económico y Social (CES) advertía de que el dinamismo demográfico y laboral impulsado por la población extranjera no se había visto acompañado de un incremento equivalente en la oferta de vivienda. De acuerdo con el Consejo, "el parque de viviendas en 2023 apenas había repuntado el 0,3% respecto al año anterior, mientras que la tasa media de aumento anual de los hogares fue del 1,3%".
Un estancamiento de la oferta que contrasta con el incremento de la demanda y es que, "entre enero de 2021 y abril de 2025, la población de nacionalidad extranjera residente en viviendas familiares había aumentado un 28,8% hasta los 6,8 millones de personas". Por su lado, la población española apenas había variado —un 0,5% en el mismo periodo—.
Además, el organismo subrayaba que las condiciones económicas de la población migrante hacían que el impacto del encarecimiento de la vivienda fuese especialmente acusado. Aunque la mejora del empleo y el incremento de los salarios —en particular el Salario Mínimo, muy presente en sectores con elevado peso de trabajadores extranjeros— podrían haber actuado a favor de un mayor acceso a la vivienda, la crisis del coste de la vida y la insuficiente oferta residencial situaban "en desventaja a la población en peor situación socioeconómica", entre la que se encuentran buena parte de los hogares extranjeros.
Te puede interesar
Lo más visto
Comentarios
Normas ›Para comentar necesitas registrarte a El Independiente. El registro es gratuito y te permitirá comentar en los artículos de El Independiente y recibir por email el boletin diario con las noticias más detacadas.
Regístrate para comentar Ya me he registrado