Luis Rubiales se convirtió el pasado el pasado 17 de mayo de 2018 en el mandamás del fútbol español al ser elegido como presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Un cargo muy goloso por el sueldo que lleva implícito, que es muy superior al del presidente del Gobierno, y por el poder que otorga. Rubiales, además, ha logrado incrementar su poder escalando hasta la vicepresidencia de la FIFA, organismo que le ha suspendido durante 90 días tras el beso no consentido a la futbolista Jenni Hermoso.
Lo más sorprendente es que Jorge Vilda, al que Luis Rubiales defendió a capa y espada y al que subió el sueldo hasta el medio millón de euros, también ha condenado su beso. Lo mismo ha hecho Luis de la Fuente, al que sorprendentemente colocó como al frente de la Selección masculina cuando decidió no ofrecer la renovación a Luis Enrique. Ambos, que le quisieron mostrar su apoyo en la Asamblea Extraordinaria en la que se negó a dimitir, han sido los últimos en contribuir al demorone de su imperio.
El ascenso y la caída de Rubiales
Luis Rubiales se ha convertido en el capo del fútbol español siendo un líder autoritario. No le tembló el pulso a la hora de echar a Julen Lopetegui a dos días de que España empezase su andadura en el Mundial de Rusia de 2018. Lo hizo cuando no llevaba ni dos meses en el cargo, molesto después de que el Real Madrid anunciase el fichaje del vasco como nuevo entrenador.
Tampoco le tembló el pulso cuando, a través de un comunicado emitido por la RFEF, amenazó con jugar en Mundial femenino en el que España se ha proclamado campeona con juveniles si las 15 jugadoras que habían solicitado cambios en la Federación no admitían su error y pedían perdón. Es más, 12 de esas 15 futbolistas no volvieron a enfundarse la camiseta de la Selección.
Sí lo hizo Alexia Putellas pese a que apoyó públicamente a sus compañeras. Toda una doble ganadora del Balón de Oro ha tenido que plegarse ante Rubiales para poder proclamarse campeona del mundo con España. Lo hizo a regañadientes y así lo demostró cuando fue cazada, junto a Jenni Hermoso, haciéndose a un lado para no fotografiarse junto a Luis Rubiales y al seleccionador Jorge Vilda con el trofeo al llegar al aeropuerto. Alexia Putellas tampoco quiso participar en la fiesta que tuvo lugar en Madrid y, aunque fue ovacionada por los asistentes, prefirió no coger el micrófono. Y es que poco más se puede hacer ante un ‘dictador’ como Rubiales más que guardar silencio. Al menos hasta que ha comenzado a desmoronarse su imperio.
La estocada de Jenni Hermoso a Luis Rubiales
El principio del fin de dicho imperio comenzó cuando Jenni Hermoso no se plegó ante Luis Rubiales negándose a salir junto a él en el vídeo con el que pidió perdón. La futbolista, que falló un penalti en la final del Mundial, podría haber marcado el mejor gol de su carrera cuando, a través de su agencia de representación, hizo un llamado público al Consejo Superior de Deportes (CSD) para que, dentro de sus competencias, apoyase y promoviera activamente «la prevención e intervención ante el acoso o abuso sexual, el machismo y el sexismo».
Aunque la cosa se ponía fea para Rubiales, las federaciones territoriales sobre las que se sostiene su imperio convocaron una Asamblea Extraordinaria para mostrar su apoyo al presidente de la RFEF al considerar «desmesurada» la campaña mediática que se ha orquestado contra él. No es de extrañar si de tiene en cuenta que Luis Rubiales fue reelegido como presidente hasta 2024, con los votos de una Asamblea, que fue renovada con su llegada al cargo, cuatro días después de haber aprobado sueldos de hasta 150.000 euros para los presidentes de las federaciones territoriales.
Pero la cosa se puso más fea todavía para Luis Rubiales cuando Athletic, Barcelona, Real Betis, Getafe, Mallorca, Osasuna, Real Sociedad, Villarreal, Cádiz, Elche, Rayo Vallecano, Leganés, Eibar, Alavés, Las Palmas, Lugo, Real Sporting, Tenerife, Ponferradina y Zaragoza se negaron a estar presentes en la Asamblea Extraordinaria convocada para que el fútbol español mostrase su apoyo a Rubiales. Forzado a dimitir, acostumbrado a imponerse ante todos, se negó a hacerlo afirmando que su beso a Jenni Hermoso había sido consentido.
De esta forma, Luis Rubiales se aferraba a su imperio lanzando un órdago al CSD, que fue el que suspendió en su día a José María Villar como presidente de la RFEF tras 29 años en el cargo. En esta ocasión ha sido la FIFA la que lo ha hecho durante 90 días. No le quedaba otra después de que, a través de un segundo comunicado, Jenni Hermoso se declarase «víctima de una agresión, un acto impulsivo y machista fuera de lugar y sin ningún consentimiento» por su parte.
Si Jenni Hermoso se ha sentido liberada para decir «se acabó», aunque al principio calificó el beso de Rubiales como «una mera anécdota sin trascendencia» ante el welfare officer de la FIFA, ha sido porque se ha sentido respaldada por la opinión pública. Y es que Luis Rubiales, que ha construido su imperio gracias al favor de la prensa, a la que ha cuidado como en cócteles como el que organizó para reconocer la labor de los enviados especiales a Catar durante el último Mundial, ha perdido el favor de muchos medios al ver su imperio desmoronarse. Según dijo él mismo en la Asamblea Extraordinaria, por rendir pleitesía «al falso feminismo».
Ya no hay apoyos que sostengan el lucrativo imperio de Rubiales
Rubiales ha construido un imperio muy lucrativo al que se aferra con uñas y dientes. Su sueldo, hasta que se modificó en 2022, era de 160.000 euros brutos anuales más el 15% de los ingresos totales liquidados por la Federación, excluidas las subvenciones. Por tanto, que patrocinadores como Multiópticas, Cerveza Victoria, Seur, Iberdrola, Iberia y Renfe, muchos de los cuales llegaron a la Selección con Luis Rubiales como presidente, se hayan posicionado del lado de Jenni Hermoso, han contribuido a que se desmorone su imperio.
No se desmoronó este imperio tan lucrativo cuando unos audios filtrados por El Confidencial desvelaron que había pactado una prima de 24 millones de euros con Gerard Piqué por llevar la Supercopa de España a Arabia Saudí. Al contrario, se incrementó el sueldo de Luis Rubiales hasta los 675.761,87 euros, 7,5 veces más de lo que gana el presidente del Gobierno, para que éste no estuviese ligado a los ingresos federativos. Además, recibe una ayuda a la vivienda de 3.000 euros brutos al mes.
Tras el cese de la FIFA, que en principio es por 90 días, y a la espera de lo que determine el CSD en primera instancia y el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD) después, resulta evidente que ya no hay apoyos que sostengan este imperio tan lucrativo que ha construido Luis Rubiales en sus cinco años como presidente de la RFEF.
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