Apenas dos semanas después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acusara a Catar de estar financiando el terrorismo internacional y su respaldo al boicot emprendido por otros países del Golfo, Qatar Airways –la compañía aérea estatal del emirato y uno de sus baluartes económicos- lanza un órdago a Washington y ha comunicado su intención de comprar un 10% del gigante aéreo norteamericano American Airlines.

Qatar Airways, que es el principal accionista del holding IAG –que agrupa a Iberia, Vueling y British Airways- con un 20%, lanza así un desafío en toda regla a la Administración Trump en un momento de alta tensión diplomática.

El grupo público catarí, según ha revelado al regulador bursátil la propia American Airlines, ha comunicado a la aerolínea estadounidense su intención de hacerse con esa participación comprando acciones en bolsa.  El valor en bolsa del 10% pretendido ronda los 2.400 millones de dólares (unos 2.150 millones de euros al cambio actual).

Qatar Airways habría trasladado a American Airlines su interés comprador mediante una conversación verbal entre los máximos ejecutivos de ambos grupos. Una operación que no ha sido solicitada por American, que se ha encontrado por sorpresa con este movimiento.

Los estatutos de la compañía aérea estadounidense prohíben que cualquier interesado compre más de un 4,75% de sus acciones sin la autorización expresa de su consejo de administración y tras haber recibido una notificación formal por escrito. Así que los planes de Qatar Airways pasan por hacerse en un primer momento con un paquete por ese 4,75% con el consentimiento de la aerolínea texana y posteriormente elevar la participación.

"Qatar Airways ve una importante oportunidad de inversión en American Airlines", ha explicado el grupo catarí en un comunicado. El grupo aeréo con base en Doha sostiene que su intención es tener "una posición pasiva en la compañía sin involucrarnos en su gestión, sus operaciones o su gobernanza" y que "no superará el 4,75% sin el consentimiento previo del consejo de American Airlines".

La legislación estadounidense, además, impide que cualquier inversor extranjero controle derechos políticos superiores al 24,9% en cualquiera de sus aerolíneas.

El paso adelante de Qatar Airways se produce no sólo en plena escalada diplomática entre Washington y Doha, sino que llega después de años de enfrentamiento entre los grandes grupos aéreos estadounidenses y las compañías del Golfo Pérsico. Los grupos aéreos occidentales han denunciado con insistencia que la feroz expansión de sus rivales de los emiratos venía respaldada a base de petrodólares y han pedido frenarlos por la competencia desleal que ejercen con esas ayudas públicas.