El director ejecutivo de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), Ángel de la Fuente, uno los mayores expertos en financiación de las comunidades autónomas en España, ha realizado un estudio sobre la evolución del déficit regional en los últimos años que supone un severo toque de atención al Gobierno: el déficit regional, que prácticamente se ajustó a los objetivos comprometidos con Bruselas en 2016, debe seguir siendo motivo de preocupación, puesto que su reducción el pasado año se debió a factores "artificiales" y "engañosos".

El informe, titulado Las finanzas autonómicas en 2016 y entre 2003 y 2016, se publica en unos momentos en los que, tras haber sido el chivo expiatorio del déficit, el desajuste de las cuentas autonómicas había perdido protagonismo para cederlo a las cuentas desbocadas de la Seguridad Social. El propio Gobierno ha hecho esa lectura. Y no es que el déficit autonómico sea ahora digno de elogio, pero instancias como la Autoridad Fiscal (AIReF) también cuentan con que, junto al superávit de los ayuntamientos, permita cuadrar el agregado de todas las administraciones en 2017 para cumplir con el déficit del 3,1% del PIB.

Sin embargo, frente al déficit oficial del 0,82% del PIB con el que cerraron las comunidades autónomas 2016, Fedea sostiene que, libre de ajustes puramente circunstanciales y no estructurales, el saldo real --que De la Fuente llama subyacente-- sería en realidad del 1,28%, alrededor de casi medio punto porcentual superior (entorno a 5.000 millones de euros).

El informe parte de que el déficit de las comunidades autónomas casi no se redujo en 2015, desde el 1,78% del PIB en 2014 al 1,74% ese año. Sin embargo, en 2016 se produjo un descenso de casi un punto porcentual, hasta el 0,82% del PIB (9.600 millones de euros menos), que era, con todo, superior al objetivo del 0,7%. En la trastienda de esta mejora se observó una mejora de los ingresos del 5% pese a la caída de las transferencias de los Fondos Estructurales europeos de 1.500 millones. En paralelo, las comunidades autónomas experimentaron un descenso de los gastos en algo más del 1,2%. Esto, para Fedea, tiene una lectura clara: "A primera vista los datos son decepcionantes en 2015 y muy positivos en 2016".

Fedea expresa su preocupación por la evolución real del déficit autonómico

Sin embargo, es solo a primera vista, porque un examen más detallado revela algún que otro "factor de preocupación". Para empezar, la reducción del gasto en 2015 se debe, por ejemplo, a una fuerte caída de la partida de intereses, hasta niveles "artificialmente bajos", debido a la "subvención implícita", que suponen las condiciones financieras favorables de los fondos de liquidez autonómicos y para pagos a proveedores que el Gobierno ha ofrecido estos años. Concretamente, las comunidades han recibido del Estado más de 200.000 millones de euros hasta la fecha, por lo que éste es actualmente el cómodo acreedor de más del 50% de sus debes.

La "engañosa" evolución de los ingresos

Al mismo tiempo, De la Fuente advierte de una "irregular y probablemente engañosa evolución de los ingresos ligados al sistema de financiación autonómica".  Para entender esta cuestión hay que tener en cuenta que, en términos generales, las comunidades autónomas reciben cada año una adelanto que es parte de la previsión de ingresos tributarios de ese ejercicio en los impuestos cedidos a las regiones. Dos años después, con el conocimiento ya de los ingresos realmente ejecutados, se realiza una liquidación.

Como resultado, el estancamiento de los ingresos en 2015, cuando ya se había iniciado la recuperación económica, tuvo que ver más con la inercia de la debilidad en la recaudación tributaria de años anteriores. Por el contrario, la mejora en 2016 se explicó por una abultada liquidación positiva del ejercicio 2014. El saldo favorable de esas transferencias del Estado fue el pasado año de 7.600 millones de euros para las comunidades autónomas, 6.000 millones más que en 2015, compensando una menor recaudación fiscal en 2016 por el efecto de la reforma fiscal.

A todo esto hay que sumar que en 2015 se produjeron una serie de gastos atípicos por valor de 3.500 millones de euros, de los que aproximadamente la mitad correspondieron a inversiones mal contabilizadas en su momento.

Descontando todos estos factores, resulta un nuevo cálculo del déficit, un saldo subyacente, que, sin ser oficial, da la medida del problema real de las cuentas autonómicas. Las diferencias son de bulto. En primer lugar, este cálculo arrojaría una senda de ajuste mucho más moderada en el acumulado de los dos últimos años. En lugar de reducirse en casi un punto porcentual, el retroceso del déficit habría sido de menos de dos décimas.

En 2015, cuando tuvieron incidencia los gastos atípicos, la mejora de las cuentas habría sido superior, con un déficit del 1,45% del PIB, en lugar del 1,74%. Sin embargo, el cálculo para 2016 arroja un déficit subyacente del 1,28% del PIB, superior al 0,82% oficial.

Como conclusión, el informe advierte de que "la situación presupuestaria actual de las comunidades autónomas es menos cómoda de lo que podría parecer a primera vista dado que el acercamiento al objetivo de déficit que se observa en los dos últimos ejercicios refleja fundamentalmente una fuerte reducción de los intereses debida a acciones discrecionales del Gobierno que podrían no mantenerse en el futuro".

No es de extrañar en este contexto, que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, haya abierto la puerta a perdonar a las CCAA parte de su deuda. Más aún cuando el incumplimiento de la previsión de ingresos tributarios durante el pasado año por el citado efecto de la reforma fiscal podría llevar a las comunidades a tener que devolver parte de los adelantos en 2018, cuando se haga la liquidación de ese ejercicio.